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Las mujeres de los Premios, de Zambrano a Karikó

Este año, por primera vez, cinco de las ocho categorías cuentan con presencia femenina

Katalin Karikó, J. K. Rowling y María Zambrano.

Desde María Zambrano, filósofa española y primera mujer en recibir un Premio “Príncipe de Asturias”, en su caso de Comunicación y Humanidades, en 1981, hasta Katalin Karikó, bioquímica húngara, Ozlem Tureci, médica de origen turco y emigrante en Alemania, y Sarah Gilbert, bióloga británica -que comparten el Princesa de Investigación Científica y Técnica de este año con Drew Weissman, Philip Felgner, Ugur Sahin y Derrick Rossi, por el hallazgo de las vacunas contra el Covid-19, han pasado 40 años.

En estas cuatro décadas, la Fundación ha premiado a 266 hombres, 57 mujeres y 93 instituciones, grupos o colectivos, de los que 10 fueron exclusivamente masculinos (en 2017, por ejemplo, se premió a Les Luthiers y a All Blacks, la selección de rugby de Nueva Zelanda) y solo tres fueron femeninos.

La casi exclusiva presencia masculina del Patronato que gobierna la Fundación Princesa desde 1980 –aún hoy solo lo integran cinco mujeres, aunque una de ellas no a título personal sino en representación del BBVA, en un total de 25 hombres, incluido el Secretario–, así como la persistente masculinización de los jurados en las primeras décadas de los galardones y la poca presencia de candidaturas femeninas son, probablemente, las causas principales de que las mujeres hayan estado ausentes del cuadro de honor de los Premios.

La llegada de Teresa Sanjurjo a la dirección de la Fundación, en diciembre de 2009, y el propio impulso social de la mujer en todos los ámbitos, ha ido cambiando la tendencia. En los últimos once años han sido 25 las galardonadas, frente a las 31 de los veintinueve anteriores. En 2011, se incorporó al Patronato María Neira, directora del departamento de Salud Pública de la OMS; en 2015 lo hizo Ana Isabel Fernández Álvarez, catedrática de Economía Financiera de la Universidad de Oviedo y, en 2020, Maite Arango García-Urtiaga, presidenta de Ashoka España y miembro del Ashoka Network e hija de Plácido Arango Arias, ya fallecido, segundo presidente de la Fundación.

Los Premios de este 2021 no son los que cuentan con mayor presencia femenina en número, pero sí lo son en categorías y reflejan, por primera vez, la igualdad social en cuanto a mérito y protagonismo.

La artista serbia Marina Abramovic, pionera en el arte de la performance, es la décima mujer en alcanzar el galardón de las Artes. Se concedió por primera vez a la condición femenina en 1991, en un premio conjunto a siete cantantes líricos españoles, entre ellos Pilar Lorengar, Victoria de los Ángeles, Teresa Berganza y Montserrat Caballé. La pianista Alicia de Larrocha (1994), la cantante Bárbara Hendricks (2000), las bailarinas Maya Plitsetskaya y Tamara Rojo (2005) y la actriz española Nuria Espert (2016) fueron las otras galardonadas.

Gloria Steinem es una activista histórica en la defensa de los derechos de las mujeres en Estados Unidos. También periodista y viajera incansable por su país, es la cuarta en recibir el galardón de Comunicación y Humanidades. Desde María Zambrano, en 1981, hasta 2013, en el que se premió a la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz, solo se reconoció a hombres o instituciones. En la última década lo ha recibido la periodista mexicana Alma Guillermoprieto (2018).

La nadadora paralímpica Teresa Perales, ejemplo de superación vital y deportivo, es la séptima mujer que logra el Premio de Deportes. Con un palmarés de 26 medallas paralímpicas, 20 en campeonatos mundiales y 37 en campeonatos de Europa, la zaragozana perdió la movilidad en las piernas a los 19 años, a causa de una neuropatía.

La tenista checoslovaca nacionalizada estadounidense Martina Navratilova (1994) fue la primera en conseguir el premio. La siguieron: la atleta argelina Hassiba Boulmerka (1995), la tenista española Arantxa Sánchez Vicario (1998), la también tenista alemana Steffi Graf (1999), la saltadora de pértiga rusa Yelena Ysinbayeva (2009) y la esquiadora estadounidense Lindsay Vonn (2019). Ninguna selección o equipo femeninos ha sido premiada mientras que numerosas masculinas han sido galardonadas.

Jane Goodall, etóloga inglesa y pionera en el estudio de los chimpancés salvajes, logró el premio de Investigación Científica y Técnica por primera vez para una mujer en 2003, veintidós años después de creados los galardones. En 2010, la bióloga y psicóloga estadounidense Linda Watkins lo compartió con David Julius y Baruch Minke, los tres referentes mundiales de la Neurobiología sensorial.

