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Crítica / Música

Homenaje a las músicas asturianas

La cuadragésimo segunda semana de les lletres asturianes reservaba un espacio para el concierto de la Sinfónica del Principado, que ofrecía un programa integrado por obras de dos asturianos de adopción: el leonés Leoncio Diéguez y el ovetense (de origen venezolano) Guillermo Martínez. Dos estilos diferentes pero la misma idea de fondo: plasmar la riqueza musical de Asturias.

Revisada por el autor tras su estreno en 2018, la “Rapsodia asturiana” se interpretó nuevamente la noche del jueves. Es una obra agradable, que sabe vestir con cierta inteligencia alguna melodía muy reconocible del folclore tradicional, como “Si se va la paloma”, “No le daba el sol” o “a mi me gusta la gaita”, yuxtaponiendo de forma similar cada una de las ideas presentadas.

Por encargo de la OSPA para conmemorar el 30 aniversario de la creación de la orquesta nace el poema sinfónico “Bricial”, inspirado en la evocación del tercer lago de Covadonga, el más pequeño y desconocido de todos. Guillermo Martínez evoca en su obra un estilo compositivo rico y poliédrico a través de seis números con una gran libertad estética y poniendo el énfasis en el significado y la impresión que le inspira el lago. Se inicia mediante una “obertura” algo impetuosa, pero no exenta de cierta melodía nostálgica, que sirve como un prólogo muy adecuado a una “marcha” de carácter trepidante, quizá en cierto modo algo orientalizante por los giros melódicos y la percusión, pero con un buen trabajo de la cuerda, de sonido homogéneo. El “tempo di valse” fue delicado y sutil, con pequeñas inflexiones de tempo, generando un ambiente onírico y fantasioso. El “Concertante” es un movimiento complejo, muy vistoso y expresivo por momentos, que contrapone la exposición de un cuarteto de cuerda frente a la masa orquestal y donde destacó la concertino Eva Meliskova. En el quinto número (Fuga), la OSPA supo exponer con certeza cada una de las invocaciones del tema, con ligereza, concluyendo la obra con el “Finale”, un despertar muy logrado de la naturaleza más pura y desconocida, evocando parajes de singular belleza.

“Don Quijote y la batalla de los rebaños” es otro poema sinfónico de Leoncio Diéguez inspirado en el décimo octavo capítulo de la primera parte de la célebre obra Cervantina. Posee una estética más vanguardista en la que el compositor opta por servirse de todos los recursos de la orquesta en función de la narratividad, consiguiendo momentos de un gran efecto en los que la OSPA supo moverse con precisión gracias a las indicaciones de Rubén Díez, que manejó a la sinfónica con mucho criterio, aportando seguridad y extrayendo un buen sonido de cada sección.

En definitiva, un concierto que sirvió para homenajear al Principado en la semana de les lletres y, particularmente a una cumpleañera OSPA con la obra de encargo de Martínez, una pieza colorista y equilibrada, con múltiples lecturas y escenarios diferenciados, que muestra a las claras la riqueza y el carácter del paraíso natural.

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