La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Similar a una ligadura de trompas

Afectadas por el anticonceptivo Essure: "Estamos hartas de ser las locas del muelle"

Al menos 3.500 en toda España sufren los efectos secundarios de un contraceptivo que, cuando apareció en 2002, parecía revolucionario. Bayer lo retiró del mercado en 2018. Ellas reclaman ahora la creación de un protocolo médico y la reparación de los daños causados.

Daniela Oprea (izquierda) y Carmen Gonzalo, afectadas por el anticonceptivo Essure.

"Buscamos que se reconozca nuestro daño físico y psicológico. Hemos acabado mutiladas". Lo dice Daniela Oprea a El Periódico de Catalunya, de 37 años y administradora de la Plataforma Libres de Essure, una asociación de mujeres afectadas por el anticonceptivo Essure, de la farmacéutica Bayer, que empezó a comercializarse en 2002 y que fue retirado del mercado español en 2017 (después de que la Agencia Española de Medicamentos requiriera el cese comercial) y del mundial un año después. La compañía esgrimió razones comerciales, no cuestiones de seguridad, para detener las ventas.

Parecía el anticonceptivo perfecto: en contraposición a la clásica ligadura de las trompas de Falopio, que requería de una cirugía, el Essure era una especie de muelle que se colocaba en apenas 15 minutos, sin necesidad de anestesia, y que bloqueaba permanentemente estos órganos femeninos. Pero algunas mujeres, al cabo del tiempo, comenzaron a sufrir efectos secundarios.

"Yo engordé, vivía con dolor de base, sufrí depresión, tenía sangrados, se me caía el pelo...", relata esta vecina de Lleida. Así vivió tres años hasta que en 2019 le retiraron, operación mediante, el dispositivo. "Me tuvieron que quitar las trompas de Falopio, cuando, antes del Essure, estaban sanas. Y, aun así, me quedaron restos: un milímetro del dispositivo en el útero y un centímetro en el colon. Hay riesgo de que se me perforen los órganos y por eso tengo que pasar por una segunda operación", cuenta esta mujer.

La Plataforma Libres de Essure cuenta, en Catalunya, con más de 800 mujeres afectadas por este anticonceptivo. En toda España, hay unas 3.500, aunque la entidad cree que son muchas más, pues no todas forman parte de la plataforma. Entre 2007 y 2017, Catalunya puso el dispositivo a 6.483 mujeres, según cifras de la Conselleria de Salut. En toda España, se colocó en unas 80.000 mujeres, según estima la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (Sego).

"Muchas veces somos nosotras las que tenemos que sacarle al médico la guía de actuación", asegura una afectada

decoration

Libres de Essure, precisa Oprea, está desmarcada de asuntos legales, pese a que hay mujeres que, a título individual, están batallando en los juzgados. La plataforma reclama, esencialmente, que Bayer reconozca el daño generado y la creación en España de un protocolo médico para tratarlas. Hasta ahora solo hay una guía médica. Este protocolo pasa por la realización del diagnóstico (es decir, la identificación de estos síntomas como consecuencia del dispositivo) y la retirada del dispositivo como tratamiento.

"Queremos que esta guía pase a ser de obligatorio cumplimiento. Muchas veces somos nosotras las que tenemos que sacarle al médico la guía de actuación", asegura Oprea. Como otras afectadas, denuncia que hay sanitarios que no creen en su testimonio. "Algunos nos llaman las locas del muelle. Nos ha quedado este mote, estamos hartas". Aun así, está notando un "cambio en la atención": aunque aún son pocas, ya hay consultas médicas dirigidas al Essure en las que se trabaja, por ejemplo, el fortalecimiento del suelo pélvico y se da atención psicológica.

¿Qué era el Essure?

"El Essure era un anticonceptivo que se colocaba dentro del útero taponando las trompas de Falopio. Era metálico, llevaba níquel y otros metales. Era definitivo y para toda la vida, era más barato que una ligadura de trompas y tenía muchos menos riesgos", explica el Jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Clínic, Francesc Carmona. Sin embargo, en torno a 2013, sobre todo en EEUU, comenzó a haber mujeres que tenían "síntomas inespecíficos, como dolores abdominales, reacciones cutáneas raras, alergias, fatiga crónica", lo cual "parecía tener relación con el Essure".

Este ginecólogo asegura que, cuando hay efectos secundarios, lo mejor es la retirada del dispositivo. "Con eso consigues que las mujeres mejoren y los dolores desaparezcan". Hay varias opciones para retirar el Essure: una, hacer una histerectomía y sacar el útero; otra, sacar solo las trompas; y por último sacar solo el dispositivo, que se puede hacer por vía histeroscópica o laparoscópica. Sin embargo, hay mujeres que, tras la retirada del dispositivo, han seguido sufriendo incontinencia urinaria o fecal.

"Parece que lo que les pasa a las mujeres es menos importante que lo que les pasa a los hombres. Muchas veces las enfermedades que presentan ellas no son creídas", señala un ginecólogo

decoration

¿Por qué hay médicos que no creen a estas mujeres? "Es posible que tenga que ver con que son síntomas inespecíficos, que pueden corresponder a muchas causas. Y siempre hay un sesgo de género. Parece que lo que les pasa a las mujeres es menos importante que lo que les pasa a los hombres. Muchas veces las enfermedades que presentan las mujeres no son creídas", reflexiona este ginecólogo.

Como precisa Fede Heredia, coordinador del Grupo de Histeroscopia de la Societat Catalana de Ginecologia de la Acadèmia de Ciències Mèdiques de Catalunya, pese a que es verdad que el Essure ha causado daños a algunas mujeres, a la "gran mayoría" le ha funcionado.

Con "molestias" 10 años después

Carmen Gonzalo, de 43 años y vecina de Ripollet (Barcelona), le implantaron el Essure en 2011. "Tuve hemorragias un año y medio, legué a pesar 120 kilos, tuve urticarias, infecciones de orina, dolores tan fuertes como los del parto, se me cayeron los dientes... Hasta este año no supieron que era por alergia a este dispositivo, que tiene níquel", relata Gonzalo. "Todas las afectadas hemos tenido que pasar por cirugía. A mí me quitaron el útero y las trompas. Y no saben si me quitarán los ovarios", añade.

Gonzalo denuncia también el trato que recibió por parte de una ginecóloga del Hospital Parc Taulí (Sabadell), que la trataba de "loca" pese a que ella llegó al centro con sangrados. "Por eso pedimos que se haga un protocolo para tratarnos: muchos médicos no saben ni que existe una guía del paciente. Y que Bayer se haga responsable: nos vendieron esto como el mejor método anticonceptivo", dice. Ella está trabajando con sus abogados para lograr una indemnización y, aunque ya está operada, 10 años después sigue con "molestias".

Compartir el artículo

stats