Pablo León Gasalla, director general de Cultura y Patrimonio, es un profundo conocedor del Camino de Santiago, su historia y sus trazados. A propósito de “Camino Primitivo. Oviedo”, la gran exposición de LA NUEVA ESPAÑA sobre el nacimiento de la vía santa que patrocinan el Ayuntamiento de Oviedo y la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Turismo -dentro del programa de promoción de Oviedo como Origen del Camino-; el Banco Santander y la Fundación EDP, Pablo León Gasalla conversa con LA NUEVA ESPAÑA sobre la historia y el futuro del Camino, su gestión y las actuaciones para garantizar su supervivencia. Todo ello en la Sala de LA NUEVA ESPAÑA, donde se puede visitar, hasta el próximo 10 de diciembre, “Camino Primitivo. Oviedo”, la muestra comisariada por María Álvarez y diseñada por Proasur.

-¿De dónde viene su pasión por el Camino de Santiago.

-Me viene del trabajo. Empecé en el 2001 en la Consejería, como historiador, y fue el tema que me asignaron. Día a día fue interesándome y fui investigando.

-En estos 20 años desde que está en la consejería, ¿cambió mucho el Camino?

-Al principio, las cifras de peregrinos, en los albergues, eran muy bajas. Antes de la gran crisis la de 2008, había ciertas reticencias en algunos ayuntamientos, que veían que el Camino traía un tipo de turismo por el que no querían apostar, que parecía de segunda. Pero paulatinamente vieron que era una fuente constante de atracción, incluso de personas que primero llegaban haciendo el Camino pero que después volvían. Eso sí que fue un cambio notable, el de la implicación de los ayuntamientos y también de otras consejerías, que fue paulatino.

–Luego llegó la declaración de Patrimonio Mundial, en 2015.

–Ese fue ya el gran cambio, con la equiparación de los Caminos del Norte al Francés. Ahí tuvimos un boom de visitantes. Nos quedó la espina del Salvador, que no se pudo lograr.

–Castilla y León no quiso.

–Ese fue el único problema, que Castilla y León no quiso apostar por ello y no pudimos presentar a la UNESCO la mitad del Camino del Salvador, desde Pajares hasta Oviedo. Y es una pena porque es, sino el Camino más histórico, que ese sería el Primitivo, por ahí anda en cuanto a origen, en torno al siglo IX o X, con el culto a las reliquias del Salvador, en Oviedo.

–Ellos apostaban por el Camino Francés.

–Ellos solo querían el Francés. Y plantearon una idea de “o todos o ninguno”, o proteger todo el resto de caminos que no eran el Francés o que no tenía sentido aplicar la declaración solo a algunos. Era inasumible, claro. Era una táctica para que no saliera nunca la ampliación. Pero al final se logró convencer a la mayoría de las comunidades en el Consejo de Patrimonio de que por méritos, historia, conservación y tradición había que incorporar a los Caminos del Norte a la declaración, y se logró.

–Conseguir la declaración para el Camino del Salvador eso va a ser muy difícil, ¿no?

–Es cada vez más complicado que España saque adelante candidaturas, incluso que las presente. Somos el tercer país del mundo con más declaraciones de Patrimonio Mundial, y nos han puesto limitaciones. Hay una moratoria de cinco años en los que no podemos presentar nada.

–Esto afecta a iniciativas como la candidatura que quiere presentar Oviedo para su casco histórico.

–Se quedan atrás, claro. También la de La Laboral de Gijón, o la de Valdediós, que ya la tenemos en la lista indicativa. Ahora mismo, hasta 2026 ya no es posible, y cuando se abra el cupo pasará como con la lista de Patrimonio Inmaterial, que se abrió ahora después de casi diez años y hay comunidades con un montón de proyectos para presentar. Nosotros presentaremos la de la Sidra, y habrá la de la Jota, que ya llevaba muchos años… Va a costar.

–Este año se está percibiendo una mayor apuesta promocional, con iniciativas como “Oviedo, origen del Camino”, que implica al Principado y al Ayuntamiento de Oviedo. ¿Nos hemos dado cuenta ya del valor del Camino?

–Llevamos varios años con esto, pero sí que se está viendo que la singularidad que tiene Asturias con el Camino es esa: la reivindicación del origen, con la ruta Primitiva, y de figuras fundamentales para el Camino como Alfonso II, que tiene tanta vinculación con ese origen. También Alfonso III o Alfonso VI, que protagonizó ese momento crucial de la apertura del Arca Santa. Hay que reivindicar a esas grandes figuras, que pusieron los cimientos de lo que tenemos ahora. Pero sobre todo Alfonso II, que es de justicia que se reconozca que una parte fundamental de su legado es el propio Camino de Santiago.

"La exposición de LA NUEVA ESPAÑA sobre el origen en Oviedo del Camino tiene un enfoque moderno, para que la gente entienda el contexto en que surgió la ruta jacobea; incluso el contexto físico, con esa gran maqueta de Oviedo en tiempos de Alfonso II"

–Justo son los puntos fuertes de la exposición “Camino Primitivo. Oviedo”. ¿Cómo ve ese enfoque que se aplica a la muestra?

