María Luisa Corrada, viuda del IX Conde de Villagonzalo, Juan Andrés Maldonado y Chávarri, nacida en Santoveña (Amieva), ha sido nombrada “Asturiana del mes” de LA NUEVA ESPAÑA del pasado mes de junio por la gran generosidad que ha demostrado al realizar un depósito temporal, por tiempo indefinido, de 34 cuadros de la colección Villagonzalo al Museo de Bellas Artes de Asturias. Este depósito permitirá a los asturianos disfrutar de una serie de obras de artistas internacionales que María Luisa Corrada entrega en un magnífico estado de conservación. De hecho, ya pueden hacerlo: 23 de estas piezas integran la exposición temporal “Gusto y tradición”, que desde el pasado 24 de junio está cosechando un gran éxito de público y que puede contemplarse en la planta baja del Palacio de Velarde de la pinacoteca regional.

Al realizar este depósito, María Luisa Corrada es fiel a la idea que su esposo tenía del arte. Según explicó en la inauguración de “Gusto y tradición”, Juan Andrés Maldonado y Chávarri, que también tenía el título de marqués de la Scala, pensaba que el arte no tenía que colgar de los salones privados, sino que debía estar en los museos, donde lo pudiera disfrutar todo el mundo. Gracias a ella, todos los que se acerquen al Bellas Artes pueden disfrutar de una magnífica colección de obras que van desde el siglo XVI hasta el XIX.

“Como asturiana que soy, de Santoveña, supone para mí una enorme satisfacción que estos cuadros, que muy pocas veces antes fueron expuestos en público, puedan ser contemplados desde ahora en este fantástico marco que es el Museo de Bellas Artes de Asturias, al que profeso un gran cariño”, indicó María Luisa Corrada poco después de que se hiciera público el depósito de esta fabulosa colección de pintura.

María Luisa Corrada, que en todo momento ha querido mantenerse en un segundo plano, sí estuvo presente en la inauguración de la exposición “Gusto y tradición” el pasado 24 de junio. Allí tomó la palabra brevemente para definir este depósito como un “homenaje” a su marido “y a sus antepasados”. También añadió: “Mi marido conservó todo lo que le fue legado, no vendió ni un cuadro de sus antepasados y los conservó siempre”. Es por tanto un gran esfuerzo de custodia y conservación de un patrimonio artístico familiar, pese a que, según sus palabras, “en los cien años de historia de la colección han ocurrido importantes acontecimientos históricos que no hicieron fácil la tarea de salvaguardarla”.

La exposición “Gusto y tradición” se ha convertido en uno de los principales hitos de la programación cultural de este verano. Estará abierta hasta el próximo 26 de septiembre, posteriormente las obras se integrarán en las salas dedicadas a la colección permanente.

Una de las características de este depósito es su heterogeneidad, no solo por abarcar una amplia gama de años, sino también por la gran diversidad de escuelas que recoge: española, inglesa, francesa y flamenca, entre otras. Sin embargo, su importancia para el Bellas Artes radica en que ha supuesto la llegada de importantes artistas internacionales que no tenían representación en el museo, como Peter Snayers y Ernest Hébert. Pero, acaso, la gran estrella de este depósito indefinido es una obra de Francisco de Goya que se daba por perdida. Se trata del dibujo “Maja y Celestina en un paisaje de atardecer”, datado hacia 1825, y que, a pesar de que el museo cuenta con pinturas y grabados de Goya, este supone el primer dibujo del genial pintor aragonés.

“Esta aportación supone un salto cualitativo y cuantitativo para el museo”, afirma su director

Alfonso Palacio, director del Museo de Bellas Artes de Asturias, define a María Luisa Corrada como “una persona extraordinaria y de una generosidad increíble”. En nombre del museo se muestra muy agradecido con ella, ya que además asegura que el magnífico estado de conservación de las obras que ha depositado dice mucho del cariño y el mimo con el que todos estos años María Luisa Corrada las ha custodiado. “Se nota que ha velado todos estos años por el conjunto de pinturas y esculturas que heredó de su marido, las ha mantenido juntas y cohesionadas, sin venderlas, y además en un estado de conservación muy bueno”, afirma el director de la pinacoteca asturiana. “Es un depósito por tiempo indefinido, por lo que al integrarse en nuestra colección permanente va a enriquecer mucho al museo, supone un salto cualitativo y cuantitativo”, afirma Palacio. De la colección Villagonzalo destaca la incorporación de artistas de los que todavía no tenían obras, sobre todo del ámbito internacional. Por tanto, Palacio valora enormemente el depósito y asegura que pasa a la historia como una de las entregas más importantes de la historia del museo, junto a la dación Masaveu, la donación de Plácido Arango y el depósito de obras de Pérez Simón. “Para el museo ha sido un gran acontecimiento, y estamos tremendamente agradecidos por la generosidad que ha demostrado María Luisa hacia nosotros”, concluye Alfonso Palacio.