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El olvidado y mundano pasado de los templos prerrománicos

La historiadora del arte Pilar García Cuetos recopila insólitas imágenes de los monumentos asturianos en el libro “La construcción de una imagen”, editado por la Fundación Cardín

“El patrimonio es una construcción social”. La catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo Pilar García Cuetos toma esa idea, formulada nada menos que por Victor Hugo hace doscientos años, como punto de partida de su flamante libro “La construcción de una imagen. El Prerrománico asturiano entre 1844 y 1936”. Editado por la Fundación José Cardín con el apoyo económico del Grupo El Gaitero, el volumen se presentará el 25 de enero, a las 19.00 horas, en el Aula Magna de la Universidad, en el edificio histórico de la calle San Francisco en Oviedo y el acto también podrá ser seguido por Zoom, previa inscripción en ambos casos. La apreciación del carácter monumental de los templos del arte prerrománico en Asturias no era la misma en el siglo XIX que en la actualidad. En las fotografías y dibujos inéditos que Pilar García Cuetos ha encontrado en fondos nacionales e internacionales y que incluye en su libro se percibe una relación más familiar y menos reverencial entre las enseñas del arte prerrománico asturiano y su entorno.

La ropa tendida al sol en la fachada de San Julián de los Prados, en Oviedo, las lápidas del cementerio en torno a la iglesia, las paredes encaladas y la casa rectoral y la sacristía anexas. La espadaña en el tejado de Santa María del Naranco y la placa que desentona sobre la puerta, con la inscripción “Monumento Nacional”. En Lillo, varias construcciones adosadas y un cierre de piedra, además de la vegetación creciendo salvajemente sobre sus paredes. San Salvador de Priesca, con el añadido de un pórtico lateral que albergaba la sacristía y una escuela. Así eran los grandes templos del Prerrománico asturiano a finales del XIX y principios del XX, y así los muestran las fotografías seleccionadas por la historiadora del Arte.

La imagen de los monumentos prerrománicos está en constante evolución. Hoy son objeto de curiosidad científica, de veneración religiosa, atractivo para los turistas y emblemas de asturianía. “La imagen que hoy tenemos de ellos no es la misma que tuvieron las generaciones que nos han precedido inmediatamente, nuestros padres y abuelos, y la que acabará por fijarse en la memoria de los que nos sucederán”, sostiene Pilar García Cuetos. En aquella época remota, hasta el estallido de la Revolución del 34 y la Guerra Civil y con él la destrucción de gran parte de ese patrimonio, la relación de la población con las iglesias prerrománicas parecía ser más mundana, como muestran las fotografías que la historiadora reúne en su libro.

Entre los estudiosos, la arquitectura prerrománica asturiana había alcanzado a mediados del siglo XIX la categoría de emblemática, según García Cuetos, “en el sentido de que se convirtió en referente de Asturias, de sus valores y de su identidad colectiva”. Antes, con la Ilustración y Gaspar Melchor de Jovellanos, que fue el primero en adjetivarla como asturiana, ya era reconocida como patrimonio cultural y arquitectura identitaria de Asturias.

“Los monumentos evolucionan y es imposible recuperar su supuesto estado original sin falsearlos. No se puede detener el tiempo”, en opinión de Pilar García Cuetos. En ese sentido el Prerrománico es un patrimonio que está en continua construcción. Están de más las argumentaciones inflexibles sobre el enlucido de los edificios, por ejemplo, algo que tanto dio para debatir en las últimas décadas y que en el XIX, como atestiguan las imágenes reproducidas en “La construcción de una imagen”, era lo habitual. Pilar García Cuetos opina que ese problema continúa sin resolverse, como ha evidenciado la última intervención en San Salvador de Valdediós.

En su libro, la catedrática ofrece “una imagen impresionista” del Prerrománico, como reseña el patronato de la Fundación José Cardín en el prólogo. El espectador debe contemplarla y es constantemente cambiante. “Damos por supuesto que siempre han sido como hoy los vemos, pero la realidad es muy diferente y esa convicción es una ilusión con la que queremos vencer al tiempo, aferrarnos a la creencia de que algo es materialmente inmutable”, afirma Pilar García Cuetos.

La imagen y la historia de los monumentos se fue transformando con el uso y con las sucesivas restauraciones a las que fueron sometidos, de las que la investigadora da detallada cuenta en su publicación. Dos casos son paradigmáticos de las primeras propuestas de restitución de la imagen original a los monumentos prerrománicos, según la historiadora. Se trata de los de Santa María del Naranco y Santa Cristina de Lena. Francisco Javier Parcerisa fue el responsable, gracias a una intuición certera, de la aproximación al estado original de Santa María. Cuando Parcerisa se interesó por él, el edificio tenía adosada la casa del cura y una cuadra, y para confirmar sus sospechas sobre los elementos y su estructura originales el dibujante tuvo que convencer al párroco para que le permitiera acceder a su vivienda. En Santa Cristina, Roberto Frasinelli y Jerónimo de la Gándara, especialmente este último con sus dibujos sobre la recreación de la bóveda original, determinaron la pauta a seguir en la restauración de finales del XIX.

En “La construcción de una imagen”, García Cuetos reseña la restauración de Fortunato de Selgas en San Julián de los Prados y la publicación de su monografía sobre la iglesia y avanza, páginas más adelante, hacia la reconstrucción de los monumentos tras la Revolución del 34, deteniéndose en la Cámara Santa y Santa Cristina de Lena. Navega por publicaciones fundamentales en la definición de la imagen original de los monumentos, obras como “Monumentos arquitectónicos de España” y “Recuerdos y bellezas de España”, exponentes editoriales de la historiografía del romanticismo, o el “Catálogo monumental de Asturias”, de 1919. También obras de viajeros extranjeros como “España incógnita”, del alemán Kurt Hielscher, publicada en 1922.

Sobre todo, la investigadora ha buceado en bibliotecas y archivos en busca de las imágenes que reproduce en su libro, en los del Real Instituto de Estudios Asturianos, los del Instituto de Patrimonio Cultural de España, la Universidad de Montaigne (Burdeos, Francia), en el Colegio de Arquitectos de Cataluña, la Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu, el Museo de Bellas Artes de Asturias y colecciones privadas.

Como reseña Pilar García Cuetos en las páginas de su libro, en estos últimos dos siglos el acceso a la imagen se ha democratizado, sobre todo desde mediados del XX con los equipos domésticos de fotografía, las cámaras para usuarios no profesionales y los dispositivos móviles. Esa avalancha de imágenes de los monumentos prerrománicos, tal y como son ahora, repetidas incesantemente, han enterrado la memoria de las antiguas fotografías e ilustraciones, con lo que el aspecto de aquellos edificios que se fundían en un entramado rural, modificados por el uso y las modas, causa hoy aún más extrañeza.

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