La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Hoy es siempre todavía || Aitana Castaño | Periodista y escritora

“La Cuenca da identidad difusa, no de territorio –mucha gente ye de fuera– sino de forma de vida”

“Alfonso Zapico y yo somos la última generación que vio aquel tiempo y la primera no vinculada generacionalmente a la mina”

Aitana Castaño.

Aitana Castaño (Langreo, Asturias, 1980), licenciada en Periodismo por la Complutense, redactora de la TPA, ha escrito dos libros centrados en las cuencas mineras ilustrados por el dibujante Alfonso Zapico, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, que son fenómeno: “Niños de humo” (2018), casi 10.000 ejemplares, y “Carboneras” (finales de 2020), cerca de 8.000.

–Teníamos dudas con “Carboneras”, que salió en noviembre, pero es un éxito de ventas, aunque prefiero el de crítica, es decir, el de los mis amigos y el cariño de les mis vecines que lu leen y me dicen que-yos presta o que lloraron.

–¿La quieren las vecinas?

–Sí. Vivir en un pueblu y salir en la TPA ye interesante. Noto el cariñu tolos días. Otros tienen huerta.

–¿Salen de Asturias?

–Jorge Salvador Galindo, el editor de Pez de Plata, observa que se vende en zonas industriales de País Vasco y Cataluña, en Madrid... Están en 301 librerías. Muchos llegan a ellos por Alfonso Zapico, que los hace joya. Aparte de su cultura literaria y audiovisual, es muy buena gente. Habría sido amiga de Alfonso en el colegio. Fui a clase con Manuela, la muyer, muy buena neña.

–¿Dónde vive usted?

–En el barrio de la Torre de Abajo, de aluvión, frontera con Ciaño, un ensanche de Sama con edificios de los años 60-70, salvo el Sanatorio Adaro y alguna casuca.

–Pero sin colomines.

–En Sama solo tien barriada La Joécara. “Les colomines” ye como llamen a la barriada en el Caudal, pero pues llamalo de un modo u otro porque soy pancuenquista. Métome con los de Mieres, pa la risa, pero no permito que nadie se meta con ellos. Conocí Mieres gracias a mis años de LA NUEVA ESPAÑA.

Aitana Castaño. | IRMA COLLÍN

–¿Vive lejos de donde nació?

–Nací en el Materno de Oviedo porque fui embarazo complicado, pero hasta los 18 viví en la carretera Les Cubes, frontera entre Langreo y San Martín del Rey Aurelio. Somos más de Langreo que los de Sama y muy de El Entrego, donde vamos al médico y a comprar.

–¿Por qué no marcha?

–Toi a gusto y tengo naturaleza cerca. Viví en muchos sitios. Cuando mi padre trabajaba con Gerardo Iglesias vivimos en Guadalajara, en Madrid, donde estudié. No tengo casa de referencia, pero sí tierra de referencia: Langreo.

–Dicen que es decadente.

–Si nos vamos todos, más. Todo tiene su encanto. Es una decisión militante y no me hace falta. Trabayo en Oviedo; el mi mozu, en Gijón, y pagamos menos de la mitad que en Oviedo o en Gijón. Seguro que hay una rama de marxismo práctico que defiende eso.

–¿Lo lleva a la identidad?

–La Cuenca da una identidad muy difusa, no del territorio –ye raro no tener familia de Andalucía, de León, de Extremadura, de Portugal– sino de una forma de vida...

–... Que se muere.

–Hay mineros de 50 años. Todo acabará pareciéndose al resto del mundo. Esa identidad del modo de vida se hizo en dos generaciones y cuando acabe surgirá la identidad del territorio. Alfonso Zapico dice que somos bastardos

Aitana Castaño es hija de Juan Ignacio Castaño, que fue el concejal más joven de Langreo en la primera Corporación democrática, del Partido Comunista, y de Flora Díaz Borbolla, que fue cocinera, trabajó en ayuda a domicilio y limpieza. Desde hace diez años tienen restaurante en Tresgrandas. Su hermana pequeña, María, ingeniera forestal, trabaja en la Universidad, y su tesis doctoral también estuvo ligada a las cuencas mineras.

–Fuera mascarilla. ¿Cómo ve el presente de las Cuencas?

–Cuando había muchos mineros también había mucha contaminación, se construyeron cases a lo xole y se esquilmó la tierra por dentro y por fuera. Ahora, no. Habrá que buscar otra manera con una visión justa y real en el complicado contexto de Asturias. Hoy nadie cree que llegará una empresa y creará 15.000 puestos de trabayu, salvo que seamos Taiwán y haya talleres de ropa en Lada, pero hay que poner en valor el parque de viviendas para atraer a gente. Alfonso y yo decimos que somos la última generación que vio aquellas cuencas y la primera no generacionalmente vinculada a la mina.

–¿Por qué contó estas historias día a día?

–Por saldar parte de una deuda que tengo con les Cuenques, que me formaron y marcaron.

–¿Lo siguiente?

–Una ficción sobre la reconversión de los 90 y 2000.

–¿Cuánto deben las Cuencas a Villa?

–Hay gente que mucho. En casa se decía que nosotros, nada, porque éramos de CC OO. Sufrí el estar con ellos o contra ellos. Villa dejó una impronta de vanidad desmedida y de sed de poder. Es listo, pero no creo que se le deba tanto. Cuando se supo su regularización fiscal hubo gente que, sinceramente, se defraudó, y otros pensaron: nada que no supiéramos.

–¿Por qué es periodista?

–Cuando yo tenía 9 años mi padre fue a Bonn como observador internacional del PCE para la unificación alemana. En casa no había muches perres, pero sí muches narratives. Yo era un poco repipi porque en casa se hablaba de la caída del muro de Berlín, de Gorbachov, de la primera guerra del Golfo; se participaba en movimientos sociales, culturales y vecinales, y había periódico y telediario. En Navidad hablamos de política, pero somos más o menos de la misma raza y no hay pelea.

–¿Cómo fue su Madrid?

–Convulso, como debe ser toda juventud. Me tocaron el “No a la guerra” y el “Prestige” y el 11M y la manifestación ante Génova 13, en la que estuve. Disfruté mucho, pero la gran ciudad no entró en mí. Mi pueblu era el barrio de Argüelles, todos los edificios teníen carboneres y cargaban carbón de León a palaes. El Estado debería pagar a todos los jóvenes, al menos, un año fuera de casa. Hice toda la carrera con becas, ninguna minera.

–¿Cuánto tardará en vivir en Gijón, como buena hija de la Cuenca?

–No me prohíbo nada, pero trabajo en la calle Cimadevilla y una de las cosas mejores que le puede pasar a una guaja de la Cuenca ye llegar a les ocho la mañana y encontrar el Oviedo Antiguo precioso y limpio, todo para ti. Otru pueblu.

Compartir el artículo

stats