La Reina Letizia presidió ayer el homenaje a la política y jurista Clara Campoamor, uno de los actos con los que el Congreso de los Diputados conmemora el nonagésimo aniversario de la aprobación del voto femenino en España en 1931. La presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet, propuso trasladar al salón Clara Campoamor, próximo al hemiciclo y acondicionado en 2018, la mesa de trabajo de la sufragista, donada por la fundación que lleva su nombre en 2006, y aprovechar la ocasión para reconocer su contribución a la lucha por la igualdad. La vicepresidenta Carmen Calvo se refirió a la contribución de Clara Campoamor como “un gran salto para las mujeres, para ser partícipes del devenir del país”.

En la sala Clara Campoamor se expone también desde ayer la credencial de diputada del Partido Republicano Radical de la impulsora del voto femenino. En el homenaje pesaron más sus convicciones feministas que las republicanas y, pese a lo paradójico de la situación y al plante de los partidos nacionalistas, la Reina asistió al evento, acompañada por la vicepresidenta primera del Gobierno y la presidenta del Senado, Pilar Llop. Estuvieron los portavoces de los grupos parlamentarios del PSOE, PP, Unidas Podemos, Vox, Ciudadanos y de los grupos Plural y Mixto, pero los representantes de ERC, PNV, JxCAT y EH Bildu se ausentaron, salvo la senadora del PNV Nerea Ahedo.

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, había adelantado que no asistiría y había criticado que “la representante de una institución tan corrupta, antidemocrática, reaccionaria, antifeminista y a la que no vota nadie se atreva a querer representar el espíritu y la figura” de Clara Campoamor.

Durante el homenaje en el Congreso, Batet agradeció a la Reina que hubiera aceptado la invitación, subrayando que su presencia es “la mejor muestra del carácter fundamental y compartido del valor de la igualdad entre mujeres y hombres” y una “señal política de que los valores constitucionales exigen y necesitan sumar voluntades, integrar posiciones y asumir su importancia y defensa por encima del pluralismo político y sobre todo del enfrentamiento partidista”. Pilar Llop indicó que “el mayor escollo” con el que se enfrentó Campoamor fueron las posiciones basadas en “lo irracional” y propuso tomar nota de la lección: “No debemos gobernar con la emoción, sino gobernar a la emoción, desde la verdad, el poder de los datos y los argumentos”.

Por un fallo de protocolo Calvo, Batet y Llop hicieron esperar a la Reina unos segundos. Tras la foto institucional accedió al salón Clara Campoamor, y el director de Documentación, Biblioteca y Archivo del Congreso, Mateo Maciá, le mostró el escritorio de Campoamor y la credencial original de diputada. En la sala también ha quedado expuesto el examen que realizó la parlamentaria el 7 de marzo de 1918 para acceder al Cuerpo de Taquígrafos de las Cortes y dos de sus libros: “El derecho de la mujer” y “El voto femenino y yo: mi pecado mortal”.

Entre los asistentes al acto estuvieron la portavoz del grupo parlamentario socialista, Adriana Lastra y la diputada de Unidas Podemos, Sofía Castañón, ambas asturianas.

Carmen Calvo y Meritxell Batet anunciaron, en el transcurso del homenaje, que el Gobierno y el Parlamento van a “revitalizar” el premio “Clara Campoamor” para distinguir cada año a mujeres con una trayectoria destacada en favor de la igualdad.

La sufragista visitó Asturias tras la Revolución del 34

Clara Campoamor visitó Asturias tras la Revolución del 34 para socorrer a los hijos de los mineros muertos o encarcelados. Se sabe que la diputada estuvo acompañada en su viaje por Félix Gordón Ordás, compañero del Partido Republicano Radical en el que militaba entonces, y por los socialistas Julio Álvarez del Vayo y Fernando de los Ríos. En aquel momento Clara Campoamor estaba en horas bajas. Las derechas y el centro habían ganado las elecciones de noviembre de 1933 y un sector de la izquierda culpaba de su derrota a las mujeres en general y a Clara Campoamor en particular. Ella había sido la principal impulsora del voto femenino y la primera vez que las mujeres ejercían ese derecho habían inclinado la balanza hacia el lado conservador. Entrevistada por “El Heraldo de Madrid” en noviembre de 1934, a la vuelta de Asturias, Clara Campoamor comentó la impresión que le había producido la voladura de monumentos y edificios en Oviedo en contraste con lo que había visto en las cuencas mineras, donde, salvando los cuarteles de la Guardia Civil destruidos, los desperfectos no le habían parecido tan graves.