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Marina Abramovic: “Estoy conmovida y honrada con el premio ‘Princesa de Asturias’ ”

La artista serbia recibe el galardón de las Artes por una carrera que “ha logrado legitimar la performance”

Marina Abramović premio "Princesa de Asturias" de las Artes 2021

Marina Abramović premio "Princesa de Asturias" de las Artes 2021

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Marina Abramović premio "Princesa de Asturias" de las Artes 2021 David Orihuela

“La vida de un artista no es tarea fácil. Requiere sacrificio personal, plena dedicación y compromiso con su trabajo”, lo dijo ayer Marina Abramovic (Belgrado, 1946) tras conocer que había sido galardonada con el premio “Princesa de Asturias” de las Artes, el primero de los que se entrega en esta edición de 2021. La artista serbia, que desde los años 70 ha sido fiel a su compromiso con la performance, se reconoció “conmovida, honrada y orgullosa de haber recibido este prestigioso premio” y subrayó que “es un gran honor y reconocimiento en este momento de mi vida y mi carrera”.

Precisamente en ese sacrificio y compromiso con el trabajo incidía ayer su amigo y galerista en España Efrain Bernall. “Cuando un artista es fiel a lo que siente y a lo que hace, puede llegar el éxito”, explicaba Bernall, que recordaba que “Marina se trasladó a vivir a Ámsterdam en los años 70 y desde entonces se entregó a un medio artístico, la performance, que tardó años en legitimarse”.

Bernall, que desveló a LA NUEVA ESPAÑA que en febrero de 2022 habrá una exposición individual de Abramovic en Madrid, celebraba el premio “Princesa” de las Artes, pero también destacaba el reconocimiento a la performance como disciplina artística. Para él, el compromiso mantenido por su amiga durante más de cuatro décadas ha servido para “lograr legitimar el arte de la performance y convertirlo en arte con mayúsculas”. Además, su obra “ha generado un grandísimo interés y ha influido sobre artistas posteriores”. Ese interés en el público quedó claramente acreditado cuando en 2010 más de 750.000 personas hicieron cola para acceder al Museo de Arte Moderno de Nueva York (Moma) que dedicaba una retrospectiva a la artista. Allí presentó la conmovedora performance “Artist is Present”, en la que el público se sentaba ante ella. No hablaban, simplemente la artista “estaba presente”. Ante ella fue a sentarse su expareja, Ulay (Frank Uwe Laysiepe), del que se había separado 22 años antes. No se habían visto desde entonces.

Sobre la influencia artística de Abramovic se manifestaba ayer el músico langreano Aarón Zapico, miembro desde hace cuatro años del jurado del premio de las Artes. Para él, la galardonada “es un ejemplo tremendo para las nuevas generaciones” y lo es como “artista valiente, provocadora, trágica, realista, visual y visceral”. Zapico se felicitó de que la Fundación Princesa de Asturias premie el trabajo de una mujer y celebró también “que la performance entre a formar parte de las disciplinas que han sido reconocidas con el premio de las Artes”.

Otro miembro del jurado, el escultor japonés afincado en Asturias Tadanori Yamaguchi, reconoció que le encanta el trabajo de Abramovic, una propuesta “conceptual y espectacular”. Tanto Yamaguchi como Zapico resaltaron el alto nivel de los candidatos. El jurado, reunido telemáticamente a causa de la pandemia, ve en la obra de la artista serbia “parte de la genealogía de la performance”, una parte “con una componente sensorial y espiritual anteriormente no conocida”. En el acta del jurado se explica que la propuesta artística de la premiada está cargada “de una voluntad de permanente cambio” y que su trabajo “ha dotado a la experimentación y a la búsqueda de lenguajes originales de una esencia profundamente humana”.

“La valentía de Abramovic en la entrega al arte absoluto y su adhesión a la vanguardia ofrecen experiencias conmovedoras, que reclaman una intensa vinculación del espectador y la convierten en una de las artistas más emocionantes de nuestro tiempo”, concluye el acta del jurado, integrado por José María Cano de Andrés, María de Corral López-Dóriga, Dionisio González Romero, Blanca Gutiérrez Ortiz, Sergio Gutiérrez Sánchez, Lucas Macías Navarro, Ricardo Martí Fluxá, Fernando Masaveu Herrero, Hans Meinke Paege, Helena Pimenta Hernández, José María Pou Serra, Sandra Rotondo Urcola, Benedetta Tagliabue, Patricia Urquiola Hidalgo, Tadanori Yamaguchi, Aarón Zapico Braña, presidido por Miguel Zugaza Miranda, y actuando de secretaria Catalina Luca de Tena y García-Conde, marquesa del Valle de Tena.

Marina Abramovic es la gran artista de la performance. Dicen que es la “madre” del género, aunque ella se redefine como la “abuela de la performance”. Su obra es una exploración de las relaciones entre cuerpo y mente, creador y público. En 2009, una de sus obras estuvo presente en Gijón, la pieza titulada “8 lecciones sobre el vacío con final feliz”, y se expuso en la iglesia de la Ciudad de la Cultura de la Laboral. En esta instalación, Abramovic trataba de transmitir su “profunda preocupación por los excesos de las representaciones contemporáneas de la violencia”,

A la artista serbia se le ocurrió esta videoinstalación tras su paso por Laos, donde vio que todos los niños tenían armas de juguete. A partir de esa experiencia, la artista recreó las distintas fases de un conflicto bélico: desde las negociaciones previas al estallido, hasta la batalla, las vicisitudes de los prisioneros y heridos o las ejecuciones. Además, la iglesia de la Laboral también acogió la proyección, en una gran pantalla, de “Family portrait”, donde se mostraba a los niños con sus armas de plástico.

La artista quedó impresionada con las cocinas de la Universidad Laboral

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En esa primera visita a Asturias, Abramovic quedó impresionada con las cocinas de la Universidad Laboral y en ellas ha desarrolló su proyecto “The Kitchen. Homage to Saint Therese”, una colección de nueve fotografías en color y blanco y negro producidas por el teatro de la Laboral y el Principado de Asturias que posteriormente se exhibieron en La Fábrica Galería de Madrid.

La artista quedó tan sorprendida con las cocinas del edificio de Luis Moya que, ya de aquella, anunció su intención de regresar a la Laboral para completar su proyecto sobre Teresa de Jesús entre estos otros fogones. Las imágenes obtenidas en el peculiar escenario –en las que como siempre, Abramovic es el centro de su propia obra– sirvieron también como imagen para la temporada 2009-2010 del teatro de la Laboral, un retrato frontal de la artista con una calavera entre sus manos se convirtió en un icono para Asturias. Ahora, la gran dama de la performance regresará a Asturias que espera expectante lo que la artista pudiera hacer en un espacio como la fábrica de armas de La Vega, donde se desarrollan buena parte de las actividades de la “Semana de los Premios”.

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