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Roman Simovic: “En el Reino Unido, por la pandemia, muchos músicos han tenido que reconvertirse en repartidores”

El violinista, concertino de la London Symphony, interpreta a Prokofiev con la OSPA, en mañana en Gijon y pasado en Oviedo

Roman Simovic, ayer en un descanso del ensayo con la OSPA en el Auditorio de Oviedo. | Miki López

La Orquesta Sinfónica Principado de Asturias (OSPA) retoma su actividad tras el descanso de Semana Santa con el primer concierto de la nueva temporada de primavera. El violinista Roman Simovic es el artista y director invitado de la sinfónica asturiana para las dos citas que tendrán lugar mañana en el Teatro Filarmónica de Gijón (19:30) y el viernes en el Auditorio de Oviedo (19:00). Simovic es concertino de la orquesta London Symphony desde 2010 y cuenta con unas carrera internacional como solista que respalda una extensa discografía. Viaja y toca un violín de Antonio Stradivari de 1709.

Ésta es su primera visita a Oviedo y su primer trabajo con la OSPA. “No podíamos empezar mejor”, comenta entre bromas refiriéndose a la dificultad que presenta el Concierto para violín nº 2 de Prokofiev “a la hora de introducir cambios de carácter y tempo. Soy consciente de que no es un trabajo fácil, y de que tener un director al lado ayudaría a la hora de centrarme en mi parte y desvincularme de la orquesta, pero creo que así se desarrolla el trabajo de conjunto entre los músicos, nos ponen más en alerta y nos dan libertad para tomar nuestras propias decisiones”.

Simovic ha querido aunar este concierto con la famosa Sinfonía nº 2 de Mendelsshon “Italia”, sobre la que “se ha generado un debate sobre si su estilo debería ser más próximo al Barroco o al Romanticismo. Personalmente me quedo con esta última opción”.

Simovic celebra que las salas de conciertos y los teatros estén abiertos y con actividad musical en España, algo que confiesa es “imposible por el momento en Londres”, donde reside. “Hay un número ingente de músicos profesionales que han tenido que abandonar la profesión después de veinticinco o treinta años porque muchas orquestas han cerrado, o están recortando los salarios de los profesores ante la cancelación masiva que sufrimos”. Asegura que muy pocos músicos en Inglaterra pueden acogerse a las ayudas del gobierno, y que muchos “han tenido que reconvertirse en repartidores para grandes empresas. Es algo terrible”. Dice que el mundo musical está desamparado por los políticos, en una línea similar a los impagos que se han llevado a cabo en algunas empresas y teatros de Estados Unidos. “Un ejemplo de cómo hacer las cosas mal, porque hay países como Alemania, que mantienen la actividad cultural cerrada, pero han dado unas ayudas muy significativas a los artistas al principio de la pandemia. Es sabido que Angela Merkel es una persona con cierta sensibilidad para la música. Sin embargo, en Inglaterra la situación es distinta”.

Simovic es muy crítico con la clase política en Inglaterra, no solo porque “el caso de España ha demostrado que la cultura y la salud en la pandemia son compatibles en estos tiempos”, sino por los problemas que el Brexit está generando a los músicos por culpa de la extensión de visados para poder tocar en Europa. “Perdemos y perderemos en el futuro una cantidad enorme de conciertos si no se llega a una solución con los visados para poder tocar y movernos con libertad” como antes “por culpa de una decisión política absurda que, por supuesto no comparto, y que solo busca separar y poner fronteras en un mundo que tiende a estar cada vez más globalizado”, explica. Como ejemplo, detalla que el pasado mes de febrero no pudo viajar para tocar en Madrid por que la embajada no logró emitir su visado a tiempo. “A todos estos percances, hay que sumar el dinero que cuesta emitirlos, los PCR que tenemos que hacer y la cuarentena que hay que guardar de vuelta a Inglaterra, algo que no todo el mundo se puede permitir”.

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