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Los “influencers” no podrán anunciar alimentos que perjudiquen la obesidad infantil, aunque influye más la familia

La endocrina Nuria Valdés recalca que “la actitud de los padres puede modular más el comportamiento de los niños ante la comida”

Niño con sobrepeso haciendo deporte.

El Ministerio de Consumo ha publicado esta semana el real decreto que regulará la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a menores y que, como novedad, prohíbe la aparición de personajes relevantes, deportistas o profesionales de programas infantiles en comunicaciones que publiciten consumos saludables y no saludables.

La normativa afectará a los horarios de protección reforzada y a los espacios publicitarios de programas destinados al público infantil, y regulará tanto televisión como contenidos radiofónicos, salas de cine, publicidad de internet, redes sociales, webs o apps de móviles, cuando se dirijan a menores de 16 años. También incluirá limitaciones en la publicidad de medios impresos y en los embalajes de los alimentos y bebidas.

El real decreto, que está abierto ahora al trámite de información pública, lo que quiere garantizar es el interés superior del menor para que no pueda ser objeto de mensajes publicitarios perjudiciales para su salud. De tal forma que opta por establecer como criterio de medición los perfiles nutricionales establecidos por la OMS.

Sobre esa medida, y si beneficiará la reducción de las tasas de obesidad infantil que tiene España, Nuria Valdés, jefa de sección de Endocrinología de Cabueñes y miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad explica que “existen numerosos estudios que muestran que los niños incrementan la ingesta dietética de alimentos no saludables durante la exposición a su publicidad o al poco tiempo después de ésta”. Lo que no hay, dice, son “trabajos sobre si la reducción de esta publicidad disminuye la obesidad; probablemente sí si además se contrarresta con ‘publicidad’ y facilidades para llevar un estilo de vida saludable. Algo que en todas las edades significa: una dieta saludable, más ejercicio y actividad física, más un número de horas de sueño adecuadas”.

Valdés hace hincapié en que “también hay algún trabajo en el que la actitud de los padres sobre la ingesta, restringiéndola o animándole a comer modulaba el comportamiento del niño. Por ello es importante la educación sobre lo que significa una dieta saludable en la que no hay alimentos prohibidos sino que algunos deben comerse todos los días y otros de forma esporádica y en pequeñas cantidades aunque el niño esté delgado.

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