En 2015, la francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna, autoras del desarrollo de una tecnología de edición genómica que permite reescribir el genoma y corregir genes defectuosos, recibieron el galardón. Otras dos mujeres, la también estadounidense Joanne Chory y la argentina Sandra Myrna Díaz, en este caso biólogas, compartieron el de 2019. En la pasada edición, la matemática belga y estadounidense Ingrid Daubechies lo compartió con tres hombres: Yves Meyer, Terence Tao y Emmanuel Candés; los cuatro por sus contribuciones a las teorías y técnicas modernas del procesamiento matemático.

Así pues, Katalin Karikó, Ozlem Tureci y Sarah Gilbert, tres de los siete científicos que recogerán el próximo día 22 el premio de Investigación Científica y Técnica, serán la octava, novena y décima mujer, respectivamente, en recibir un galardón que durante muchos años se resistió a tener nombres de féminas.

La Campaña por la Escolarización Femenina, CAMFED, fundada en 1992 por Ann Cotton, un movimiento panafricano que invierte en la educación de las niñas, liderado por una hermandad de mujeres jóvenes, es el primer colectivo femenino en recibir el galardón de Cooperación Internacional. Este premio no tuvo nombre de mujer hasta 1998, año en el que el Jurado decidió concederlo a siete mujeres que trabajaban por mejorar la condición de la mujer, cada una en sus distintos ámbitos y países: Emma Bonino, Olayinka Koso-Thomas, Graça Machel, Fatiha Boudiaf, Rigoberta Menchú, Fatana Ishaq Gailani y Somaly Man.

En esa edición, se sentaron en el escenario del Campoamor ocho mujeres galardonadas, pero sólo en dos categorías (la otra fue la tenista española Arantxa Sánchez Vicario). En nombre de todas habló Emma Bonino, líder del Partido Radical Italiano, quien, entre otras reflexiones, dijo: “Nunca he sido feminista en el sentido estricto y militante de la palabra. No creo que baste ser mujer para ser mejor. Y no basta tampoco ser hombre para ser mejor. Pero ello no me ha impedido en modo alguno luchar por las personas de sexo femenino. Se trata, sencillamente, de la defensa de todas aquellas personas, ya sean hombres o mujeres, a las que se les niega la plenitud de sus derechos fundamentales. Y cuya dignidad humana es despreciada o simplemente cuestionada”.

También Felipe de Borbón, entonces Príncipe de Asturias, se refirió en su discurso al fanatismo y los prejuicios que “convierten a los niños en soldados de guerras que no son suyas, agreden a las mujeres en lo más íntimo de su ser y cercenan su dignidad (…) y las confinan, por el simple hecho de ser mujeres, a una auténtica cárcel de costumbres ancestrales que las degradan”.

Ciencias Sociales no tuvo nombre de mujer hasta 2006 en que lo recibió Mary Robinson, jurista, profesora y expresidenta de Irlanda. Desde entonces, han sido premiadas la filósofa estadounidense Martha Nussbaum (2012), la socióloga neerlandesa Saskia Sassen (2013), la economista Esther Duflo (2015), la británica Mary Beard, especialista en Historia Antigua (2016) y la también británica Karen Armstrong, estudiosa de la Historia de las Religiones (2017).

Siete mujeres han recibido el galardón de Letras. La primera fue la española Carmen Martín Gaite, ya fallecida, que lo compartió con el poeta José Ángel Valente (1988). La siguieron: Doris Lessing (2001), Fatema Mernissi y Susan Sontang (2003), Nélida Piñón (2005), Margaret Atwood (2008), Fred Vargas (2018), Siri Hustvedt (2019) y Anne Carson (2020).

La escritora británica Joanne Rowling, famosa por los libros de Harry Potter, fue la primera mujer en el premio de Concordia (2003). La política colombiana Ingrid Betancourt (2008), la activista congoleña Caddy Adzuba (2014) y la oceanógrafa estadounidense Sylvia A. Earle (2018) completan una lista en la que también se encuentra un colectivo exclusivamente femenino, las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul (2005).

El próximo 22 de octubre, serán siete las mujeres premiadas que ocupen sillón en el escenario del Campoamor –tal vez más si CAMFED cuenta con más de una representante–, pero lo serán en cinco de las ocho categorías de los galardones.

En 2014, tras la proclamación de Felipe VI, la Fundación pasó a denominarse Princesa de Asturias, título que ostenta Leonor, heredera al Trono. La Fundación cumple cuarenta años entronizando a la mujer en sus galardones por méritos propios. Un trayecto, tal vez diferente al de Gloria Steinem, pero con un recorrido que ya forma parte de la historia. Ella suele decir que tal vez el acto más revolucionario para una mujer sea emprender un viaje.

“Uno de los caminos más sencillos hacia el cambio profundo consiste en que los menos poderosos hablen tanto como escuchan y los más poderosos escuchen tanto como hablan”. Son palabras de una de las grandes voces feministas del siglo XX, que escucharemos el próximo día 22 en el teatro Campoamor.

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