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Emocionado reencuentro de la Familia Real en Oviedo: crónica de la jornada previa a la entrega de los galardones

Los Reyes y sus hijas desbordan entusiasmo en el Auditorio por un “Concierto de Aranjuez” que puso embrujo musical a su primera reunión tras la marcha de Leonor a Gales

La Familia Real asiste al Concierto Premios Princesa de Asturias en Oviedo

La Familia Real asiste al Concierto Premios Princesa de Asturias en Oviedo Agencia ATLAS | Foto: EFE

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La Familia Real asiste al Concierto Premios Princesa de Asturias en Oviedo Tino Pertierra

Aplaudieron a rabiar. Durante casi cinco minutos, los Reyes Felipe VI y Letizia se sumaron con sus hijas Leonor y Sofía a la ovación entusiasta con la que el público del Auditorio de Oviedo acogió un memorable concierto de homenaje al maestro Joaquín Rodrigo interpretado por la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) bajo la batuta de Josep Vicent y con una mágica guitarra de Pablo Sáinz, al que incluso ovacionaron cuando fue después a un restaurante cercano. El embrujo musical de Rodrigo, con su hija presente, puso la mejor banda sonora posible a la primera imagen de la Princesa de Asturias con sus padres y su hermana desde que a finales de agosto se despedían en el aeropuerto Adolfo Suárez: Gales esperaba a la estudiante Leonor. Ayer abandonaba el campus del UWC Atlantic College por los campos asturianos.

También hubo un reencuentro menos familiar: el de los premios con el concierto previo a la ceremonia de entrega de hoy, tras el parón del año pasado por culpa del coronavirus. Aunque las medidas sanitarias se relajaron bastante, no así las de seguridad: estrictas no, lo siguiente. El público, tras las vallas, y la prensa, en la distancia. Algún cartel en el exterior del Auditorio que lleva el nombre del pretérito Príncipe Felipe: “¡Felices de teneros con nosotros”. Por supuesto, gaitas al viento que enmudecían el gruñido del helicóptero avizor y que hacían la vez de sonido trompetero para anunciar la llegada de la Familia Real. A la entrada, autoridades en modo espera. Que se acabó a las 19.19 minutos cuando redobló al tambor de los aplausos y padres e hijas entraron en el vestíbulo del Auditorio. El presidente del Principado, Adrián Barbón, hizo un gesto que parecía decir: “Vaya cómo ha crecido”.

Y es que en Gales, como apuntó la Reina en el paseíllo posterior a unas conocidas, no se come como en España, precisamente. El Rey asintió.

Con el eco de la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo aún palpitante, la Familia Real entró junto al Auditorio con Adrián Barbón, el presidente de la Fundación Princesa, Luis Fernández-Vega, y su directora, Teresa Sanjurjo. Llegó la ronda de saludos a las autoridades en fila, con el Rey como guía para sus hijas de la identidad de cada una: de la consejera de Cultura, Berta Piñán, a la delegada del Gobierno, Delia Losa.

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La alfombra azul del Auditorio: así ha sido la llegada de los invitados al concierto de la OSPA Irma Collín

Primeros comentarios al vuelo (“¡Si ya son más altas que la madre!”), breve posado ante la muralla de cámaras que esperaban a bastante distancia y entrada al palco con nube de fotógrafos en los pasillos esperando para lanzar una lluvia de clics. Profesionales y también aficionados: a esas horas, Instagram era un hervidero de imágenes subidas a todo flash.

Tras el preceptivo himno nacional, el genio de Joaquín Rodrigo inundó el Auditorio con una música estremecedora en un acto que sella el 25.º aniversario de la concesión al maestro del “Príncipe de las Artes” y del 120.º aniversario de su nacimiento. Primero, con la “Fantasía para un gentilhombre”, y luego con un “Concierto de Aranjuez” conocido en el mundo entero. Imposible no imaginar, a modo de secuencia cinematográfica, que por la mente de Leonor se agolparan tantos y tantos recuerdos con Asturias como plató muy real.

El final estaba cantado: a las 20.23 horas, la música del XXIX Concierto Premios Princesa de Asturias cesó en clave apoteósica. Y los Reyes se pusieron en pie, sus hijas se pusieron en pie, el público se puso en pie para rendir homenaje a la OSPA, el director y el guitarrista en una velada inolvidable con mucho trasfondo emocional detrás: después de tantos meses de miedos, oscuridad y dolor se ve una salida al túnel.

La emoción de Nico Menéndez al conocer a la princesa de Asturias: "Es muy guapa"

La emoción de Nico Menéndez al conocer a la princesa de Asturias: "Es muy guapa" VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Irma Collín

Casi cinco minutos de aplausos.

La Familia Real lideró la ovación generalizada al trabajo de los músicos, a los que luego felicitaría en el escenario con efusividad. Para que no faltara emoción que compartir, una exquisita versión del “Asturias, patria querida” aceleró las pulsaciones. El Rey miró a su hija mayor. La hija miró a su padre. Latidos comunes.

