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Karikó, entre lágrimas: “Estoy feliz por haber contribuido a la vacuna, fue una larga travesía”

La bioquímica húngara y su colega Philip Felgner, de Estados Unidos, dos de los siete premiados en Investigación, llegaron ayer a Oviedo

Katalin Karikó es confortada por Teresa Sanjurjo a su llegada al hotel de la Reconquista, en Oviedo. A la derecha, el marido de la premiada, Bela Francia. | MIKI LÓPEZ

Katalin Karikó y Philip Felgner, dos de los siete creadores de las vacunas contra el covid galardonados este año con el premio “Princesa de Asturias” de Investigación Científica y Técnica, ya están Oviedo. Ayer, un poco antes de las seis de la tarde, Felgner llegó al hotel de la Reconquista con su esposa y apenas diez minutos después aparecía Karikó, en otro coche y acompañada por su marido. La científica húngara, sorprendida por la inesperada recepción, al son de las gaitas, con la prensa y muchos viandantes a la espera, tuvo un ataque de timidez y luego, emocionada, se echó a llorar. Teresa Sanjurjo, la directora de la Fundación Princesa de Asturias, la tranquilizó. Después, posando ante el gran panel colocado a la entrada del Reconquista con el emblema de la Fundación para que los galardonados se retraten al llegar, Karikó se deshizo en agradecimientos y se sinceró. “Estoy realmente feliz de haber podido contribuir al desarrollo de la vacuna contra el covid”. “Ha sido una travesía tan larga y empezó tan lejos, luchando contra las adversidades...”, declaró melancólica Karikó.

La que ya es reconocida como la “madre de las vacunas” contra el covid huyó de su país natal, Hungría, cuando permanecía bajo dominio soviético, en un azaroso viaje, trabajó en Alemania y emigró a Estados Unidos. Su trayectoria profesional no fue un camino de rosas y tuvo que combatir el escepticismo de sus superiores y sus colegas, que dudaban de que sus investigaciones fueran por buen camino y dieran algún fruto. El tiempo le dio la razón, ella es la pionera en el desarrollo de la tecnología de ARN mensajero, gracias a las que ha sido posible obtener las primeras vacunas eficaces contra el nuevo coronavirus. La tenacidad de Karikó ha salvado millones de vidas y ha echo posible que el mundo eche a andar de nuevo.

“Yo trabajo habitualmente sola, lo que no es habitual, porque la gente suele hacerlo en grandes grupos, en los que se reúnen profesores, centros de investigación... Espero que eso se mantenga, que sigamos trabajando juntos, porque eso va a ser bueno para el desarrollo de otras vacunas y de otras terapias”, deseó Katalin Karikó, visiblemente nerviosa y sin perder ni un momento su expresiva sonrisa.

Philip Felgner y su esposa, Jiin Yu-Hwang Felgner, ante el panel de la Fundación Princesa de Asturias, a su llegada a Oviedo. |

El viaje había sido largo y, como dos mochileros, en vaqueros y camiseta, Karikó y su esposo, Bela Francia, llegaron a las puertas del Reconquista. Ambos comparten una odisea vital. Juntos salieron de Hungría en 1985 con su hija Susan, que por entonces tenía dos años. Escondieron todo el dinero que consiguieron reunir para empezar su nueva vida en Estados Unidos, poco más de 1.200 dólares, en su osito de peluche. Con él tiempo aquella niña se incorporó al equipo de remo estadounidense y con él ha sido medallista olímpica.

Ayer su madre, que debía tener en mente todo ese pasado azaroso, estaba feliz, expectante por la semana de celebración que tiene por delante. Comentó que ésta es su primera visita a España. “Siempre he estado trabajando, trabajando y trabajando, porque a mí me gusta trabajar, y ahora estoy aquí, y este es un sitio tan bonito”, se emocionó, una vez más, y contó que, durante el trayecto en automóvil desde el aeropuerto hasta Oviedo habían venido deleitándose con el paisaje, “tan verde y tan bonito”.

Las lágrimas de Karikó.

Las lágrimas de Karikó.

Karikó y Felgner llegaron en el mismo avión al aeropuerto de Asturias, pero se trasladaron por separado, cada uno en un automóvil con sus respectivas parejas. Un contratiempo con el equipaje retrasó a Karikó. El bioquímico estadounidense Philip Felgner, con una extensa trayectoria como investigador y emprendedor y que en la actualidad dirige el Centro de Investigación y Desarrollo de Vacunas de la Universidad de California, viajó con su mujer, Jiin Yu-Hwang. A su llegada al Reconquista, con las gaitas de la banda “La laguna del Torollu” sonando, parecían algo desconcertados, subieron las escaleras y en la entrada les recibió Teresa Sanjurjo. Posaron ante los fotógrafos y, luego, ya repuestos de la primera impresión, intercambiaron saludos con la prensa y con los viandantes que se habían detenido a ver quien llegaba. Felgner no hizo declaraciones, porque la Fundación “Princesa de Asturias” decidió que solo hablará el último en llegar, que fue Karikó, por razones de organización.

Los dos bioquímicos de la candidatura conjunta al premio de Investigación fueron los primeros en alojarse en el Reconquista, aunque José Andrés, el cocinero distinguido en la categoría de la Concordia, ya se ha dejado ver por Oviedo en estos últimos días. Hoy habrá nuevas llegadas, a las 13.30 horas se espera la de Gloria Steinem, un icono feminista, que ha sido distinguida con el premio de Comunicación y Humanidades y que viajará por carretera desde Madrid. A las 14.30 está prevista la de la nadadora paraolímpica Teresa Perales, que también se trasladará en coche desde Zaragoza.

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