Iñaki Urdangarín y la hermana del Rey, Cristina de Borbón, encaran el final de su matrimonio con el anuncio, hoy mismo, de su separación. Su comunicado, en el que ponen de manifiesto que han decidido "de común acuerdo, interrumpir su relación matrimonial", llega como efecto cascada tras conocerse la pasada semana el vínculo del exduque de Palma con otra mujer. Se pone fin así un matrimonio de casi 25 años que en los últimos años vivió bajo la sombra de la corrupción pero que, con anterioridad, tuvo momentos de enorme proyección social y de auténtico protagonismo en la prensa "rosa" nacional.

Igual que ocurrió durante un tiempo con su hermana, Elena de Borbón, que también logró durante su matrimonio con Jaime de Marichalar un reconocimiento social y mediático que hasta entonces no había tenido, Cristina de Borbón se convirtió en uno de los miembros de la Familia Real española más populares. Siempre sonrientes, siempre dispuestos para las fotos, las imágenes que plasmaban su felicidad conyugal plasmaban también para muchos el "matrimonio ideal" entre un deportista de élite y una Infanta de España; ambos atractivos, trabajadores, independientes, deportistas y cabeza de una familia -son padres de cuatro hijos- que se idealizó.

Esa familia de "cuento real" empezó a vivir su travesía del desierto hace más de una década, con el Caso Palma Arena y sus derivados en el Caso Noos, por desvío irregular de dinero público con beneficios particulares, que llevó a que la Infanta y su marido se sentaran en el banquillo de los acusados y condena penal para Urdangarín. Y pese a la fortaleza que demostró su unión durante el tiempo en prisión del exjugador de balonmano, finalmente el matrimonio no ha superado tantos años de crisis.