Hubo más conexiones especiales. Más sentimientos compartidos sin disimulo. La complicidad entre las hermanas es elocuente al máximo. Mínimos detalles la delatan. Por ejemplo, que ambas entraran en el palco cogidas del brazo. Además, la hermana pequeña (en edad, que no en estatura) verbalizó ya camino de la salida del Auditorio cuando le preguntaron si echaba de menos a Leonor. Sus ojos lo decían todo. Y lo reconoció.

Se notaba distendidos y felices a los Reyes durante el paseo por el vestíbulo entre flashes y vivas. Sobre todo, Letizia. Hizo una larga parada para hablar con un grupo de caras conocidas. Claro, sobre Gales como asunto estrella. La Reina llevaba la voz cantante, aunque a veces su marido hacía algún comentario risueño.

“¡Qué guapas son”, exclamó una admiradora, haciendo equilibrios para que no se le cayera el teléfono móvil con el que grababa todo. No era la única: auténtica exhibición de filmaciones nerviosas, ante la que el personal de la organización se veía a veces desbordado: “¡Ayúdenme un poquito, por favor!”

"Las Nórdicas" llevan casi dos décadas recibiendo a la Familia Real en Oviedo

"Las Nórdicas" llevan casi dos décadas recibiendo a la Familia Real en Oviedo VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Irma Collín

No se negó la Familia Real a posar para quien se lo pidió. Y se acercó a una mujer embarazada para felicitarla efusivamente. Tras un atracón de flashes cegadores, los cuatro salieron a la calle. Más vivas, más aplausos, más ¡guapas!, más calor popular.

La presencia de Leonor de Borbón en Asturias es toda una declaración de emociones: no acudió al desfile del 12 de octubre puesto que, aunque está vacunada, hubiera tenido que guardar cinco días de cuarentena a su regreso a Gales para seguir estudiando el Bachillerato. El calendario ha beneficiado el reencuentro: el internado abre un paréntesis otoñal desde el 22 al 31 de octubre, día en que cumplirá 16 años. Desde su primera visita a Oviedo hace tres años, ayer fue la primera vez en la que la Princesa y su hermana vivieron con sus padres el concierto. Y seguramente incorporarán la fecha a su calendario personal de emociones muy reales. Como afirmaba la pancarta de “Las Nórdicas”, el grupo de admiradoras que desde hace dieciocho años no se pierden ni una cita con los galardones, “felices de teneros con nosotros”. ¿Alguien duda que ellos también están felices de estar aquí?

Una gran fiesta de la guitarra española en memoria de Joaquín Rodrigo, por Andrea G. Torre

El Auditorio de Oviedo recibió a los Reyes de España, a la Princesa Leonor y a la Infanta Sofía en pie y con el himno de España, en el XXIX Concierto de los Premios Princesa de Asturias que este año se celebró en homenaje al maestro Joaquín Rodrigo. De él se celebran este año el 120 aniversario de su nacimiento y un cuarto de siglo desde que recibió el “Príncipe” de las Artes por su contribución a la difusión de la guitarra española. Pablo Sainz Villegas es uno de los máximos exponentes actuales de la guitarra a nivel internacional. Ofreció una interpretación cuidada y honesta, muy solemne, de la “Fantasía para un gentilhombre” y del “Concierto de Aranjuez” del maestro Rodrigo. De su técnica sobresale la proyección sonora tan personal que consigue obtener de su instrumento, lo que le permite tanto a él como a la orquesta jugar con infinidad de colores sonoros y recrear las atmósferas mágicas de Aranjuez que Rodrigo inmortalizó como nadie. Durante toda su actuación estuvo muy cómodo, disfrutando y absorto al mismo tiempo en cantar y sentir a través de su guitarra algunas de las más emocionantes melodías del maestro de Sagunto. Existió en todo momento muy buena química entre Josep Vicent, enla dirección, y Sáinz Villegas, que se dejó sentir en las cadencias musicales que Rodrigo preparaba como pocos. Quedó patente en las miradas y los gestos que intercambiaron y que le dieron al concierto de ayer un carácter distendido y dinámico, que prevaleció por encima de algunos desajustes puntuales. Josep Vicent, atento en todo momento a las demandas del guitarrista, eligió con corrección el tempo en cada uno de los movimientos de más dos obras que constituían el programa. Comedido en su gesto, su mayor logro fue el de modelar a la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) a la medida de las particularidades de un instrumento como la guitarra, que en una sala sinfónica podría quedar en un segundo plano. Ayer no sucedió eso; al contrario, brilló con luz propia. La labor de acompañamiento de la OSPA destacó por la uniformidad del conjunto, muy rica en sonoridad, flexible, empastada y muy pendiente de arropar al solista. Supo establecer un diálogo muy acertado con la guitarra, recogiendo cada uno de los temas que Villegas regalaba. El público que llenaba la sala aplaudió con emoción al término del “Concierto de Aranjuez”. Esta fiesta de la música y la guitarra española terminó, como ya es habitual, con el himno de Asturias, que puso de nuevo al Auditorio en pie para despedir a los Reyes y a sus hijas.


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