Momento histórico en la lucha global contra la malaria. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha aprobado la primera vacuna contra la malaria. Ghana, Malaui y Kenia son los tres países donde la vacuna se introdujo en 2019, con 2,3 millones de dosis administradas y 800.000 niños que han recibido al menos una dosis. “Es la mejor inversión posible que se ha hecho en salud pública”, ha manifestado el director del Programa Global contra la Malaria de la OMS, el asturiano Pedro Alonso.

La aprobación de este medicamento servirá para luchar contra una lacra que, solo en 2019, infectó a más de 200 millones de personas en todo el mundo y mató a más de 400.000 seres humanos. La financiación del programa piloto llega a través de la colaboración entre tres organismos: Gavi, la Alianza para las Vacunas, premio “Princesa de Asturias” de Cooperación Internacional 2020; el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria y Unitaid.

“Este es un momento histórico. La tan esperada vacuna contra la malaria para los niños es un gran avance para la ciencia, la salud infantil y el control de la enfermedad. El uso de esta vacuna, además de las herramientas existentes, podría salvar decenas de miles de vidas jóvenes cada año”, ha resaltado en rueda de prensa el director general de la OMS , Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Durante siglos, la malaria ha acechado el África subsahariana, causando un inmenso sufrimiento personal. La vacuna aprobada hoy ofrece un rayo de esperanza para el continente. Esperamos que gracias a ella muchos más niños africanos estén protegidos de la malaria y se conviertan en adultos sanos”, ha declarado Matshidiso Moeti, director regional de la OMS para África.

La malaria sigue siendo una de las principales causas de enfermedad y muerte infantil en el África subsahariana. Según los últimos registros, el continente africano sufrió un 94 por ciento de los casos y las defunciones globales por paludismo. La mayoría de estos, agrupados en tan solo seis países (Nigeria, República Democrática del Congo, Tanzania, Burkina Faso, Mozambique y Níger). El colectivo más afectado por los contagios de esta enfermedad son los menores de cinco años. El 67 por ciento de las muertes globales por esta enfermedad se concentran entre los más pequeños. De hecho, las estadísticas apuntan a que cada dos minutos un niño muere por malaria.

Hasta ahora, la gran mayoría de esfuerzos para luchar contra esta enfermedad se han destinado a tratar a los pacientes enfermos y a intentar erradicar los focos de mosquitos. El último informe sobre la cuestión suma casi 3.000 millones de dólares invertidos en un año para el control de esta enfermedad. Pero, según apuntan los expertos, el camino para erradicar esta enfermedad pasa por conseguir una vacuna segura, eficaz y asequible. Solo entonces se podrá dar por controlada esta plaga que, hoy por hoy, sigue lastrando millones de vidas.

Basándose en el asesoramiento de dos órganos consultivos mundiales de la OMS, uno para la inmunización y otro para la malaria, se ha recomendado que se utilice esta vacuna, conocida como RTS, S/AS01 y desarrollada por la compañía farmacéutica GSK, para la prevención de la malaria por “P. falciparum” en los niños que viven en regiones con una transmisión de moderada a alta. La vacuna debe administrarse en un esquema de cuatro dosis en niños a partir de los cinco meses de edad para la reducción de la enfermedad y la carga de esta enfermedad.

Los datos del programa piloto mostraron una reducción del 30% de la malaria grave mortal, “incluso cuando se introduce en áreas donde los mosquiteros tratados con insecticida se utilizan ampliamente y hay un buen acceso al diagnóstico y al tratamiento”, explica la OMS. “La vacuna tiene un perfil de seguridad favorable. Su introducción es factible, con una cobertura buena y equitativa a través de los sistemas de vacunación ordinarios”, agrega el organismo sanitario internacional de Naciones Unidas.

El estudio considera que el reparto de estos medicamentos debería priorizar las “zonas de transmisión moderada a alta de la malaria”. El estudio también apunta a que los países que por ahora no tengan acceso a este medicamento deberán seguir apostando por otras “capas” de prevención, como el uso de mosquiteras tratadas con insecticida. Esta estrategia podría prevenir la infección en un 90 por ciento de los casos.

Un experto en salud global con raíces paternas en Grado


Pedro Alonso, que en 2011 fue distinguido como “Asturiano del mes” de LA NUEVA ESPAÑA, se puso al frente del Programa Mundial sobre la Malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS), como director, en octubre de 2014. Aunque nació en Madrid, su familia paterna está enraizada en Asturias, concretamente en Grado. Fue director del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), jefe del servicio de Salud Internacional y Medicina Tropical del Hospital Clínic y premio “Príncipe de Asturias” a la Cooperación Internacional en 2008). Se licenció en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid en 1984. Obtuvo un máster en Epidemiología y Control de Enfermedades Infecciosas en la London School of Hygiene and Tropical Medicine, y se doctoró en Medicina por la Universidad de Barcelona. Su carrera profesional empezó en los años 80 en Gambia donde evaluó la eficacia del uso de redes mosquiteras impregnadas con insecticida como herramienta preventiva contra la malaria, que evitaron más de 400 millones de casos de malaria entre 2001 y 2015.