Cuando estaba inmerso en el rodaje Samuel Fernandi descubrió que el “prao” en el que se encontraba había estado su abuelo el día de su muerte. “Le habían ingresado, volvió a casa, y quiso estar en contacto otra vez con la naturaleza, con su vida”, explica. “Este corto es un homenaje a él, aunque su historia no aparezca”, afirma. Fernandi, con raíces familiares entre Laviana y Caso, donde vivió hasta los ocho años, ha estrenado en el Festival de Cine de Gijón su primera obra, “Manual de la siega”, uno de los dos cortometrajes de asturianos que compiten en la sección oficial.
“Manual de la siega” ofrece, según explica el autor, “un homenaje a mis raíces familiares y también a mi pueblo, al que estoy muy vinculado”. Añade a renglón seguido que el público se encontrará “un compendio de las principales tareas de la siega, con un registro de los gestos y movimientos del trabajo, porque lo que quería registrar era propio movimiento en sí”. Fernandi ha afrontado en este FICX su estreno como director, tras un corto de animación sobre el “diañu” hace cinco años. Criado en Asturias, en la localidad lavianesa de Condueño –junto a Tiraña–, de apenas ocho habitantes, dejó a Asturias junto a sus padres con ocho años para instalarse en Tenerife. Pero no fue la única parada en su vida, ya que ha estado residiendo en Madrid, Lisboa y Valencia, antes de recalar en Alicante. “Y ahora estoy en proceso de mudarme a otro sitio”, sonríe.
Esa vida nómada le ha cargado la mochila de experiencias que le ayudan en su labor creativa. Pero el peso de Asturias es posiblemente el más importante. “Conocí un montón de realidades diferentes y gente, que te enseñan una visión que no está anclada a un sitio y contexto, pero cuando vuelvo a una Asturias muy profunda, de la que nunca me he desvinculado, me interesa mucho esa realidad para trasladarla en el cine”, relata Samuel Fernandi.
Y ahí busca, con este trabajo, “registrar parte de la cultura asturiana”. Un vacío que explica por el hecho de que los documentales se centren más en otros aspectos del pasado. “No conozco ningún documental asturiano sobre la siega. Se ha centrado mucho en la historia más industrial o minera, y el mundo rural está más olvidado”, argumenta. “Siempre digo que iba con mi familia de pequeño a la yerba, es algo que experimenté y lo vi, y me parecía muy bonito”, explica para añadir a continuación el encanto audiovisual que tiene el proceso: “Los movimientos son bucles, como una danza, visualmente muy atractivo”.
Este proceso de elaboración de “Manual de la siega” le ha permitido también apreciar cierta “vergüenza” de mostrar al público este modo de vida. “Sí que me da la sensación de que las generaciones más mayores se sienten mas acomplejadas”, detalla antes de explicar su sensación: “Una cosa muy curiosa que me pasó, grabando con mis tíos, fue para la parte de voz en off que hay en corto. A ellos les han educado en que hay que ‘hablar fino’. Para trasladar este tipo de cosas a la gente de fuera lo intentaban explicar con un castellano super forzado, pero el asturiano se colaba, porque para explicar el mundo rural no hay otras palabras”.
Samuel Fernandi piensa en mantener la proyección de la cultura de su cuenca minera en su próximo trabajo. “En Asturias es difícil producir cosas audiovisuales. Es un sector precario, pero como en todas partes. Aún así mí siguiente proyecto va a ser en Asturias, se llamará ‘Cartografías del monte’, con una guía de ruta de montaña en la que presentó una historia de caminos de pastores en la que ya no se camina”, explica.
Premios FICX Pro
Ese proyecto ha sido distinguido con el Premio FICX Lab, al igual que “Hablar de estas cosas”, de Fernando Lorenzana. Los otros galardones de los Premios FICX Pro han sido para “Sobre las nubes”, de María Aparicio y “Puerperio”, de Pilar Álvarez.
