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Jacobo Bergareche | Escritor, presenta “Los días perfectos”
Jacobo Bergareche Escritor, presenta “Los días perfectos”

“Faulkner fue tremendamente fiel en su infidelidad”

“No todos los matrimonios son una historia de amor, pero sí todas las historias de amor tienen una anatomía similar”

Jacobo Bergareche. | B. G.-M.

Jacobo Bergareche (Londres, 1976) presentará mañana en Oviedo (Librería Cervantes, 19.00 horas) su última obra, “Los días perfectos” (Libros del Asteroide). El autor, que durante años residió en Texas, trabajando en Harry Ransom Center, el archivo de la Universidad de Austin, encontró por casualidad las cartas que durante 30 años William Faulkner le escribió a su amante, Meta Carpenter. Bergareche no podía dejar pasar esa historia de amor.

–¿Qué hay en esos “Días perfectos”?

–No se iba a titular así sino “La hora que despertamos juntos”, pero Kirmen Uribe ya tenía un libro con ese título, que es un verso de un poema de Ezra Pound. Lo difícil en el amor no es acostarse con alguien sino despertarse con alguien.

–El protagonista, Luis, escribe cartas de amor a su esposa y a su amante.

–Lógicamente oculta a su esposa que está viviendo una aventura extraconyugal con otra persona que también esta casada. Se habían conocido durante un congreso de periodistas. El mundo de los congresos... Ahora con la pandemia está limitado que ocurran estas cosas.

–¿De verdad hay días perfectos?–

Si estás enamorado el día perfecto es estar con la persona que quieres estar y que esa persona quiera estar contigo. Estar enamorado lo soluciona todo.

–¿Y qué hay de esas cartas de Faulkner?

–El protagonista rememora su aventura después de leer las cartas. Faulkner tiene una carta preciosa, que dibuja como un “storyboard ”, pinta un día con su amante, desde que despiertan hasta que duermen, en viñetas. ¿Cuántos días somos capaces de recordar enteros, lo que hemos hecho durante todo el día? Son muy pocos.

–Pero esos días que se recuerdan con el paso del tiempo no son realidad.

–La memoria siempre es traicionera. Un amigo mío que es neurocientífico me explicó que el recuerdo es un archivo editable, al revisar esos días lo reescribes un poco. Cuando preguntas a la gente que te cuente su primer beso o cuándo perdió la virginidad, todos lo tienen archivado con la anatomía de una narración.

–Esas cartas de Faulkner abarcan 30 años.

–Sí, Faulkner es extraordinariamente fiel en la infidelidad. Es muy bonito leerlas, como cuando vas a un acantilado y ves el flysch de los acantilados y sus diferentes estratos. Es pegarle un tajo a una historia de amor y ver de cuántas capas está hecha. Se ve el enamoramiento, la pasión, el hartazgo, el olvido.

–Nada que no sepamos de las historias de amor y de los matrimonios.

–No todos los matrimonios son una historia de amor pero sí todas las historias de amor tienen una anatomía similar. Todas las relaciones se parecen bastante, empiezan con la misma pasión y tienen los mismos problemas. Pero también hay gente que ha hecho locuras por amor. Lo bonito que es ir a un bar y ver ese momento en que empieza la chispilla entre dos personas. Estamos programados para que nos fascine el triunfo del amor.

–¿Si cogiese el móvil de un adolescente vería ese “flysch” en los mensajes de Whatsapp?

–Ahora la memoria es visual. Se encontraría en la galería de fotos más que en el Whatsapp. La gente ya no escribe cartas de amor, no hay memoria oral del amor. Nunca se ha registrado tanto la memoria pero nunca se ha devaluado tanto.

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