Voces por todo lo alto para una velada especial. La Federación de Coros de Asturias (Fecora) entregará mañana a las 19.00 horas en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo sus premios “Axuntábense” por partida doble: abarcan los años 2020–2021 porque hace dos no fueron convocados por la pandemia. Las distinciones son para José Ángel Émbil Miranda, director jubilado deI Coro Joven de la Fundación Princesa de Asturias; el Coro Vetusta y la RTPA. La velada contará con la participación del Coro Joven de Gijón, Asociación Siero Musical y el propio Coro Vetusta.

Carlos Ruiz de Arcaute, director del Coro Vetusta, destaca que “el logro más importante es el de seguir día a día en marcha, paso a paso, avanzando, evolucionando y aprendiendo sin cesar. El que este coro, que nació hace 25 años por iniciativa de un grupo de amigos a los que les gustaba cantar juntos, esté hoy aquí y podamos celebrarlo es nuestro mayor logro y alegría, y recibir el premio ‘Axuntábense’ significa la celebración de esta trayectoria compartiéndola con todos los coros de Asturias”.

Después de ya casi dos años, “los coros nos hemos adaptado y aprendido a convivir con las diferentes olas de contagios; hemos comprobado que siguiendo las recomendaciones fundamentales, especialmente la de cantar con mascarilla en ensayos y conciertos y la vacunación, los contagios en los coros son nulos, y si seguimos sin bajar la guardia podremos continuar nuestra actividad de una forma, si no totalmente normal, sí muy similar a épocas pasadas. Los conciertos, eso ya lo sabemos, están siempre supeditados a las cancelaciones por brotes o por aumento de contagios, y ya contando con ello, nos reorganizamos enseguida”.

Para José Ángel Émbil “es un premio que me llena en todos los sentidos y que no me habría sido concedido sin la ayuda de todas las personas con las que he trabajado a lo largo de mi carrera. Significa el colofón a toda una vida dedicada por completo a la música coral. Es un orgullo”.

Su padre, el maestro Ángel Émbil, “se pasó la vida entera trabajando. Murió a los 83 años y dos meses antes estaba dirigiendo el coro. Era un hombre con muchísima paciencia. Esa paciencia, sobre todo, es lo que me ha quedado, entre otras cosas. Es evidente que, sin la figura de Ángel Émbil, muchos de los que nos hemos dedicado a la música en Pola de Siero, que somos unos cuantos, no lo habríamos hecho. Yo trabajé durante unos años en la banca al mismo tiempo que estudiaba en el Conservatorio. Posiblemente hoy sería un bancario jubilado si no hubiera tenido esa influencia”.

En su casa “siempre se cantó, es lo que recuerdo. Mi padre era el organista de la parroquia de Pola de Siero y, cuando yo tenía cinco años, me llevaba a cantar las misas con él. A partir de ahí, ya vinieron los coros de Siero Musical, el Conservatorio y la Fundación Princesa de Asturias”.

El Coro Vetusta, en la iglesia de San Isidoro el Real, en Oviedo.

Ha trabajado con grandes maestros... “Todos han influido de alguna manera. El carácter de Oriol Martorell, la sabiduría de Samuel Rubio, la tranquilidad de Sabas, la elegancia de Erwin List, o la cercanía de Philippe Caillard, han contribuido a mi formación como director. Ellos y otros muchos a los que he visto trabajar con los coros de la Fundación me han hecho tener una visión muy abierta de la dirección coral”. Riccardo Mutti y Gustavo Dudamel “han sido dos directores que han trabajado con el coro de adultos de la Fundación y que me han encantado”.

Momentos perfectos: “Todos aquellos en los que he visto que el coro disfruta cantando, independientemente del resultado del concierto. Como director, mi trabajo ha sido casi siempre la formación de voces jóvenes. Ver cómo los chicos disfrutan cantando, que se lo pasan bien en el escenario, es muy gratificante”.

Trabajo en equipo

¿Y fracasos? “Hay muchos. Desde equivocarte en la elección de una obra cuando es demasiado difícil para el coro en ese momento, hasta tener que repetir el tono una vez comenzada una canción, me ha pasado de todo. Incluso que una componente del Joven Coro se desmaye en medio concierto. Todo eso te da experiencia y contribuye a que los nervios no te traicionen”.

Ser director de los Coros en la Sociedad Siero Musical de Pola de Siero, fue “una época muy importante para mí. Empecé los últimos años de mi padre. Junto con José Esteban García Miranda, formamos el Coro Juvenil y con él hicimos nuestros primeros pinitos en la dirección coral. Cuando mi padre falleció, nos hicimos cargo del coro de adultos y trabajamos duro con él. Además de dirigir, había que gestionar un poco el coro ayudando a la Junta Directiva en la búsqueda de conciertos, consiguiendo fondos... Éramos como una familia en la que todo el mundo arrimaba el hombro en beneficio de los coros. Creo que esa es una filosofía que no se ha perdido en Siero Musical”.

Desde 1989 dirigió el Joven Coro de la Fundación hasta su jubilación: “Tengo que agradecerle a Ignacio Martínez y Graciano García que confiaran en mí, en el año 1989, para esa labor. He tenido la suerte de contar siempre con chavales con muchas ganas de trabajar y aprender. Eso siempre me facilitó mucho el trabajo. Si hay disposición, el camino se allana, todo son ventajas, y los componentes del Joven Coro, en todas sus épocas, han mostrado una implicación envidiable”.

El talento ayuda, pero “lo importante en un coro es el trabajo en equipo. Para conseguir un buen color, un empaste adecuado, una buena afinación, hay que aprender a escuchar y eso sólo se consigue con mucho trabajo”.