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“La del manojo de rosas” se reinventa

La producción de Emilio Sagi soporta bien el paso del tiempo y vuelve a entusiasmar al público ovetense con su gracia castiza

Representación de “La del manojo de rosas” en el teatro Campoamor. | | MIKI LÓPEZ

El Campoamor despidió ayer con una calurosa ovación a Emilio Sagi, el director de escena de “La del manojo de rosas”; a Oliver Díaz, el director que dirigió la orquesta Oviedo Filarmonía, y a todo el reparto de cantantes y actores que ayer reinventaron el sainete de Sorozábal para el público ovetense. El montaje puesto en escena fue dinámico y cómico e involucró a los espectadores en la representación, a pesar de que el argumento y la música son de sobra conocidas y han pasado muchas veces y con muchísimo éxito por el teatro carbayón.

La representación discurrió en un continuo movimiento escénico y envuelta en un casticismo que tiene al tópico y que evoca el barrio del Madrid chulapo. Fue una zarzuela muy atractiva en escena y con un sabor muy popular.

El ambiente de la época se transmitió a la escena a través de la escenografía de Gerardo Trotti, llena de detalles, como los de la tienda de flores, el taller y el bar, los edificios y sus balcones. En ellos se enmarcaron las tensiones de clase y las historias de amor de los protagonistas.

Carmen Romeu, como la protagonista del sainete, en el papel de la florista Ascensión, interpretó a una mujer poderosa, con carácter, que toma sus propias decisiones. A medida que avanzaba la trama se la notó más cómoda con el papel. Destacó especialmente en la romanza del primer acto, “No corté más que una rosa”, muy sentida y lírica. Romeu también supo sacarle el punto nostálgico a la habanera que interpretó junto a Alfredo Daza, en el personaje de Joaquín. Daza estuvo más cómodo en el segundo acto y el público aplaudió mucho su versión de la romanza “Madrileña bonita”.

El tenor sierense Juan Noval-Moro, como Ricardo el aviador, estuvo correcto desde el punto de vista actoral y tuvo un momento muy divertido en su dúo con Joaquín.

La mierense Beatriz Díaz quedó muy simpática como Clarita. La soprano, siempre muy metida en el papel, no defraudó. En sus dos dúos con David Pérez Bayona, como Capó, ambos estuvieron muy resueltos y fueron muy aplaudidos.

Ángel Ruiz demostró conocer muy bien el personaje del Espasa, que resolvió con simpatía. Milagros Martín, como Doña Mariana, dio prueba de su oficio, dotando de gran credibilidad su interpretación.

Oviedo Filarmonía, con Óliver Díaz a la batuta, demostró versatilidad, muy pendiente del fraseo y defendiendo muy bien la partitura. La Capilla polifónica “Ciudad de Oviedo” también hizo buen papel.

Por último, el cuerpo de baile confirió un notable dinamismo a varios de los números musicales de “La del manojo de rosas”.

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