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Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX)

João Rosas, el sutil retrato de la inocencia

“Soy un poco pesimista con el futuro del cine en las salas”, afirma el director, uno de los protagonistas del FICX en esta edición

João Rosas, ayer, en la Escuela de Comercio de Gijón. | Ángel González

El cineasta portugués João Rosas, uno de los focos de la edición en curso del Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX), empezó una trilogía con la infancia y la juventud de la mano del actor Francisco Melo casi de casualidad. Tenía preparado el argumento de “Entrecampos” (2012), en el que una niña se pierde camino a casa tras salir de clase y se hace amiga de un niño de 11 años llamado Nicolau. Y para este niño acabó dando el portugués con Melo. De primeras no parecía encajar con el estereotipo del crío con madera de artista, pero su sentido del humor y personalidad le llamó la atención. Repitió con él después en “Maria do Mar”, donde Nicolau, a sus 14 años, se enamora de una joven. Ahora, con “Catavento”, Nicolau sigue siendo Melo y es un adolescente con el pelo largo y amante de la guitarra que debate, ahora sí, qué quiere ser de mayor: “Siempre me interesó retratar la infancia porque a mí también me mueve querer descubrir aquello que no conozco”.

Rosas asegura seguir “fascinado” con los dos actores, Melo y la niña de aquel primer papel, Francisca Alarcão. “Él desde el primer momento me pareció un tipo particular, me hacía gracia. Nunca me llamó tanto la atención eso de los niños que tocan el piano y hablan francés. Francisco era real. Y Francisca tiene la fuerza que yo buscaba para el personaje. Busco seguir trabajando con los dos”, razona. Como busca que esta personalidad de sus actores y personajes “se luzcan como se merecen” en escena, entiende el cineasta que el público que se haya acercado a algunas de las proyecciones de estos tres filmes esta semana habrá notado que su estilo, aunque cuidado, no tiende al artificio y huye de los grandes trucos de cámara. “Siempre trabajo buscando la mayor simplicidad posible, depurando las formas. De joven me interesaba más el estilo, pero ahora no necesito que el público alimente mi ego”, bromea. Teme, poniéndose más serio, que eventos como el FICX se alcen como el único futuro real posible de las salas de cine: “Soy bastante pesimista; la gente se queda cada vez más en casa”.

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