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La Cultura Castreña Asturiana

La primera “edad de oro” de Asturias

Los pobladores castreños ya conocían la metalurgia del dorado metal y la plata antes de la llegada de los romanos, según un estudio del CSIC sobre materiales del castro de Alava

Rubén Montes, ante la muralla descubierta en 2019 en el castro de Alava. | F. Torre

Las poblaciones indígenas de Asturias ya conocían la metalurgia del oro y la plata antes de la llegada de los romanos, que se dedicaron a la explotación aurífera de un territorio hoy situado en el suroccidente de la región. Esta tesis ha sido corroborada gracias a un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CHIC) elaborado a partir de restos hallados en las excavaciones del castro de Alava (Salas), un proyecto que comenzó en 2018 y que el próximo lunes afronta su cuarta campaña, ahora centrada en encontrar posibles restos de ocupación doméstica dentro del recinto amurallado del castro.

El trabajo del CHIC, firmado por Ignacio Montero y Óscar García-Vuelta, del Laboratorio de Microscopía Electrónica y Microanálisis del Consejo Superior, analizó diversos restos cerámicos hallados en el castro de Alava durante unas excavaciones que son iniciativa de la Fundación Valdés-Salas y que cuentan con el patrocinio de la empresa minera Orovalle y de la Fundación Banco Sabadell. Este trabajo apoya las conclusiones de un estudio previo realizado el año pasado. “Los resultados vienen a verificar que en este yacimiento se realizaron actividades metalúrgicas tanto con metales de base cobre –bronce y bronce plomados– como con metales preciosos –oro y plata– en las cronologías señaladas por los excavadores (siglos IV al II antes de Cristo)”, detalla la conclusión de trabajo.

Los resultados del análisis del CSIC confirman la destreza que los pobladores del castro de Alava, ya en la Edad del Hierro, tenían a la hora de trabajar los distintos metales. Los restos donde se han encontrado estos indicadores de trabajos con metales nobles son de material cerámico y fueron encontrados en lo que sería un vertedero; son los restos y escorias del pequeño taller que habría en este asentamiento. “La composición del único resto de oro documentado parece evidenciar su condición de oro aleado, coincidiendo con las aleaciones habitualmente empleadas en la orfebrería castreña”, indica el análisis del CSIC al abordar la novedad del estudio, pues hasta ahora no se habían encontrado indicios del trabajo con oro en el asentamiento de Alava. También el análisis del CSIC hace una alusión a la presencia de la plata: “Cabe destacar la alta pureza media observada en los restos de plata, aunque en algunos casos se encuentren muy alterados”.

Joaquín Lorences, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico y presidente de la Fundación Valdés-Salas, promotora de la excavación, subrayó la importancia del hallazgo para constatar que en un poblamiento como el de Alava, sin huella alguna de una posterior ocupación romana, los pobladores indígenas “ya sabían extraer el oro de yacimientos primarios y no solo de los lechos de los ríos, donde podría encontrarse en forma de pepitas”.

Rubén Montes es el director de campo de unas excavaciones cuya dirección científica corre a cargo de Miguel Ángel de Blas y Ángel Villa. Montes, por su parte, incide en la aparición “inequívoca” de indicadores de metalurgia con el oro y plata de gran pureza, aparte de los metales de base cobre, más habituales. También abunda en la importancia de estos nuevos datos para seguir perfilando cómo era este tipo de sociedades prerromanas asentadas en el territorio que posteriormente se convirtió en Asturias.

El lunes dará inicio una nueva campaña de excavaciones en el castro de Alava, situado en una “magnífica posición estratégica” en la confluencia del río Pigüeña con el Narcea, como subraya Lorences. Hasta ahora se había excavado en la zona cumbrera del castro y localizado los vertidos, fuera de la muralla, de lo que sería el taller metalúrgico del poblado. Ahora buscarán, ya en el interior del castro, restos de viviendas.

Un viaje cultural a través de “Los castros del mar”

El tercer libro de la colección “La Cultura Castreña Asturiana” “hará descubrir al lector lo que significaron estos poblados”

“Los castros del mar. Cabo Blanco y los poblados costeros del Occidente” es el título del tercer libro de la colección “La Cultura Castreña Asturiana”, que edita LA NUEVA ESPAÑA.

Esta entrega hará navegar al lector por la Historia y descubrirá algunos de los numerosos castros que en Asturias colonizaron todo el litoral a lo largo de la Edad de Hierro. El volumen, que sale a la venta este fin de semana por solo 4,95 euros más el periódico del día, recorre los poblados castreños costeros del Occidente y del centro de la región, desde O Corno, en el concejo de Castropol, hasta El Molín del Puertu, en Gozón, ya con el Cabo Peñas en el horizonte.

Y como todo viaje tiene un punto de partida, el de “Los castros del mar” se inicia en el castro de Cabo Blanco, en El Franco. Su interior alberga una impresionante serie de documentos gráficos, que, de la mano de las fotografías de Miki López, muestran la belleza de los restos y ubicaciones de estos antiguos poblamientos costeros. Además, los textos de Eduardo García y la colaboración de científicos como Ángel Villa, hacen de este volumen “una referencia y un sitio de consulta no solo para la gente común, sino también para científicos y estudiantes”.

El arqueólogo y director técnico de las excavaciones del castro de Cabo Blanco, José Antonio Fanjul, explicaba en una reciente entrevista a LA NUEVA ESPAÑA lo que podremos descubrir en el volumen y en toda la colección sobre los castros: “La gente que los compre se va a encontrar un discurso bastante claro sobre lo que significaron ese tipo de poblados, sus modos de vida... Se pueden observar, de manera muy didáctica, todas las transformaciones y los materiales que empleaban, como pueden ser las cerámicas o los metales”, señaló.

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