La digitalización educativa se ha acelerado en España tras la irrupción de la pandemia, pero la mayoría de los centros y familias han optado por el uso híbrido del libro de texto -analógico y digital-, en especial por el papel, que sumará 56.000 títulos en el curso 2021-2022 frente a los alrededor de 26.000 exclusivamente digitales.

Según avanza a EFE José Moyano, presidente de la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (Anele), el sector ha comenzado también a trabajar con el Ministerio de Educación para incorporar los cambios curriculares que establece la última reforma educativa (Lomloe o ley Celaá) y después lo hará con las autonomías, responsables del 50% restante de contenidos.

Incrementos en licencias digitales

Tras el anuncio del confinamiento duro -el 14 de marzo de 2020-, esta patronal liberó más de tres millones de licencias gratuitas, explica Moyano, quien recibió una llamada de la entonces ministra Isabel Celaá el día después del cierre casi total del país.

Desde hace varios años, añade, las licencias digitales están registrando subidas anuales de entre un 80 y 90%, aunque la mayoría de los libros en papel ya llevan asociados una licencia digital, añade el también presidente de la Federación de Gremios de Editores de España.

La facturación de los libros sin soporte físico solo representa en torno a un 4%, lo que significa que el contenido "se utiliza de modo híbrido", explica el presidente de Anele, que agrupa a Bruño, Santillana, Anaya y Edebé, entre otros grupos empresariales, quien recalca que la transformación digital del sector arrancó hace alrededor de una década y hoy no hay libro tradicional sin una licencia asociada que permita acceder a la pantalla.

La digitalización educativa que ha acelerado la pandemia, opina Moyano, necesita de tres patas: las administraciones deben dotar a los centros de conectividad suficiente y dar formación al docente; la segunda es la intranet del centro para que el acceso de los alumnos sea adecuado, y la tercera son los contenidos. En todas ellas se ha hecho un "gran esfuerzo" para afrontar los desafíos planteados por el coronavirus.

Un curso de transición y pocas ventas

Este año es de "transición" debido a que se está elaborando el nuevo currículo, por lo que muchas administraciones autonómicas no han repuesto libros ni han comprado nuevos, explica Moyano.

En este contexto muestra su disgusto con comunidades autónomas de signos políticos opuestos como Galicia y la Comunidad Valenciana que con su "intervencionismo están acabando con las empresas".

Para el próximo curso, Moyano destaca el incremento de la variedad de proyectos editoriales que incorporan metodologías activas como es la pedagogía basada en proyectos y en retos, y la gamificación.

Una ampliación de contenidos que permitirá a cada profesor usarlos de forma "variada o complementaria".

En cuanto a la aplicación de los nuevos currículos que la Lomloe establece aplicar en 2022-2023, explica que el sector está trabajando con el equipo técnico del Ministerio para hacer efectivos principios como "la simplificación de los saberes esenciales para centrarnos en los que es importante, y evitar los conocimientos memorísticos a los que se puede acceder en línea.

Otra de las líneas de trabajo es "el aprender a aprender, es decir, saber hacer realidad las cosas y con un sentido de aprendizaje para toda la vida".

"De momento, agrega, solo tenemos la parte del Ministerio, nos falta casi el 50% que está en manos de las comunidades autónomas, así que habrá que ver el desarrollo que ellas hacen para completarlo".