Estas son cuatro historias de mujeres que se sienten integradas y disfrutan de sus trabajos. Tres de ellas no perciben actitudes machistas en su entorno laboral. Una sí lo padece.

La inspectora de la Policía Nacional

María de los Reyes Fernández es inspectora de la Policía Nacional y está destinada en Santa Cruz de Tenerife. Es la jefa del Grupo de Homicidios de la Brigada Provincial de Policía Judicial. Es hija de militar naval, a quien recuerda como un profesional entregado. Pero, como niños, "nos pesaron más los sacrificios", explica María, en referencia a los cambios de destino, el tiempo fuera del hogar o la pérdida de círculos de amistades. Eso le hizo tener una visión negativa de las fuerzas y cuerpos de seguridad. Estudió Derecho para ser juez. Cursó un Máster en Derecho Mercantil y fue contratada por un conocido despacho de letrados, Deloitte. Un día, una persona le habló de que, con su formación, por qué no entraba en la Policía Nacional, directamente a la escala ejecutiva. Su respuesta fue: "¿eso qué es?". A los 15 días, "dejé el despacho y me encerré en una biblioteca" a preparar la oposición, relata. Trabajó seis meses en la Unidad de Delincuencia Económica y Violenta (UDEV) de la Comisaría General de Policía Judicial, tres años en el Grupo de Delitos Tecnológicos, otro en la Unidad de Drogas y Crimen Organizado, más de tres años en un Grupo de Investigación de una Comisaría local y, desde mayo pasado, en Homicidios. Cuenta que, desde que entró en el cuerpo, "me siento orgullosa, plenamente integrada y feliz de dedicarme diariamente a una labor que me reporta una realización personal que no hay sueldo que pague". "Jamás me he sentido discriminada" por ser mujer.

Opina que en la sociedad es necesaria una "igualdad real, no meramente formal, así como incentivar las mismas oportunidades de disfrute de derechos". Señala que sigue siendo muy superior el porcentaje de contratos temporales y a tiempo parcial para las mujeres. Defiende que aumente la visibilidad de estas en puestos de responsabilidad, "siempre y cuando se ocupen por competencia; no estoy a favor de cumplir porcentajes". En el camino hacia la igualdad, apuesta por la corresponsabilidad, pues "las mujeres dedican más tiempo que los hombres a actividades no remuneradas". Cree necesario seguir en la línea de impartir valores desde el sistema educativo en dicha materia. ¿Hay una vuelta a los comportamientos machistas? "Quiero pensar que no, aunque he de reconocer que quizás no se avanza a la velocidad esperada". "Los jóvenes son reflejo de las generaciones que les educan, por lo que no podemos culparles a ellos", indica. Cree que "las redes sociales o la velocidad a la que fluye la información hacen más visibles los comportamientos machistas, pero no creo que hayan aumentado". Opina que también influye que "ha crecido la parte que defiende a la mujer y, obviamente, saca a la luz" este tipo de actitudes "que quizás antes no se les daba el espacio necesario". No cree que tenga que demostrar más que sus compañeros para ser reconocida. "Me siento muy valorada desde todos los niveles", refiere. Y considera que "todo jefe que trabaja, se implica, llega la primera y se va la última, no exige más de lo que da, es valorada; no es una cuestión de género, sino de profesionalidad y vocación".

La agente de policía local

Loreto Dorta Duranza es policía local de la localidad tinerfeña Guía de Isora. En los primeros años de la juventud nunca pensó en formarse para entrar en un cuerpo de seguridad. Pero a los 25 años le empezó a llamar la atención la profesión. En aquella época trabajaba en el Área de Deportes del Ayuntamiento de dicho municipio y fueron los propios integrantes de la Policía Local quienes la animaron a presentarse. "A partir de ahí, empezó mi vocación", aclara. Antes de interesarse por la seguridad, estudió un curso superior de Animación en Actividades Físicas y Deportivas. Como agente se ha formado en materia de Trabajo, Menores, Violencia de Género y Tráfico, entre otras cosas. Son muchas las labores que hace a diario en su actividad profesional, desde dirigir el tráfico en la entrada y salida de colegios e institutos o en fiestas, hasta las diligencias oportunas en accidentes de tráfico, atestados, alcoholemias o asistencia a los heridos. También efectúa informes sobre violencia de género o menores, toma de declaración en denuncias o informes relacionados con otras áreas del Ayuntamiento.

