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“La tierra de los fracasados”, de Alicia Louzao, Mejor Poema del Mundo en 2021

“La poesía entra en nuestro cerebro sin que nos percatemos de ello, es una invitada clandestina”, declara la joven autora gallega

Alicia Louzao

Alicia Louzao (Ferrol, 1987) es la autora del Mejor Poema del Mundo. “La tierra de los fracasados”, con el que concurrió al VIII Premio Internacional de Poesía Jovellanos convocado por Ediciones Nobel, fue elegido entre 2.669 candidaturas, poemas enviados desde 52 países y en 19 idiomas distintos. El jurado valoró en él sus “versículos de aliento bíblico y alucinatorio con imágenes muy impactantes y una originalísima mezcla entre elementos oníricos y cierto prosaísmo costumbrista”. Louzao, filóloga, profesora de Literatura y con dos poemarios publicados, comentó la concesión del premio telefónicamente con LA NUEVA ESPAÑA y reflexionó sobre como la poesía lo imbuye todo. “Hay personas que dicen que no les gusta y son consumidoras de poesía, en las letras de las canciones, en algún verso que conocen... Lo de la poesía es algo parecido a una hipnosis, algo mágico. Entra en nuestro cerebro sin que nos percatemos de ello, una invitada clandestina”, comentó la autora, que se declaró admiradora de Ángel González.

La lectura del fallo del Jovellanos fue uno de los actos principales del Día Mundial de la Poesía, que se celebraba ayer y que Asturias aprovechó para dar impulso a su candidatura a “Capital Mundial de la Poesía” ante la Unesco. La secretaria del jurado, Ana de la Calle, y el poeta asturiano Javier Almuzara comunicaron el nombre de la ganadora, ayer al mediodía en el edificio histórico de la Universidad de Oviedo. “La gente busca la poesía con desesperación y eso la lleva adonde se encuentra diluida, en canciones, mensajes publicitarios...”, comentó Almuzara, durante el acto, conectando, en ese razonamiento, con la ganadora del premio.

Louzao, doctora en Filología Hispánica y licenciada en Filología Inglesa, da clases en un instituto madrileño y ha publicado los poemarios “Manual para la comprensión del insomnio” y “El circo volador”. El poema premiado en este certamen será editado en un libro con los treinta finalistas. El premio, con el que colabora la Fundación Ramón Areces, está dotado con 2.000 euros.

Marirreguera, en disco

El Centro de Estudios del Alfoz de Gauzón ha editado un disco que pone voz al poeta Antón de Marirreguera con una locución de Enrique Carballeira de los poemas “Pleitu ente Uviéu y Mérida” y la fábula “Hero y Lleandro”. Los casi veinte minutos del audio permitirán acercarse a la figura del poeta nacido en Logrezana (Carreño) en el siglo XVII. La primera de las dos obras, datada en 1639, está considerada la primera pieza literaria en asturiano. Este disco es una de las aportaciones del Centro de Estudios del Alfoz de Gauzón a la iniciativa “Asturias, capital mundial de la poesía”. Además, ayer, los pacientes de los hospitales asturianos recibieron, con sus menús, poemas, una iniciativa ligada a la candidatura “Asturias, Capital Mundial de la Poesía”.

La tierra de los fracasados


Las madres arden

y los profetas caen por el peso del mundo.

Ya había sucedido hace muchos años pero nadie se acuerda.

De las cosas tristes nadie se acuerda. Las dejamos colgando de los árboles y las barremos con escobas y les echamos lejía y veneno para cucarachas.

Sin saber que los que no hablan serán los que conquisten el mundo.

Había sucedido hace muchos años.

Y cada jueves o viernes por la noche.

Cuando girabas la cabeza para ver que todo lo que respiraba se había ido para siempre. Que lo que agarrabas con las manos se había ido para siempre.

En la tierra de los fracasados los hermanos son altivos y se están quedando calvos.

Aman a sus mujeres porque es lo único que tienen. Aunque ellas sean de cartulina oscura y tengan poco que decir.

Las madres arden.

Los padres buscan barriles con los que rodar por el suelo.

Y los profetas caen por el peso del mundo.

Ya había sucedido hace muchos años pero nadie se acuerda.

Ya había sucedido en enero cuando se acababa el invierno de la maleta y en la mesa no estaban los ojos que sabían mirarte. Que sabían lo que escondes porque sabían mirarte.

Como un águila sabe mirar a una piedra.

Como un águila sabe que una piedra no le alimenta. Pero tampoco le hace daño. Tampoco la va a atacar. La dejará volar triste mientras busca algo que realmente se mueva.

Puede que eso fuera nuestro apocalipsis.

Imagino que esto ya había sucedido hace tiempo. Me lo soplaron en el oído con un rumor de cartas aceitosas y cabello ensortijado. Lo supe de inmediato. Los paseos solitarios, las flores en la carretera, el dolor en los labios y en los dientes que muerden los labios.

Los paseos solitarios.

La falta de una voz que preparaba macarrones y preparaba lentejas y el apocalipsis que vino a la cueva donde tú sabías mirarme como el águila sabe mirar a una piedra. Que sabe que no le va a hacer daño. La mueve con el pico o la golpea con las alas para que se vaya caminando hacia el abismo.

Ya había sucedido hace muchos años.

Los hermanos en su armario de juguetes siendo mayores y siendo diabéticos y siendo estúpidos como un sombrero de paja en un espantapájaros al sol. Las madres que arden. Los padres en los barriles y las flores en las carreteras.

Y el paseo solitario en la tierra de los fracasados.

Donde siempre huele a mar y a pescado y a sal. Donde los abuelos se apoyan en las barandillas contando los barcos pesqueros clavados en el agua como un pensamiento y una enfermedad. Los hermanos creciendo dentro de los armarios.

Las calles desiertas.

Lo de siempre.

Y los chicos que prometen una ola pasajera y se suben a una cama y dan saltos hasta por fin desaparecer del mapa con su gato con sus ojos con su pelo en la espalda con su camisa abrochada

con sus miserias.

La tierra de los fracasados tiene mucho que opinar sobre el apocalipsis y sobre la Historia que Estamos Viviendo. Porque los paseos solitarios comenzaron hace años y los cristales rotos en las tiendas y los que no tienen dónde ir.

Esto ya había sucedido hace tiempo. Pero nadie se acuerda

de que es el pan nuestro de cada día.

Los profetas caen con todo el peso del mundo.

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