–Muy bien. La verdad es que es un enfoque moderno para que la gente entienda el contexto en el que surgió el Camino, incluso el contexto físico, con esa gran maqueta de Oviedo en tiempos de Alfonso II, en el momento en el que llega aquí la noticia de la aparición de la tumba de Santiago. Cómo era Oviedo en el momento en que Alfonso II decide acudir a ver el lugar en le que aparecieron los restos de Santiago después de décadas de construcción ideológica sobre la evangelización de Santiago en la península Ibérica. Por eso ni extrañó ni sorprendió que pudiera aparecer en el confín del reino la tumba. La exposición muestra esto además de una forma visualmente muy atractiva.

–Viendo esa visión política de Alfonso II, ¿podrían extraer, incluso nuestros gobernantes, lecciones de esa operación política?

–No sé si lecciones prácticas, por la distancia, porque no tienen nada que ver ni la sociedad, ni siquiera la política, de una y otra épocas. Pero quizá sí que pueda inspirar ese afán europeo que tenía, su afán de vincularse a Carlomagno y de establecer lazos directos con el resto del continente. Podemos tomar ejemplo, de ese deseo de trascender de la propia Asturias o de la propia España incluso, y proyectarnos internacionalmente. De hecho lo que construyó, el Camino, es un eje de vertebración de Europa, eso todo el mundo lo tiene claro. La recuperación del Camino desde los años 50 se concibe primero en Francia, tras la II Guerra Mundial, que lo entienden como un eje de vertebración de Europa. Y eso Alfonso II lo tuvo claro.

–La muestra acaba con la apertura del Arca Santa y el inicio del Jubileo, que justo estos días se está celebrando. ¿Es algo quizá sobre lo que se pueda trabajar en años sucesivos?

–Sí. Eso es algo que dice muy bien Pepa Sanz, que nosotros tenemos Año Santo todos los años y que tendríamos que apostar más por ese turismo religioso, que es un turismo cultural y de cierto nivel. Los años santos lebaniegos, de Caravaca de la Cruz o del propio Santiago solo lo son cuando coincide la festividad, y nosotros tenemos la suerte de que tenemos todos los años. Es algo que para la gente creyente tiene que ser un gran aliciente, saber que en septiembre, vengas el año que venga, aquí vas a poder ganar la Perdonanza. Este año además, con el 1.200 aniversario de la consagración de la catedral, se refuerza. La propia catedral, no lo olvidemos, tiene que ser un recurso patrimonial y cultural importantísimo.

–¿Qué le gustaría lograr, en relación al Camino, en lo que queda de legislatura?

–Me gustaría mejorar la situación permanentemente. La situación el Camino en general la podemos describir como buena, aunque hay puntos en los que se debe mejorar. Tenemos que mejorar la señalización, también algún tramo que requiere de alguna cosa concreta, y la promoción. Y crear redes, tomando como ejemplo lo que está pasando en el Camino Francés con la asociación de municipios, que están colaborando en cuestiones prácticas del día a día. Podíamos tomar ejemplo en eso. Hay ideas sobre la mesa de crear una asociación, por ejemplo en el Camino Primitivo, en la que estén la consejería, los ayuntamientos y las asociaciones de amigos. Hay que seguir avanzando en esa línea de cooperación más institucionalizada, para los problemas del día a día que ahora nos cuesta tiempo reaccionar por nuestra propia limitación administrativa. Que hubiera un organismo, una entidad o una asociación que fuera más ágil, ayudaría bastante.

–Eso ayudaría a cuestiones como las habituales trabas para hacer obras menores en el Camino, aunque eso se ha subsanado ya en parte con las últimas cesiones de competencias a los ayuntamientos, ¿no?

–Sí. Es una cuestión de procedimiento, se ha aclarado qué tipo de obras menores se pueden hacer solo pidiendo una licencia municipal, sin tener que venir a la consejería. Eso agiliza muchas actuaciones, y a la vez da seguridad de que las actuaciones se van a hacer con respeto a los valores patrimoniales. Es algo que hemos empezado precisamente con el Camino de Santiago y su entorno, pero ahora estamos con algún conjunto histórico que no tiene plan especial para intentar hacer lo mismo, y está en tramitación la ley de agilización administrativa, que también incluimos esa posibilidad de cesión de determinadas competencias. Por ejemplo en los hórreos, donde vamos a hacer una descripción de obras menores que se podrán hacer con autorización directa de los ayuntamientos y sin pasar por nosotros. Porque son centenares las peticiones que tenemos al año para cosas como retejos o mejora de estructuras de cubierta. Cosas que si estableces claramente cómo se pueden hacer, pueden ser autorizadas perfectamente por los ayuntamientos sin tener que pasar por ese trámite adicional que supone más tiempo.