Sin malas experiencias

Tomó posesión en el 2008 "y nunca me he sentido desplazada por mis compañeros", aclara. "A pesar de que era la única mujer en el equipo de trabajo, me he integrado muy bien", matiza. Hace pocos días se han incorporado dos nuevas mujeres a la Policía Local de Guía de Isora, por lo que ya son tres féminas en el colectivo. Dorta manifiesta que "no tengo ninguna mala experiencia ni episodio machista que pueda contar; nunca me han discriminado ni han puesto en duda mi labor como policía". "No sé si es algo que harán a mi espalda, pero, desde luego, no me lo han hecho sentir", explica. Apunta que "me imagino que, al principio, pudo chocarles tener una compañera, y no tendría que ser así, pero siempre me han respetado".

¿Qué valores humanos y profesionales defiende entre su equipo? Sobre todo, la empatía entre compañeros y compañeras y hacia el ciudadano; pero también la responsabilidad profesional, la paciencia y la humanidad. Para alcanzar la plena igualdad, plantea la importancia de ser capaces de entender y comprender a las personas que nos rodean. "La educación también es fundamental; educar desde pequeños en valores de igualdad y de respeto, también repudiar y recriminar actitudes machistas". Por último, demanda la igualdad en el ámbito laboral, "tanto en cargos como en remuneración". Loreto, "desgraciadamente", sí aprecia una involución en las conductas machistas entre los adolescentes; "no todos, claro, pero una pequeña minoría ya es suficiente". Por ejemplo, en muchos casos, "cuando las adolescentes entran en el instituto, sus parejas las acompañan hasta la misma puerta y las esperan en la salida; cero independencia", señala esta agente. Como en el caso de la inspectora Fernández, no siente que tenga que trabajar más para alcanzar reconocimiento. "Debo cumplir con mi trabajo como el resto de mis compañeros; no trato de demostrarle nada a nadie, solo a mí misma", afirma. "¿Esfuerzo? Sí, mucho, como todos, y ellos lo saben; participo en las reuniones y se tiene en cuenta mi opinión; y todo esto debe ser lo normal".

La guardia civil

Lorena Coello Hernández es agente de la Guardia Civil de Tráfico. Desde niña le llamó mucho la atención el trabajo que realizaba la Guardia Civil y lo que transmitía a la población: "esa sensación de seguridad y respeto que desprende la presencia de una patrulla ante cualquier situación". Aunque no tenía ningún referente familiar que hubiera pertenecido a la Institución, decidió preparar la oposición de ingreso y no dudó de querer dedicar su vida profesional a la Guardia Civil, especialmente a la Agrupación de Tráfico. Entró en la Academia de la Guardia Civil con 19 años y con el Bachiller aprobado. Hace años empezó a estudiar derecho en la UNED. Cuando salió de la Academia de Baeza (Jaén), pasó destinada como Guardia Civil en prácticas al puesto principal de Tacoronte, donde, durante un año, realizó tareas de Seguridad Ciudadana. Después trabajó en el centro penitenciario Tenerife II, donde permaneció un año y medio. Y en aquella época decidió hacer el curso de especialización de Tráfico. Al finalizarlo, pasó destinada al destacamento de Tráfico de Garachico, que en la actualidad se encuentra en el municipio de Icod de los Vinos, donde presta servicio ahora.

