La Reina, con vestido en forma de magnolia, y la Infanta Sofía, con falda de bailarina, contrastan con el vestido corto y estampado geométrico de la Princesa de Asturias.
La Reina adora el ballet y el vestido de "The 2nd Skin" que llevó ayer a la ceremonia de entrega de los premios “Princesa” refrenda esa pasión real, además de dejar constancia de que la costura española tiene en ella a una firme aliada.
Quien no debe de estar tan contento es Felipe Varela, el diseñador que por segundo año consecutivo ha sido desterrado de la alfombra azul, aunque sigue teniendo protagonismo en el vestidor real. Hay un momento para todo en esta vida, y ayer tocaba brillar. Vaya si lo logró la Reina, con una silueta que recordaba a los volúmenes de Balenciaga y al estilo “New look” de Dior. A las 18.30 de la tarde, la Familia Real llegaba al teatro Campoamor para dar comienzo a la ceremonia de entrega de los galardones. Las gaitas sonaban con fuerza cuando la Reina descendió del coche y enseñó el vestido negro de tafetán, bautizado como “magna magnolia”, con un punto dramático, cuello caja, ausente de mangas (a doña Letizia le encanta enseñar sus brazos musculados) y lazos en los laterales, de la colección primavera-verano 2022 de la firma fundada en 2006 por Juan Carlos Fernández y Antonio Burillo, autores también del top con plumas que la esposa de Felipe VI llevó al concierto del Auditorio en 2019.
Los complementos de ayer también fueron por todo lo alto, empezando por los pendientes de diamantes y las pulseras gemelas Cartier que pertenecieron a la reina Victoria Eugenia y que en su día heredará Leonor. El clutch “Knot” trenzado de Bottega Veneta, un clásico entre las “royal” europeas, y los salones negros de piel efecto serpiente de Manolo Blahnik completaron un atuendo que culminaba con el pelo en un moño bajo y raya al medio.
La Infanta Sofía también se recogió la melena, en perfecta consonancia con la falda de tul rosa empolvado, también muy estilo “ballet”, de la marca española Psophía, que acompañó de un top negro de manga corta con pedrería en el cuello, en sintonía con el vestido en blanco roto y mangas de gasa que llevó por la mañana. Igual que en el concierto del jueves, la pequeña de la casa se decantó por calzado plano, esta vez unas manoletinas en terciopelo negro. La Princesa de Asturias, con cola alta de caballo, presidió la ceremonia con un vestido de inspiración baby doll, de la firma española Bgo & Me, estampado geométrico y falda y manga corta, en negro, beige y vainilla, que complementó con salones oscuros, es vez de tacón alto y fino. El corte, casi recto hasta la cadera, marcaba un cambio radical, dejando paso a una minifalda con vuelo. Como detalle "lady", en la espalda el diseño iba rematado con un lazo negro.
De nuevo llamó la atención la ausencia de joyas y complementos en las hijas de los Reyes. La Princesa se puso los aros de oro tipo bambú, que ya llevado en otras ocasiones. Su hermana lució una discreta pulsera. El vestido de la tarde contrastó con el estilismo de las audiencias de la mañana, un vestido gris de Hugo Boss con print Príncipe de Gales, que se ha puesto al menos cinco veces en actos oficiales la Reina Letizia. La Reina emérita, con el tono de pelo algo más oscuro de lo habitual, se decidió por un abrigo estampado en seda en rosas y malvas.
