El año pasado, el del 30.º aniversario de la creación de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), acabó sin el esperado nombramiento de un nuevo director titular. Desde la marcha de Rossen Milanov, en 2019, el puesto está vacante y, aunque la orquesta cumple airosamente con su programa, sus músicos y sus seguidores echan en falta alguien que se ocupe de los aspectos más artísticos. Hace meses que desde la gerencia y la Consejería de Cultura se repite que el procedimiento para designar al nuevo titular ha entrado en la fase final, incluso se anunció su llegada antes del fin de 2021. Un primer borrador de las bases de la convocatoria fue sometido al consejo rector de la OSPA en octubre del año pasado y desde entonces no se sabe más que fue remitido para su tramitación a los Servicios Regionales de Función Pública.
El nombramiento sigue estancado, sin ninguna razón evidente para ello. La Consejería de Cultura ha dejado patente su interés por agilizar el tema ante los miembros del consejo rector de la orquesta. La gerente de la OSPA, Ana Mateo, a la que LA NUEVA ESPAÑA se ha dirigido para solicitar información sobre la marcha del procedimiento, se excusó de hacerlo por motivos de salud. Los miembros del consejo rector dicen desconocer qué pasos se están dando y los músicos están desconcertados. El ambiente general es de malestar.
El hecho es que el puesto no puede ser más atractivo: ser titular de una orquesta sinfónica da prestigio y la remuneración económica no es, ni mucho menos, despreciable. La plaza pasa por ser la mejor remunerada de la Administración pública asturiana. Candidatos hay de sobra. En 2019 la OSPA presumía de tener una primera selección de aspirantes, que fueron invitados a la programación de la temporada 2019-2020 y desfilaron por el Auditorio durante meses. Maestros como Manuel López-Gómez, Carlos Mena, Andrew Grams, Corrado Rovaris, Pablo González, Marzena Diakun, Carlos Miguel Prieto, Josep Caballé-Domenech, Jordi Bernácer, Nuno Coelho, Lina González Granados, Nuno Côrte-Real, Garret Keast, Christoph König, Pablo Rus, Julio César Picos, Lucas Macías y Kynan Johns. Algunos de ellos encontraron poco después acomodo en otras orquestas, como Lucas Macías, al frente de Oviedo Filarmonía, o Pablo González, nombrado titular de la Sinfónica de Radio Televisión Española. El tiempo ha ido pasando y la OSPA va perdiendo bazas.
“La OSPA necesita urgentemente un director”, asegura una de las fuentes consultadas por LA NUEVA ESPAÑA. Las decisiones artísticas, las líneas maestras de la temporada, el trabajo técnico más específico y la selección de músicos –la orquesta también tiene vacante la plaza de concertino, tras haberse jubilado el músico que la ocupaba– solo las debe y las puede tomar un director, explican.
Los miembros del consejo rector de la OSPA dan fe de que la consejera de Cultura, Berta Piñán, ha apremiado a la gerencia a acelerar el nombramiento, pero perciben que “no hay mucha conexión entre ambas”. También perciben “tirantez entre la gerente y los músicos”. Los roces entre ambas partes vienen de atrás y se suavizan o se enconan periódicamente, por una razón y otra, pero, con el asunto del director por resolver, el malestar entre los músicos ha ido “in crescendo”.
Las tiranteces se reproducen en el seno del consejo rector, donde incluso se empieza a oír hablar de dimisiones. No se entiende la razón por la que el procedimiento “está atascado” y responsabilizan de ello tanto a la gerencia como a la Consejería de Cultura, que es en último término quien tiene que responder del funcionamiento y la buena gestión de la mayor orquesta regional. Falta fluidez en la comunicación, dicen algunos miembros, y no es raro que se enteren de los cambios en la programación por la prensa.
