Tanto en Villaviciosa como en Cabranes es conocido que en Cazanes, pueblo maliayés, hay una vecina que tiene unas manos prodigiosas para preparar arroz con leche, Pilar Álvarez Pumarada, algo de lo que ha dejado constancia, año tras año, presentándose como concursante en la categoría de aficionados en el Festival del arroz con leche de Cabranes. Y ganándolo.
“En todos estos años algunos premios tuve, pues concursé varias veces, pero el primero lo conseguí en 2018 y 2019. Este año, aunque me presenté también, el que se lo llevó fue mi hijo Rubén”, explica ella no sin orgullo y esbozando, tras la mascarilla, una sonrisa, al tiempo que coloca bien, cerca de la cocina, los ingredientes para hacer ese arroz con leche de premio para LA NUEVA ESPAÑA.
Al lado, Rubén Cuesta no le quiere restar méritos a su madre y, con el mismo buen humor que ella, afirma que hace lo que puede cuando se trata de cocinarlo, pues, en casa, cuenta con la mejor maestra. “Mi madre, que es una gran cocinera, me animó a participar. No esperaba ni siquiera llegar a la final, pero bueno, ¡parece que gustó!”, celebra mientras se pone a prepararlo en la cocina familiar.
Dicen madre e hijo que parte del secreto de tan buen y rico arroz radica en la leche de “Mora”, una frisona de cuatro años que, como explica Pilar, “solo come pación, todo natural, nada de piensos ni cosas de esas. Da una leche muy buena”. Su hijo añade que “este arroz con leche lleva todos los ingredientes esenciales: arroz, leche, limón, canela, azúcar, un poco de sal y mucho tiempo de elaboración en la cocina de leña. Eso y, claro, un toque secreto que no podemos contar”, señala sonriendo.
El mejor momento es cuando, una vez ya preparado, se procede a requemar el azúcar, inundado de un dulce olor toda la estancia. Rubén Cuesta es ingeniero industrial y, como tantos jóvenes, está a la búsqueda de trabajo.
“Mientras tanto sigo ayudando a mis padres aquí en casa y también me estoy preparando el C1-Advance de inglés”. Explica que se animó a participar en el certamen también, no solo por su madre, sino porque cree que este tipo de celebraciones contribuyen a que no se pierda la cultura popular a través, en este caso, de la gastronomía y de un postre tan asturiano como el arroz con leche. “Es algo muy nuestro y, este tipo de concursos hace que se le reconozca su valor. Las tradiciones se van perdiendo porque es poca la gente joven que las continúe. Yo creo que este tipo de actividades contribuye a mantener los pueblos más vivos, a que no se pierda lo nuestro, por eso es necesario que los jóvenes tomen el relevo. Para mí es una experiencia muy gratificante porque además, luego, te lo vas a comer”, relata.
Su pueblo, Cazanes, está experimentando la llegada de nuevos pobladores. “En los últimos meses se han vendido casas para rehabilitar, algunas a gente de Madrid. Estamos contentos porque el pueblo estuvo casi vacío mucho tiempo y ahora recobró habitantes. Es que además estamos muy bien comunicados”, explica Cuesta mientras que su madre, sabia maestra ante los fogones, apostilla: “Aquí, mientras sea buena gente, todo el mundo es bienvenido”.