El bajo peso en el nacimiento, producido por un retraso del crecimiento fetal, afecta hasta el 10% de los embarazos. Un estudio publicado en la revista 'JAMA' ha demostrado la reducción de entre el 29 y el 36% de niños que nacen pequeños cuando se interviene en la dieta de la madre y se rebaja su nivel de estrés. El trabajo, liderado por investigadores de BCNatal (Hospital Clínic-IDIBAPS y Hospital Sant Joan de Déu Barcelona) y la Universidad de Barcelona, con el apoyo de la Fundación la Caixa, demuestra por primera vez que el crecimiento fetal puede mejorarse aplicando cambios en el estilo de vida de la embarazada, tal y como recoge El Periódico de España.

El estudio ha sido coordinado por Eduard Gratacós, director de BCNatal, del grupo de Medicina Fetal y Perinatal del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER), y por Francesca Crovetto (Hospital Sant Joan de Déu) y Fàtima Crispi (Hospital Clínic), del Servicio de Medicina Maternofetal de BCNatal e investigadoras de esos mismos grupos.

BCNatal es el área clínica y de investigación en medicina materno fetal del Hospital Clínic y el Hospital Sant Joan de Déu. Con más de 6.500 partos atendidos al año, es una de las mayores maternidades de España y Europa, y un centro pionero y de referencia en cirugía fetal. También una de las entidades con mayor producción científica a nivel internacional y ha formado en diagnóstico y terapia fetal a centenares de especialistas de todo el mundo.

Trabajo pionero

Los bebés que nacen con bajo peso (inferior al percentil 10) representan el 10% de todos los nacimientos. Ese bajo peso refleja un retraso del crecimiento en la vida fetal y es reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las causas más importantes de mortalidad perinatal en el mundo. Los autores del trabajo, subrayan que se asocia con un peor neurodesarrollo en la infancia y con más problemas de salud metabólica y cardiovascular durante la edad adulta. Hasta el momento, no se conocía ningún tratamiento que pudiera prevenir o mejorar el bajo peso en el nacimiento, remarcan.

Según explican los investigadores a El Periódico de España se considera bajo peso cuando un niño nace "con un peso por debajo del percentil 10, considerando la semana de gestación en la cual nazca y el sexo. Para los niños natos a término esto muchas veces coincide con 2.500 gramos".

La dieta mediterránea

El equipo que lidera Eduard Gratacós ha estudiado durante años las posibles causas y consecuencias en el nacimiento de bebés pequeños. Así, vieron que las madres de estos recién nacidos muchas veces, tenían una dieta que no era óptima y altos niveles de estrés. De esta observación surgió la idea de realizar un ensayo clínico para estudiar si intervenciones estructuradas de dieta mediterránea o de reducción del estrés podrían reducir el retraso de crecimiento fetal y otras complicaciones del embarazo, indica el doctor.

En el estudio, denominado IMPACT Barcelona, participaron, durante tres años, más de 1.200 mujeres con alto riesgo de tener un bebé pequeño. Fueron divididas al azar en tres grupos: uno en el que las embarazadas tenían visitas con una nutricionista para seguir una dieta mediterránea; otro, en el que se siguió un programa de 'mindfulness' para reducir el estrés, y el grupo de control, con el seguimiento habitual. Después se hizo un seguimiento para ver cómo se desarrollaba el bebé y si había complicaciones en el embarazo y el parto.

"Las embarazadas acudieron a visitas con una nutricionista para cambiar el patrón de la dieta y adaptarlo a la mediterránea"

La intervención sobre la dieta se basó en los métodos utilizados en el estudio PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea), que puso de manifiesto los beneficios de este tipo de dieta -avalada por la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association)- en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Las embarazadas de este grupo acudieron a visitas mensuales con una nutricionista para cambiar el patrón de la dieta y adaptarlo a la mediterránea incorporando más fruta y verdura, carne blanca, pescado azul, lácteos y cereales integrales.

Además, según explican los investigadores, se les proporcionaron productos altos en omega-3 como aceite de oliva virgen extra y nueces. "Para evaluar la adherencia a esta intervención de una forma objetiva, medimos biomarcadores en sangre y orina relacionados con la ingesta de nueces y aceite de oliva", explica Francesca Crovetto.

Reducir el estrés

La intervención para reducir el estrés -en grupos de 20-25 mujeres durante 8 semanas- se basó en el programa MBSR (Mindfulness Based Stress Reduction), desarrollado por la Universidad de Massachusetts (Estados Unidos) y adaptado al embarazo por los investigadores de Barcelona. Además, se completaron unos cuestionarios al inicio y al final del programa, y se midieron los niveles de las hormonas relacionadas con el estrés, el cortisol y la cortisona, explica la doctora Crovetto.

El estudio ha demostrado, por primera vez, que, cuando se utiliza de forma estructurada y guiada una dieta mediterránea o se hace 'mindfulness' durante el embarazo, se reduce el porcentaje de bajo peso fetal y también las complicaciones de la gestación, como la preeclampsia o la muerte perinatal. "Los resultados fueron claros: las embarazadas del grupo de control tuvieron un 21,9 % de recién nacidos con bajo peso y el porcentaje se redujo de forma significativa en los grupos de dieta mediterránea (14 %) y 'mindfulness' (15,6 %)", explica la doctora Fàtima Crispi.

"Los investigadores están diseñando un estudio para aplicar los resultados del trabajo a cualquier embarazada sin riesgo de tener un bebé con bajo peso"

Según los autores del trabajo, que ahora están diseñando un estudio multicéntrico. para aplicar los resultados de la investigación a cualquier mujer embarazada sin la necesidad de que exista el riesgo de tener un bebé con bajo peso, se trata de una investigación pionera que demuestra que una intervención estructurada sobre el estilo de vida reduce complicaciones del embarazo para las que ningún tratamiento anterior había demostrado tener efectos positivos.

El estudio se ha llevado a cabo, entre otros expertos, en colaboración con los equipos de Ramon Estruch, del Servicio de Medicina Interna del Clínic, jefe del grupo de Riesgo Cardiovascular, Nutrición y Envejecimiento del IDIBAPS e investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn); Eduard Vieta, jefe del servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic, del grupo de Trastornos Bipolares y Depresivos y director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM).