La explosión de positivos por coronavirus registrada en España con la sexta ola -que podría acercarse a su pico en unos días- implica otra inquietud: que la variante ómicron deje otros tantos nuevos casos de Covid persistente (en España se estima que hay actualmente medio millón de afectados) y no sólo en los adultos: también en niños y adolescentes. Desde la Asociación Española de Pediatría (AEP) piden calma. La infección sigue siendo más leve en niños que en adultos y, por lo que han observado hasta ahora, también las secuelas de la enfermedad afectan menos a los menores que a los mayores. Aseguran que no están notando un aumento de casos de secuelas en el tiempo por la nueva variante y que es pronto para hacer una evaluación.

Así lo explica a El Periódico de España la doctora Cristina Calvo Rey, presidenta de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica, que pertenece a la AEP, cuando se le pregunta si es posible que el aumento de contagios a causa de la nueva variante pueda provocar, a su vez, que se notifiquen más casos de niños con síntomas que persisten en el tiempo por la infección. Hay que aclarar, primero, que tanto los colectivos de pacientes como las sociedades científicas indican que todos los datos que barajan sobre afectados son estimaciones. Más aún, en el caso de los niños. Apenas hay cifras sobre la incidencia de la enfermedad en menores.

"No estamos viendo por ahora más casos", señala la doctora Calvo Rey. Además, puntualiza, "es muy pronto para saber esto. Llevamos sólo cuatro semanas con ómicron siendo predominante y la Covid persistente se caracteriza por tener más de esas cuatro semanas de síntomas. Por tanto no ha dado tiempo a evaluarlo. No es posible aún". Por otro lado, indica la médico, esta enfermedad es más frecuente en adolescentes y justo son los que más porcentaje de vacunación tienen. "Así que es posible que veamos menos casos al menos en los niños vacunados", añade.

Definición de la enfermedad

En diciembre, expertos internacionales liderados por Joan B. Soriano, médico epidemiólogo del Servicio de Neumología del Hospital de La Princesa, en Madrid, e investigador del CIBERES (Centro de Investigación Biomédica en Red en Enfermedades Respiratorias) publicaban en la revista 'Lancet Infectious Diseases', la editorial de mayor impacto en enfermedades infecciosas, la primera definición de covid persistente -que se estima que puede afectar a hasta a un 16% de las personas que superaron el coronavirus-, dirigida desde Ginebra por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el que participaron 265 pacientes, sus cuidadores y especialistas.

La definición se hizo a través del llamado proceso Delphi, una técnica de comunicación estructurada, desarrollada como método sistemático e interactivo de consenso, combinando las opiniones de pacientes, sus clínicos, científicos y otros expertos. El servicio de Neumología de La Princesa, que dirige el doctor Julio Ancochea, cuenta desde el mes de junio de 2020, con una consulta en la que se realiza el seguimiento periódico de más de 700 pacientes con secuelas de la enfermedad. Estos pacientes habían estado ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) o en la Unidad de Cuidados Respiratorios Intermedios (UCRI) y tuvieron que ser dados de alta con pauta de oxigenoterapia respiratoria domiciliaria. El 30% de ellos presenta la enfermedad.

Síntomas comunes de la enfermedad

El consenso de los especialistas auspiciados por la OMS determinó a finales de año que la Covid persistente es la condición que ocurre en individuos con antecedentes de infección probable o confirmada por SARS-CoV-2, generalmente 3 meses después del inicio, con síntomas que duran al menos 2 meses y no pueden explicarse con un diagnóstico alternativo. Pueden ser de nueva aparición después de la recuperación inicial de un episodio agudo o persistir desde la enfermedad inicial. También pueden fluctuar o recaer con el tiempo.

Los síntomas comunes, según el organismo internacional, incluyen, entre otros, fatiga, dificultad para respirar y disfunción cognitiva y afectan de forma considerable en el día a día. Sin embargo, cuando la OMS acotó esa definición, los especialistas advirtieron que había matices y que quizá, en el caso de los niños, se requiera otra diferente. En España, serían 500.000 las personas que, según las estimaciones de las sociedades médicas, padecen la enfermedad.

Cuando, el 15 de diciembre, arrancaba en España la campaña de vacunación en niños, la Asociación Española de Pediatría (AEP) se posicionaba a favor de esa inmunización. Entre los motivos esgrimidos, el disminuir la carga de enfermedad que supone el coronavirus en este grupo de edad (entonces el de mayor incidencia) o que, aunque lo más frecuente es que la infección por SARS-CoV-2 curse de forma asintomática o con síntomas leves, existen formas graves como el síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico (SIMP) -una afección grave que parece estar relacionada con la enfermedad-, las neumonías o, llamaban la atención, el covid prolongado.

La nueva vida de María

De un cambio de vida súbito en una adolescente de 16 años sabe mucho María. Lo cuenta desde Zaragoza su madre, Mónica Portella. Su hija lleva un año "sin poder hacer vida normal" desde que, con el arranque de 2021, comenzó a presentar "unos síntomas gastrointestinales bestiales". Los padres sospecharon que se trataba de coronavirus, pero como en aquellos días no se le realizó una PCR, todavía tuvieron que pasar unos meses "dando tumbos" hasta que, por fin, en la primavera, su médico de cabecera, con una análisis de inmunidad por delante que confirmaba que había pasado la enfermedad, emitió el diagnóstico: María padecía Covid persistente.

Los síntomas de la adolescente María fluctúan: "Mejora un poco y, otro día, aparecen otros nuevos. Ahora tiene un poco de todo, pero más suave", describe su madre

Desde entonces, sus padres viven a sobresalto diario. Cada día, una sorpresa, explica Mónica a El Periódico de España. Los síntomas, variados: desde taquicardias hasta cansancio extremo, pasando por fuertes dolores de cabeza o articulaciones, no poder caminar, más molestias gastrointestinales, nebulosa, falta de memoria...Con el tiempo, algunos de esos síntomas (como los dolores) han aminorado. Otros, como el cansancio, persisten. "Son fluctuantes, mejora un poco y, otro día, aparecen otros nuevos. Ahora mismo tiene un poco de todo, pero más suave", describe Mónica.

En más de una ocasión, los padres de María han acudido a la sanidad privada o han pagado las consultas de su bolsillo

Lo que no se ha suavizado, añade Mónica, es la angustia que sienten los padres de esta hija única por enfrentarse a algo tan desconocido. En los últimos meses, Mónica no ha dejado de buscar información que le ayude a entender lo que vive María. También recursos. La sanidad pública, señala, tiene los que tiene para este tipo de pacientes, sobre todo porque su abordaje es multidisciplinar. Por eso, admite, en más de una ocasión han tenido que acudir a la sanidad privada o pagar las consultas de su bolsillo. Por ejemplo, para la rehabilitación neurocognitiva de la chica, que tenía pérdidas de memoria.

Se queja la madre también de que, en ocasiones, el diagnóstico de covid persistente -o la enfermedad en sí- es poco comprendido. A su hija, dice, no es la primera vez que la han remitido a Psiquiatría, cuando el mismo especialista decía que ese no era el servicio donde debía estar. "Somos un poco como una patata caliente que nadie quiere", apostilla. Por eso, insiste, los enfermos y sus familias "se buscan la vida". En su caso, arropada por el colectivo Long Covid Aragón, que aúna a casi 500 miembros, y que como el resto de colectivos de pacientes de otras comunidades teme que la nueva variante, con miles de contagios diarios, dispare el número de casos de covid persistente. También en niños y adolescentes.

"Una de las cosas que sería interesante es que exista un registro de pacientes. Y unidades especializadas. Pero la frase que llevo siempre tatuada en la cabeza es que mientras no se investigue, más difícil va a ser salir de esto y más se cronificará. Cuanto más se sepa, mejor se abordará", concluye Mónica Portella.