La Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias estrena esta semana (hoy en Gijón, en el Jovellanos, y mañana en Oviedo, en el Auditorio, ambos conciertos a las 20.00 horas y el segundo patrocinado por LA NUEVA ESPAÑA) una nueva obra del compositor zaragozano Jesús Torres titulada “Final”, para mezzosoprano y orquesta. Es un encargo de la Fundación SGAE y la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS) para la OSPA. “Hay dos razones para su composición: la primera es este encargo de la OSPA y, por otro lado, el fallecimiento de mi madre también en 2016”, revela el compositor, que ayer asistió al ensayo del concierto en Oviedo.

Jesús Torres es un colaborador frecuente de la OSPA, que interpretó su partitura para el clásico “Fausto” de F. W. Murnau en 2016. “Final”, el nuevo estreno del Premio Nacional de Música en 2012, parte de su etapa de residencia artística con la OSPA durante la temporada 2016-2017, donde estrenó tres nuevas composiciones: el citado “Fausto”, el “Concierto para violín” y “Tres pinturas velazquinas”, cita Torres, y añade que fue “algo único en España”. Fue entonces cuando la gerente de la OSPA, Ana Mateo, le encargó esta nueva obra “que por culpa de la pandemia no se ha podido estrenar hasta ahora”.

La nueva composición de Torres toma cinco poemas de “A la ilusión final”, escrito por Alejandro Duque. Torres aclara que ha optado por un formato íntimo y desgarrador, “con la presencia de una cantante, acompañada por una orquesta casi camerística, con maderas a dos, cuerda reducida y con apenas percusión. Una plantilla que no es tan común en las obras de nueva creación, pero a mí me interesa particularmente la voz”.

Para este compositor, que se declara como un gran aficionado a la poesía, “el final de la vida y la existencia humanas es el hilo conductor” de esta obra. “Por ello tienen un tono melancólico, muy sombrío, muy de final”. Los sentimientos afloran de la poesía de Duque y se plasman en la música de Torres bajo los títulos de “Renuncia”, “Prometeo en la tierra”, “Once de marzo” (dedicado a los atentados de Madrid), “Desasosiego” y “Para después del hombre”.

En lo que a la sonoridad de la partitura se refiere, Torres expone que “si bien la tonalidad siempre ha estado presente en mi obra, ahora quizá se puede ver de una forma más cristalina”. “Ahora, en la actualidad, hay más libertad a la hora de componer, afortunadamente”, asegura Torres, comparando con la situación de la composición musical tras las vanguardias de postguerra en el siglo XX. “Autores como Stockhausen o Boulez han dirigido la música en torno a su personalidad arrolladora, y yo he bebido de sus fuentes”, señala, “y no han dejado quizá espacio a otros artistas también muy interesantes. Ahora hay libertad para componer, antes el camino estético estaba más marcado”. Y concluye Torres apuntando que “será el paso del tiempo quien juzgue qué obras permanecerán en el futuro”.

Junto al estreno de “Final”, la sinfónica asturiana interpretará en estos dos conciertos el poema sinfónico “Noche transfigurada”, de Schöenberg y el “Cuarteto con piano n.º 1 en sol menor de Brahms”, reorquestado por el propio Schöenberg.