El Centro Niemeyer, que este año celebra el décimo aniversario de su apertura oficial, atesora ya medio centenar de piezas artísticas que forman parte de una colección propia que, como señalan desde la fundación avilesina, “aumenta con cada nueva exposición”. Está tasada en 800.000 euros.

Carlos Cuadros, el director del Niemeyer, explica la génesis de la colección con estas palabras: “La decisión de dotar a la fundación de una colección propia parte de la visión estratégica de ir incorporando a su patrimonio fondos artísticos que la consoliden como institución pública”. Y añade: “La Fundación Niemeyer nació con el objetivo de gestionar el equipamiento del Centro Niemeyer, pero sin un patrimonio preexistente. El criterio de la aún incipiente colección está basado en esta primera fase en intentar dejar un testimonio de la mayoría de artistas plásticos posibles que muestran sus obras en el Centro”.

Carlos Cuadros, Umberto Guerini, Vicente Domínguez y Fernando Castro presentan el dibujo de Francis Bacon.

Las joyas mayores son “Transbase”, de Juan Genovés, la segunda escultura pública del artista valenciano recientemente fallecido, en un lugar público. La otra es la recreación en tres dimensiones de “El abrazo”, en la madrileña plaza de Antón Martín. Se da la circunstancia de que el Niemeyer acaba de incorporar a su tesoro “Abrazo / Desabrazo”, una única reproducción digital de dos piezas que formaron parte de la exposición de 2019 “La unidad dividida por cero”, la única organizada por todos los miembros de la familia Genovés. De hecho, esta única reproducción –tasada en 10.000 euros– está firmada por todos los miembros de la familia: el padre y Pablo, Silvia y Ana Genovés.

La otra gran joya es uno de los papas dibujados por el artista angloirlandés Francis Bacon. La donación se presentó en abril de 2018. Era una obra perteneciente a los fondos de la colección “Francis Bacon Collection of the Drawings Donated to Cristiano Lovatelli Ravarino”. El periodista italiano, de hecho, fue quien anunció, en este periódico, en noviembre de 2017, su intención de que el complejo cultural pudiera contar con uno de los dibujos del artista irlandés. “Me sentiré felicísimo”, señaló.

Carlos Cuadros explica a LA NUEVA ESPAÑA que la colección propia que está reuniendo el Centro Niemeyer crece de manera “discreta”, pero “con visión estratégica de futuro y desde una necesaria optimización presupuestaria”. El director explicita también que “la colección supone una riqueza de todos los asturianos, ya que con ella se incrementa un patrimonio que pasa a ser común a través de una institución cultural del sector público”.

Buena parte de la colección está custodiada en el Museo de Bellas Artes de Asturias. Abundan en ella las fotografías. Las últimas incorporaciones son, de hecho, imágenes de Rafael Navarro y Ramón Vaquero Aldazábal. El primero expuso en la sala de Fotografía del Niemeyer entre octubre de 2019 y enero de 2020. Las piezas del segundo ahora giran por Asturias y pertenecen a la exposición “Centro Niemeyer. Reflejos de Asturias”. En julio del año pasado se inauguró en Llanes y ahora, estos días, anda por Cabranes.

Sólo dos piezas de la colección están exhibidas permanentemente: “Transbase”, en frente a la puera principal del auditorio, abierta a las chimeneas de las antiguas baterías de coque de Avilés. La otra es “Chubasco”, de Enrique Carbajal “Sebastián”, una de las primeras incorporaciones a la colección. Perteneció a “La geometría que nos une” (de diciembre de 2013 a mayo de 2014).

El Niemeyer confirma que su colección está “a disposición de instituciones culturales como museos o centros expositivos”.