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Los Selgas, bajo mil capas de secretos

Las explicaciones de la Consejería de Cultura sobre cómo Asturias perdió dos valiosos cuadros, un Goya y un Greco, revelan la opacidad con la que se gestiona desde hace años el fabuloso legado del palacio de El Pito

Exposición "El retrato español en el Museo del Prado" en la Quinta de Los Selgas, en Cudillero

A Berta Piñán, consejera de Cultura del Principado, le está pasando con la venta de los cuadros de la Fundación Selgas algo parecido a lo que le ocurrió en 2012 a Cecilia Giménez cuando se puso a restaurar el Ecce Homo de Borja, que cuanto más se empeñaba en la labor, mayor era el estropicio. Piñán compareció el jueves en la Junta General, a petición de cuatro grupos de la oposición, para explicar qué está pasando en la Fundación Selgas Fagalde, que gestiona la fabulosa Quinta de El Pito (Cudillero) y su no menos valiosa colección artística. Sin embargo, la explicación de la Consejera ha abierto aún más interrogantes y el dibujo del “caso Selgas” está cada día más emborronado.

Como responsable del patrimonio asturiano y como integrante del patronato de esa fundación, Piñán tenía que aclarar cómo había sido posible que esta entidad –privada pero bajo tutela pública como fundación que es y que disfruta, por tanto, de beneficios fiscales– haya vendido un cuadro de Goya y haya puesto en el mercado otro del Greco, las dos piezas más valiosas de la colección, tal y como desveló este periódico. La primera obra, el “Aníbal vencedor” fue vendida a los Amigos del Museo del Prado por 3,3 millones de euros. La segunda, una Inmaculada del Greco, estaba destinada al Museo de Budapest. La operación, incluidas las comisiones de la galería intermediaria, rondaría los 7 millones de euros. El Ministerio de Cultura impidió la exportación. Posteriormente, el cuadro apareció en poder de la prestigiosa galería Caylus de Madrid, aunque el galerista aseguró a LA NUEVA ESPAÑA que el cuadro “ya no está en venta”. Ahora se desconoce el paradero de una obra que antes colgaba de las paredes del palacete de El Pito. Y todo esto, sin el veto, la objeción previa o la denuncia pública ni de la Universidad, ni de la Diócesis asturiana, ni el Principado, ni del Alcalde de Cudillero, todos ellos integrantes del patronato de la entidad.

La intervención de Piñán esta semana en la Junta General del Principado sí dejó una cosa clara: que Cultura ha iniciado un expediente para proteger y declarar Bien de Interés Cultural (BIC) a todo el conjunto: edificio, jardines y colección artística. Es la primera vez en décadas que el Principado toma una iniciativa para evitar el desmembramiento de ese patrimonio. Punto para la conseyera. Pero el resto es un mar de dudas...

El patronato de la Fundación Selgas-Fagalde, en la reunión del pasado 16 de noviembre, con asistentes por videoconferencia, en la que se ratificaron las ventas del Goya y del Greco. El primero por la izquierda, el alcalde de Cudillero, el socialista Carlos Valle. E. LAGAR

La primera pregunta es el por qué. ¿Por qué la Fundación ha puesto en venta sus joyas? Su presidente, el abogado con despacho en Madrid Gregorio Peña Varona, a preguntas de este periódico explicó que la fundación, con un patrimonio de unos 100 millones de euros, no es que tenga “dificultades” económicas, pero sí “necesidades económicas”. Punto. Silencio total. Peña ha rechazado reiteradamente las peticiones de este diario para explicar el origen de los problemas. Piñán, integrante del patronato de la entidad, tampoco detalló en el parlamento regional cuál era la situación financiera exacta de la Fundación Selgas Fagalde. Según las cuentas a las que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA, esta fundación ha ido sumando desde 2015 una serie pérdidas acumuladas que, en 2019, arrojaban un resultado negativo de 3 millones de euros. Aunque en 2018 el signo del ejercicio empezó a ser positivo, la deuda que mantiene con los bancos alcanza los 5,3 millones de euros y afronta importantes pagos anuales que rondan los 600.000 euros para saldar esos créditos. El mantenimiento de la Quinta de El Pito supone un gasto anual 1,4 millones. La entidad, con datos de 2019, ingresa 2,2 millones de euros anuales en rentas por el patrimonio inmobiliario que posee en zonas “nobles” de Madrid. Los expertos en riesgos financieros consultados por este diario opinan que el problema de la entidad no estaría en su solvencia, pues cuenta con un robusto patrimonio, sino en su falta de liquidez. Antes de acudir a la venta de obras de arte, quizá una renegociación con los bancos acreedores podría haber aliviado ese problema.

Cultura no ha explicado aún donde se originó ese agujero que pone en peligro la auténtica finalidad para la que fue creada la Fundación: la conservación del palacio de El Pito, de sus jardines y de la integridad de su colección artística. El ex rector Santiago García Granda, que fue miembro del patronato en representación de la Universidad, explicó a este diario que ya en 2017 se dijo a los patronos que había “un problema económico grande” por un hotel adquirido en Sevilla. El único negocio de estas características que aparece reflejado en las cuentas es el Hotel Sevilla Congresos. Sin embargo nadie ha aclarado aún cuál es exactamente “el problema grande” que ha puesto en peligro la integridad de la colección Selgas.

