Como norma general, la Universidad de Oviedo luce los retratos de sus rectores con orgullo y vestidos de traje académico. La excepción fue la imagen de Leopoldo Alas Argüelles que no se incorporó hasta los años 70, a pesar de haber sido rector desde 1931 hasta 1936. Y se hizo a regañadientes. “El silencio en torno a la figura de mi abuelo es tremendo”, aseguró ayer su nieto, el catedrático de Derecho Administrativo Leopoldo Tolivar. El 20 de febrero se conmemoraba el 85.º aniversario del fusilamiento de este famoso diputado republicano y destacado articulista. Fue una batida a modo de “castigo ejemplar” para depurar la ciudad de aquellos “no proclives al golpe de estado” lo que condujo a Alas al paredón en el año 37.

Por eso, ocho asociaciones asturianas y diferentes figuras universitarias quisieron homenajear su trayectoria en el Aula Magna del edificio histórico ovetense: “Queremos convertirlo en hito de la recuperación de la memoria histórica en Asturias”. El acto, que consiguió dejar pequeño el espacio del aula debido a la multitud asistente, fue presidido por Nacho Loy, presidente de la asociación La Ciudadana, y contó con la participación del Rector, Ignacio Villaverde, el catedrático de Historia Contemporánea Francisco Erice, su colega, la profesora Carmen García, y el propio Tolivar.

Entre los ponentes rememoraron la figura de Alas, su vida e historia. Pero en especial la injusticia cometida en el juicio que fue la antesala de su trágica muerte y el mutismo general que lo siguió. Fueron diversas las causas imputadas en esa “parodia judicial”, tal como la tacharon los asistentes, en las que el único motivo real a imputar era su vinculación con la República. El expediente militar 4736 culminó, al menos según lo describieron los artífices “con un fusilamiento digno”, así como diversas excusas que culpaban la crispación general. “No fue un acto en caliente, fue premeditado, juzgado, con cinco expedientes abiertos y un nefasto final”, aseguró Tolivar.

A todo esto se sumó un amplio ostracismo que incluso llevó a borrar el nombre del rector de algunas de sus obras y a que aún en el año 2004, cuando Villaverde se incorpó a la Secretaría de la Universidad, no se mencionase apenas la trayectoria de Alas. “Había silencio, no sé si cómplice o inconsciente”, dijo el actual rector. Para evitarlo, desde hace unas décadas se conmemora su figura en vísperas de su asesinato. “Queremos que los 20 de febrero se conviertan en un día oficial de homenaje”, afirmó Loy. No solo en memoria de Alas, también por todos aquellos que se dejaron la vida “defendiendo ideas”, aseguraron los ponentes.

Erice añadió algunas pinceladas históricas al perfil del homenajeado, como la creencia de que las últimas palabras que dirigió a las mujeres que se encontraban en las dependencias del patio que atravesó antes de ir al paredón, en la Cárcel Modelo de Oviedo, fueron: “Que esta sangre sea la última vertida...”. O cómo parte de este entramado podía esconder una parte vengativa hacia el célebre padre del procesado, Leopoldo Alas Clarín, por su obra “La Regenta”, en la que ataca al clero. En resumen, “esto era Oviedo”, exclamó Tolivar con la esperanza de que los tiempos hayan cambiado la mentalidad de la capital asturiana. El balance positivo final, defendieron los ponentes, pasa por mantener viva la memoria de Alas en el rectorado y la de todos los que aportaron un ansia de libertad a la sociedad.