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Colosos en el escenario

El pianista Markus Hinterhäuser y el barítono Mattias Goerne protagonizan un concierto excepcional que entusiasma al público ovetense

Markus Hinterhäuser se presenta al público al inicio del concierto. | | IRMA COLLÍN

Una cerrada ovación y numerosos gritos de “¡Bravo!” siguieron al profundo y respetuoso silencio que se quedó flotando en el ambiente tras las últimas del recital ofrecido por el barítono Mattias Goerne y el pianista Markus Hinterhäuser. Justo en el momento en el que cantante y teclista se fundían sobre el escenario en un caluroso abrazo. Este fue el final a una velada musical excepcional: la que protagonizaron ambos este jueves en un Auditorio Príncipe Felipe que registró una gran entrada.

Las Jornadas de Piano “Luis G. Iberni”, organizadas por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo y patrocinadas por LA NUEVA ESPAÑA, volvían al Auditorio en la que será su última cita de la temporada, más allá del concierto extraordinario (fuera de abono) de Martha Argerich y Nelson Goerner que tendrá lugar en abril. El pianista Hinterhäuser y Goerne, uno de los intérpretes más destacados del panorama internacional en el repertorio del lied, presentaban para la ocasión una de las magnas obras en este género: “Winterriese”, de Franz Schubert.

Mediante la interpretación de esta obra, el tándem de artistas sumergió a los numerosos asistentes que poblaban el Príncipe Felipe en un mar de emociones que transitaron entre la esperanza, la nostalgia o la tristeza, algo a lo que sin duda contribuyó la ambientación de la sala, completamente a oscuras con la salvedad de un foco que iluminaba a los dos protagonistas de la velada musical, de algo más de hora y cuarto de duración.

En esta intimista atmósfera emergió la figura del barítono alemán, un coloso en este repertorio como evidencian sus innumerables grabaciones de lieder de Schubert y Schumann. Su timbre, cada vez más oscurecido, le permitió desplegar una gran expresividad a lo largo de las veinticuatro canciones que conforman este ciclo de Schubert (sobre poemas de Wilhelm Müller), una de sus últimas obras y una página de gran popularidad en este género.

El público del Auditorio, instantes antes de iniciar el concierto. | Irma Collín

A su torrente vocal, que no siquiera llegó a turbar un móvil inoportuno al final del primer número (”Gute Nacht”), el barítono de Weimar unió una proyección excepcional y un poderoso fiato que le permitió articular un frase muy adecuado y mimar cada uno de los finales de frase.

Compañero ideal de Goerne en este viaje a través del lied, el pianista Markus Hinterhäuser parecía respirar con el cantante, ambos perfectamente sincronizados en todo momento con la seguridad que les confieren sus asiduas colaboraciones en repertorios de estas características.

El pianista de origen italiano demostró por qué Goerne colabora de forma estrecha con él en sus recitales. Encorvado sobre el piano y sin grandes alardes gestuales, se soldó a cada sílaba que emanaba de la bien timbrada voz del barítono, luciendo en todo momento una pulsación muy nítida y desarrollando un programa complejo por la multiplicidad de registros que implica: con números melódicos y dulces frente a otros mucho más enérgicos y temperamentales

Al final del concierto, satisfechos y agradecidos, pianista y barítono saludaron varias veces al entusiasta público que esperaba con impaciencia una propina que jamás llegaría.

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