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El pozo Santa Bárbara muta en museo gracias a la luz de McCall

El célebre artista inglés inaugura en Turón la primera exposición del nuevo centro cultural mierense: “Parece parte de mi obra”

Anthony McCall, dentro de su escultura de luz. | JUAN PLAZA

En el pozo Santa Bárbara de Turón se arrancó carbón durante más de 80 años, hasta que en 1994 la explotación exhaló su último suspiro industrial. Convertida en 2009 en la primera mina asturiana declarada Bien de Interés Cultural (BIC), es ahora cuando su nueva vocación expositiva se ha hecho patente. Y lo ha hecho jugando con la luz y las perspectivas. De manera agradablemente fortuita, el contraste entre el blanco y el negro que durante décadas emanó de las lamparas mineras ha regresado al pozo de la mano del reconocido artista inglés Anthony McCall. La realidad cambiante demanda abrir nuevas vetas, y el prestigioso autor firma en Mieres su performance más deslumbrantes, trasformado la mina en un museo.

El concejal de Cultura de Mieres es el capataz que ha diseñado la transformación del pozo Santa Bárbara en una gran sala de arte. Juan Ponte explica el fin de la iniciativa de manera sencilla: “Simplemente queremos demostrar que nuestro rico patrimonio industrial puede ser un motor de dinamización del territorio, un polo de atracción para el turismo”. Convertir la mina turonesa en una galería de arte con proyección internacional es el reto al que se enfrenta el Ayuntamiento.

La enorme y restaurada sala de compresores del pozo Santa Bárbara albergará hasta finales de enero la obra “Face to Face”, enmarcada dentro del reconocido proyecto “Luz Sólida”. Anthony McCall compendia en este trabajo casi medio siglo de apasionada actividad artística. Una brillante trayectoria que le ha llevado a exponer en los principales museos del mundo, como el Pompidou (París), el Whitney Museum Nueva York o el Moderna Museet de Estocolmo, por citar solo algunos. A esta lista de acreditadas salas de arte se suma ahora un enclave insospechado en forma de vieja mina de carbón. “Estoy maravillado, parece parte de mi propia obra”, reconoce MacCall, que ayer asistió en Turón a la inauguración del proyecto.

El interior de la rehabilitada sala de compresores. | JUAN PLAZA

“Pretendo que cada espectador tenga su punto de vista a medida que se mueve por la plataforma, disfrutando de una experiencia sensorial propia”, explica al artista británico, uno de los principales referentes en el proceso de configuración del arte contemporáneo reciente. Lo que McCall ha traído a Mieres tiene una parte de exposición, pero en esencia es un personal relato de su trayectoria como artistas. La propuesta cuenta con un doble foco. En la urbana sala de muestras de Mieres Centro Cultural (MCC) se proyectan las películas que en la década de los sententa grabó el autor recogiendo varias de sus performances: “Es la primera vez que tiene la posibilidad de ver proyectados todos sus filmes al mismo tiempo y en un mismo espacio”, explica Gloria Moure, comisaria de la exposición.

El citado trabajo audiovisual tiene su proyección en la obra que acoge el pozo Santa Bárbara. No se trata de una exposición al uso. Dentro de la catedralicia sala de compresores se ha habilitado una estancia cerrada en cuyo interior los espacios fluyen entre luces, sombras y un tizne que de manera involuntaria recuerda al polvo del carbón. Todo evoca, de alguna manera, al interior de la mina. Y lo curioso es que no es un efecto buscado en la obra. Es una pertinente casualidad: “En ningún caso se buscaba lograr esta vinculación entre la obra y el escenario, pero la relación parece inevitable. Hay una vinculación que ha sorprendido hasta al propio McCall”, subraya Juan Ponte.

El exterior de la rehabilitada sala de compresores, con la obra de “Face to Face” dentro del antiguo inmueble minero. | JUAN PLAZA

Anthony McCall explica con sus propias palabras lo que el visitante se encontrará en el pozo Santa Bárbara, donde el concepto reconversión acaba de adquirir una dimensión artística. Dentro de la sala, dos pantallas enfrentadas se adivinan en la oscuridad. Sendos proyectores rasgan la negrura creando formas. “La pantalla es traslúcida, por lo que la luz no se para en ella, surge de los proyectores y va creando las figuras en las pantallas, dando forma en el centro de las mismas a una especie de escultura”, apunta el autor. Así se crean diferentes puntos de vista. “Los dibujos son dos piezas geométricas que están en constante movimiento, pero de manera muy lenta, por lo que las piezas van cambiando según pasan los minutos. De esta forma también cambian las emociones”, resalta.

El Ayuntamiento de Mieres quiere llenar el pozo que los mineros nombraron popularmente como La Rebaldana de cuadros, esculturales y música. La primera cita ha generado expectación. “Se percibe que la gente del valle está ilusionada”, destaca Ponte. La presencia de Anthony McCall ha dejado patente que se trata de un proyecto ambicioso. El artista destacó con sus primeras performances en los años 70, y durante décadas ha ido desarrollando un trabajo que tiene a la luz proyectada como protagonista.

Anthony McCall, charlando con Gloria Moure. | JUAN PLAZA

La escultura de luz que puede visitarse en las instalaciones del pozo Santa Bárbara y los filmes que se proyectan en MCC están unidos poéticamente. En una de las cintas grabadas en los setenta se aprecia como McCall da forma a una línea que describe un cono: “Con la escultura buscamos que el espectador se sitúe dentro de cono y perciba cómo llega la luz”, explica el autor. La obra, en su contexto general, ha entrado en diálogo con el legado industrial de Mieres, creando una nueva narrativa para unos espacios fabriles que en muchos casos parecían condenados a ser víctimas de óxido.

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