El joven pianista ucraniano Dmytro Choni, ganador del XIX Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O’Shea, fue el encargado de abrir ayer la temporada de primavera de las Jornadas de Piano “Luis G. Iberni”, que cuentan con el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA, y lo hizo iluminando una tarde que más bien parecía otoñal.

El público, que acudió en mayor número que en otras ocasiones al Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, asistió a un entusiasta doble debut del ucraniano. Era la primera vez de Choni y en Oviedo, y era la primera vez que se enfrentaba al “Concierto n.º 2” de Rachmaninov. Ninguno de esos dos extremos atenazó a un pianista que a través de su técnica y del sentimiento que transmite en su interpretación ofrece una madurez muy a destacar dada su juventud. Su virtuosismo se vio en los pasajes extremadamente complejos del tercer movimiento de la pieza de Rachmaninov. Choni demostró una técnica magistral con la que el público pudo escuchar cada nota. Un público que a estas alturas ya estaba rendido al pianista debutante en la ciudad. No se esperaban lo que sería capaz de hacer en las propinas, donde ese virtuosismo llegó a límites que desde el patio de butacas se antojaban casi increíbles.

Del éxito de Dmytro Choni participó la Orquesta Oviedo Filarmonía (OFIL) que, bajo la dirección de Lucas Macías, está adquiriendo una calidad artística muy destacable y logrando una sonoridad muy noble.

Macías, pendiente en todo momento de que todo encajase a la perfección, logró esa sonoridad amplia y cohesionada que está caracterizando a la OFIL en los últimos tiempos.

Antes de que Choni su sentase al piano, el Auditorio acogió el estreno de una obra de nueva creación, del compositor cántabro Israel López Estelche titulada “Tres danzas para orquesta”. Se trata de un encargo de la OFIL dentro del “Proyecto Beethoven”, una iniciativa para celebrar el 250.º aniversario del compositor, que fue el pasado año. Esta propuesta incluye el estreno de cinco obras musicales escritas por autores asturianos o formados en el Principado.

Estelche se inspiró en la supuesta abuela española de Beethoven para elaborar una partitura muy rítmica. En la última de sus tres danzas destacó ese juego con las sonoridades hispánicas con las que logró crear bellas atmósferas.