El Palacio de los Selgas en Cudillero.

Las cuentas reflejan también que en 2015 la Fundación ingresó 4 millones de euros por una “desinversión inmobiliaria” y otros dos millones más por el mismo concepto hasta 2019, a razón de medio millón anual. Este movimiento podría atribuirse a la venta de uno de los inmuebles en Madrid incluidos en la dotación original de la Fundación. Pero tampoco ese extremo se ha explicado. En la comparecencia de Piñán, varios diputados subrayaron que el actual presidente de la entidad es su gestor, pero no su “dueño”. Es decir, su actividad y el manejo de todas las propiedades que un día fueron de los Selgas podría ser cuestionada si ello afectase, como parece que está pasando, al verdadero objeto de la entidad; preservar el legado de los Selgas. Las fundaciones están sometidas a control público.

Y eso enlaza con otro de los grandes interrogantes que orbitan en un asunto sobre el que todos los incumbidos evitan hablar más de la cuenta. ¿Con la venta del Goya y del Greco no se están vulnerando los fines estatutarios de la Fundación Selgas? Según el presidente de la Fundación, en absoluto. Al menos, eso fue lo que transmitió en la Junta, el director general de Cultura, Pablo León. El argumento que recibió de la Fundación Selgas es que los objetos artísticos del palacio de El Pito no conforman ninguna colección. Además, sostienen que la entidad no tiene ninguna vinculación con Asturias. Es decir, muerto el perro, se acabó la rabia. Las ventas son legales y la intervención del Principado estaría fuera de lugar.

Tales afirmaciones parece que atentan contra la inteligencia y la evidencia. Sin embargo, cabe un interesante matiz: el Greco y el Goya ya no serían “bienes adscritos a la dotación” de la Fundación porque así lo decidió su patronato el 16 de noviembre, según consta en el acta de la reunión. El órgano de gobierno de la entidad ratificó una “declaración” mediante la cual esos dos cuadros salían del paraguas protector de unos estatutos fundacionales que impiden desmembrar la colección. Y eso da paso al siguiente paquete de interrogantes...

El “Aníbal vencedor” de Francisco de Goya, vendido por la Fundación Selgas-Fagalde a la Asociación de Amigos del Museo del Prado.

Berta Piñán no pudo asistir a esa reunión porque, según declaró, tenía otra cita más importante sobre la gestión de la pandemia. Pero delegó su voto en el presidente de la Fundación, Gregorio Peña, que lo ejerció en su nombre. Es decir, el Principado ratificó esa “transubstanciación legal” que permite vender el Goya y el Greco. ¿Conocía la Consejera el orden del día de la reunión? ¿Se lo enviaron desde la Fundación? Piñán tampoco aclaró, como publicó este periódico, si estaba al tanto de que en 2017, los integrantes del patronato de entonces ya habían dejado las manos libres a Peña Varona para vender las obras de arte de los Selgas.

El jueves, en la Junta, distintos diputados se interesaron por ese orden del día, pero la consejera no aclaró si lo había recibido, si lo había leído antes de delegar su voto o todo lo contrario. No fue una mañana fácil. El día anterior Piñán se había vacunado contra el coronavirus. No se encontraba del todo bien. Se la vio quitarse la mascarilla y resoplar con fuerza. En algún momento, aturullada por los cláxones de una manifestación que pasaba ante la Junta, pidió disculpas por perder el hilo. El tema abordado tampoco era plato de gusto. La Consejera ha reconocido su error y expresado en varias ocasiones su decepción con Peña Varona. Pero hasta ahí.

La Inmaculada del Greco de la Fundación Selgas.

La Inmaculada del Greco de la Fundación Selgas.

No sabemos, por tanto, cómo fue posible que el Principado acabase pegándose ese tiro en el pie. O cómo el alcalde socialista de Cudillero, Carlos Valle, ni se opusiera ni avisara a la Consejería de las ventas. Fue el único patrono asturiano que viajó a Madrid para esa reunión, en plena pandemia; los representantes de la Iglesia y de la Universidad (del anterior equipo rectoral) asistieron por videoconferencia. Al contrario que la Consejera de Cultura, este Alcalde –en cuya defensa salió hasta el propio presidente Barbón en la Junta– no ha lamentado su respaldo a la venta del Greco. Insiste en que es un asunto “privado”.

Como en la “restauración” del Ecce Homo de Borja, cada explicación emborrona más el panorama y es probable que Piñán tenga que volver a la Junta a seguir haciendo aclaraciones. Quedan las incógnitas mencionadas y muchas más. La Fundación se ha negado en dos ocasiones a dar el inventario de sus bienes. ¿Cómo logrará saber entonces el Principado lo que hay en El Pito para incluirlo en la protección patrimonial? ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar la Consejería? Aunque Piñán escribió posteriormente a la Fundación rectificando su postura, ¿el voto original sigue siendo válido legalmente? ¿Alguien sabe dónde está actualmente el Greco? ¿La Fundación sigue asfixiada y va a seguir vendiendo obras? ¿Hay alguien ahí que cuente toda la verdad?

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