La cineasta paraguaya residente en Suiza Arami Ullón vuelve a dejar constancia del talento tras “El tiempo nublado”. La selva recibe la visita de su cámara sagaz y comprometida. Gira alrededor de un personaje fascinante: Mateo Sobode Chiqueno. Lleva la voz cantante y las imágenes están a su servicio. Las llena con su poderosa humanidad. Narrador, protagonista, testigo. Mateo grabó durante décadas las palabras de sus vecinos en la casi desaparecida comunidad ayorea del Chaco paraguayo. Esas cintas cargadas de emocionante poesía vivida son memoria viva y Mateo las conserva como oro en paño. En un entorno de absoluta pobreza, esas voces grabadas son el testimonio de gentes que nunca jamás renunciaron a su dignidad, a la fuerza de una identidad común. Los paisajes polvorientos, los animales muertos, los incendios que pasan los bosques del verde al rojo. Mateo conserva la memoria de un pueblo maltratado y golpeado hasta la saciedad, condenado a la desaparición a pesar de su riqueza cultural milenaria, y cada uno de sus pequeños gestos cotidianos parece albergar un mensaje colectivo de protesta y dolor.
