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Un repartidor denuncia amenazas de narcos que le acusan de quedarse droga

El trabajador, muy atemorizado, se ha marchado de su casa en Palma junto a su familia

"Ladrones de mierda, me entregan el trabajo o le quito la mano. No piensen que porque no estamos allá, allá no hay gente. Van a cobrar tanto su mujer, su hija, su perro, su gato... Ustedes se pusieron a mariconear con ese paquete. Necesito mi plata, mi plata, mi plata... Es kilo y medio que ustedes se robaron. No busquen problemas a su familia por haberse robado esa mierda". Un empleado de una empresa de paquetería de Palma lleva varios días viviendo un infierno, con decenas de mensajes amenazantes, tanto escritos como en audio, que le acusan de haber robado un paquete con un kilo y medio de droga enviado desde Colombia a un clan de narcos de Son Banya. Este hombre está tan atemorizado que ha dejado de ir a trabajar y se ha cambiado de domicilio con su familia.

La víctima ha denunciado las amenazas a la Policía, que ha iniciado una investigación. La pesadilla empezó el martes de la semana pasada, con un trabajo aparentemente rutinario. El repartidor, que trabaja para una empresa privada de paquetería, debía entregar un envío en un domicilio de Santa Ponça. Se trataba de un pequeño paquete enviado desde Argentina y que había hecho escala en Colombia y Barcelona.

En el domicilio donde debía entregar un paquete no había nadie, y en el teléfono que tenía, no contestaron, por lo que el paquete fue devuelto al almacén. El repartidor recibió poco después una llamada del destinatario, con quien quedó en entregárselo al día siguiente en el domicilio de su trabajo, en Palma.

Ese día el repartidor recibió varias llamadas de la misma persona, aparentemente muy nerviosa porque no le llevaban el paquete. Tras hacer una gestión, descubrió que se había quedado por error en el almacén. Finalmente, fue un compañero el que se encargó de llevar el paquete el pasado viernes. Este otro empleado se encontró con un hombre en la calle que estaba esperando el paquete, y que pagó los treinta euros que se debía en aduanas. El repartidor admite que no le pidió que se identificara. «Fue un error».

«Si no entregas el kilo y medio, quien paga es la familia. Hay gente esperando eso, los de Son Banya»

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Casi inmediatamente, los dos empleados empezaron a recibir mensajes con amenazas.

«Oiga malparido ladrón, así te vas a quedar si no entregas el trabajo. Es un kilo y medio que tienes que entregar. Si no, quien paga es la familia. Es mejor que entregues el trabajo. Hay gente esperando eso, los de Son Banya».

Los presuntos autores de las amenazas tienen su número porque había estado en contacto con la persona que debía recibir el paquete. Hasta el extremo que han utilizado la foto de su perfil de whatsapp, en la que aparece el repartidor con su hija pequeña, para amenazar también a la menor

«Al principió me pensé que era una broma», explica la víctima, pero luego la cosa fue tomando muy mala pinta. El viernes me enviaron unos veinte mensajes, el sábado otros diez o doce, el domingo ya solo uno y desde entonces, nada».

Tanto los mensajes escritos como los audios contienen insultos y amenazas muy graves. En los audios se aprecia al menos a dos hombres distintos, ambos con acento sudamericano.

«Hábleme hijoeputa, porque si no vamos a darles plomo, gonorrea. Sabemos quién es y dónde está. Necesito saber qué pasó con mi mierda, hábleme claro o voy a levantarlos».

Las amenazas se extienden también a la familia del trabajador: «Van a cobrar su mujer, su hija, su perro y su gato. Esto no son huevadas, m’hijo».

«Me entregan el trabajo o les quito las manos (...) No piense que porque no estamos allá, allá no hay gente. Entregue este trabajo, gonorrea, rata... Métase en la cabeza que tenemos gente allá (...) No busque problemas a la familia por haberse robado esta mierda».

El repartidor ha presentado una denuncia ante la Policía Nacional, que ha iniciado una investigación para localizar a los responsable de las amenazas y averiguar qué ha pasado con el paquete que supuestamente contenía la droga.

Mientras, la víctima confiesa estar muy atemorizado, hasta el punto que ha decidido cogerse unos días de vacaciones en su empresa y ha cambiado temporalmente de domicilio junto a su familia.

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