En los peores momentos

Desde el primer día "en que comencé a trabajar en la Guardia Civil siempre he realizado mi trabajo con entusiasmo, ilusión y con espíritu de compromiso, incluso en las mil situaciones difíciles a las que tenemos que enfrentarnos de manera habitual, debido a que, cuando requieren de nuestra presencia, es porque hay problemas…", comenta. Esta agente señala que, "en muchas ocasiones, intervenimos en los peores momentos que vive una persona; situaciones de estrés que en ocasiones conllevan un desenlace fatal". Para esas circunstancias, "tanto mis compañeros masculinos como yo hemos recibido la misma formación, realizamos nuestro trabajo en igualdad de condiciones, asumiendo los mismos riesgos, por lo que somos un equipo sin hacer diferencia alguna por razón de sexo", comenta Coello. Aclara que "jamás he sentido ningún tipo de discriminación ni trato diferente en la Guardia Civil por el hecho de ser mujer, ni de mis compañeros con los que hago el servicio diariamente, así como tampoco de mis compañeros mandos de esta institución; siempre ha existido un trato muy cordial y humano entre todos, haciendo que, como no puede ser de otra manera, me sienta como una guardia civil más". Los agentes veteranos "eran, tal vez, los que más observaban tu comportamiento, tu forma de trabajar o estudiaban tus movimientos, pero lo hacían siempre de una manera respetuosa y porque de alguna manera se estaban acostumbrando a la presencia de una mujer que vestía con el mismo uniforme que ellos". En los 16 años que lleva en la Guardia Civil, Lorena Coello ha conocido a muchos profesionales entregados a la institución, "que me han enseñado su parte más humana; llegamos a crear vínculos muy estrechos, ya que pasamos muchas horas juntos, llegando a conocernos hasta en el ámbito familiar y creando nexos de unión que nos unirán para siempre". Por eso, entre ellos aseguran que: "lo que ha unido la Guardia Civil, que no lo separe nadie". Sobre si debe esforzarse más que sus compañeros para ser reconocida, cree que "son ellos quiénes me valoran cada día más, no por ser mujer, sino por ser una más, que cada día sale a trabajar sin hacer diferencia por tener otro sexo, con los mismos medios de los que nos dota la Agrupación, cumpliendo los mismos horarios y con las mismas retribuciones por el servicio realizado".

La bombera

Luisa Thalía Sánchez Melián es bombera en el Consorcio de Tenerife. Desde niña le gustaba ayudar, trabajar en emergencias y situaciones complicadas, apagar fuegos en el monte y defender naturaleza, así como las cuestiones de carácter social. Estuvo cinco años en Cruz Roja Española en los años 80. Le atraía estar cerca de la gente que lo pasa mal y sufre. Un día, un compañero de trabajo le dijo que iban a sacar plazas de bombero. Durante cuatro años se preparó y se presentó a tres oposiciones, hasta que entró en los bomberos del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, que después se integraron en el Consorcio Insular. Su profesión es vocacional y en su trabajo ha encontrado "la manera de poder dar todo lo que siento y deseo hacia las personas que lo pasan mal en un incendio, en un accidente de tráfico, en un ascensor, en una inundación, o bien a un niño o persona mayor encerrada en una casa".

Tiene una experiencia de casi 30 años y dice que su trabajo "es lo mejor que me ha pasado". Recuerda que, cuando accedió, en 1993. Su formación ha estado relacionada con "el trabajo en la calle". Esa ha sido su facultad universitaria. En un sector mayoritariamente masculino, explica que su labor es "exactamente la misma que todos ellos, ni más ni menos". Asegura que "aquí hay bomberos que son machistas; son la excepción, pero los hay". No obstante, aclara que "la gran mayoría es gente estupenda". Tampoco ha percibido que nadie en la calle la haya cuestionado por ser mujer; todo lo contrario, "a veces, se quedan admirados por ver trabajar a una mujer de bombero". De los valores éticos en su labor, destaca el saber estar con las personas que sufren, ponerse en su lugar o transmitir confianza y tranquilidad. "Para mí, eso es lo más grande; que una persona que todo lo ve mal en ese momento, confíe en ti; eso no tiene precio", comenta. Sobre si aprecia una involución hacia una sociedad machista, es tajante: "sí, lamentablemente, hay muchas mujeres que votan por Vox un partido de ultraderecha y machista; ¿cómo es posible? ¿que no les importa que sus novios sean celosos o les miren el móvil? Esto es increíble".