“Me enteré este año cuando los cumplí porque estaba todo el mundo recordándome que ya tenía 80 años. Me siento muy joven, con ganas de seguir haciendo cosas, investigando y consiguiendo nuevos resultados”. El diseñador y artista plástico José Santamarina (Oviedo, 1941) saca su lado más enérgico y socarrón cuando se pone a hablar de su nueva exposición, que recibe el título de “80”. Es un guiño a la edad que cumple y también al número de obras que expondrá desde este sábado en la galería Cornión de Gijón. Todas han sido creadas en los últimos tres años. “Es todo material nuevo, nada de muestras que recojan una trayectoria. Todavía me queda mucho por crear”, advierte.

Cuatro de los cuadros de José Santamarina que forman parte de la exposición “80”, que el sábado se inaugura en la galería Cornión de Gijón.

Explica Santamarina que, en sus obras, “el espectador juega un papel fundamental, porque según te vas desplazando entre ellas, van cambiando las tonalidades, y vas viendo cosas totalmente diferentes”, comenta en referencia a ese juego geométrico de contraste cromático, reforzado por luces y sombras que causan interesantes efectos visuales. “Son volúmenes en los que la luz cobra mucha importancia, porque depende de cómo la proyectes, le dan unos matices más duros o más suaves”, subraya este creador, de cuya inagotable imaginación han salido algunos de los logotipos, marcas e imágenes corporativas más reconocibles de las últimas cuatro décadas en Asturias.

Santamarina fue profesor en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos y posteriormente inició su trayectoria como creativo gráfico en el mundo publicitario. Creó con 28 años junto a su socio el estudio “Elías + Santamaría”, hasta que tres décadas más tarde inició su proyecto familiar “Santamarina Diseñadores”, junto a sus hijos Carmen y Miguel. Esa faceta, junto a la más artística, ha ocupado toda su vida. Tras su jubilación ha intensificado su faceta como creador plástico. “Está muy relacionado lo uno con lo otro. Le doy la misma importancia a hacer un buen cartel que una pieza para una exposición, el caso es que el resultado sea positivo”.

A sus 80 años ha hecho una excepción en su dilatada trayectoria. Por primera vez una muestra suya tiene un título. “Siempre estaba en contra de poner títulos. Mi idea era dejar al espectador que decidiese cómo la querían llamar y fuese el encargado de verbalizar lo que le transmitía”, explica.

En este último trabajo, Santamarina, todo un maestro en el manejo del papel como material para construir sus geometrías, ha optado por trabajar con el aluminio. “Es un material mucho más rígido y que no se deteriora tan fácilmente, me gusta más. Aunque no me cierro a probar otras vías, soy muy inquieto”. En su obra, resalta, “juega un papel muy importante la creatividad y la parte artesanal, que es algo que ha estado siempre muy presente durante toda mi carrera”.

Son ochenta años, pero a lomos de una creatividad juvenil al galope. “La cabeza la tengo como si fuese un chaval todavía”, confiesa. “No considero que esto sea un final de trayecto, es solo una parada, porque sigo construyendo nuevas obras para estar en París, en la Feria de Arte este mes de septiembre, y para abrir otra muestra en dos años en el Museo de Bellas Artes de Asturias”, concluye Santamarina. Incombustible.