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Clara Roquet “Goya” a la Mejor Dirección Novel, mantuvo un encuentro con el público en la Laboral

“Creo que a las mujeres en el cine aún se nos trata como a una minoría”

“Me siento privilegiada por el momento en el que se encuentra mi carrera, pero hay que picar mucha piedra; nadie te regala nada”

Clara Roquet, ayer, en la Laboral. | Ángel González

“A pesar de su juventud…”. Y Clara Roquet (Vic, Barcelona; 1988) ríe sincera cada vez que escucha la sentencia. Se la han repetido mucho últimamente. “Es que en realidad no lo soy tanto, es que en el cine llega todo más tarde”, afirma. Hace justo un mes, recogió el “Goya” a la Mejor Dirección Novel por su primera película: “Libertad”. Un filme en el que explora las desigualdades sociales a través de las jóvenes Nora y Libertad. La primera, tiene muchos puntos en común con Roquet. Matiza sin esperar, que “para nada es una película autobiográfica”. Ayer se proyectó en El Paraninfo de la Laboral, dentro de la programación de Cinemateca –que organiza el Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX)–. Tras el encuentro, la directora tuvo un encuentro con el público. No se fue de Gijón, “una ciudad que me encanta”, sin antes conversar con LA NUEVA ESPAÑA.

–Empezó su carrera en el cine como guionista. ¿Le resultó fácil ponerse tras la cámara para dirigir?

–Es una transición que comenzó hace tiempo. Hice dos cortos, antes de “Libertad”, y también algún capítulo para series. Era como un “flirteo” que iba teniendo con la dirección. Con el corto “El Adiós”, sentí que tenía una historia que era muy mía. Cuando la estaba escribiendo, la visualizaba mucho. Me pasó lo mismo con “Libertad”.

–¿Por qué la desigualdad social como tema central en su primer largometraje?

–Me sorprende que sea un tema tan poco frecuente cuando, para mí, la desigualdad, y sobre todo la económica, es una de las problemáticas más fuertes que existen ahora mismo en la sociedad. En el proceso de casting de “El adiós”, empecé a entrevistar a mujeres migrantes que trabajaban como cuidadoras. Casi todas me contaban que habían tenido que viajar y dejar a sus hijos en sus países de origen. Son historias que me tocaron mucho.

–¿Se siente más cómoda creando personajes femeninos?

–No necesariamente, la verdad. He escrito muchos personajes masculinos también.

–¿Hacen falta más mujeres detrás de las cámaras?

–Sí, por supuesto. Hacen falta muchas más mujeres detrás y delante de las cámaras. Lo decía el otro día (la cineasta) Carla Simón: “Somos la mitad de la población, tenemos que tener la mitad de las historias”. Es algo tan simple, la paridad. Siento que se nos trata como una minoría, tenemos que reclamar el espacio que nos pertenece.

Sin desmerecer su trabajo, ¿se siente privilegiada en este momento de su carrera?

–Sí, me siento privilegiada. Pero hay que picar mucha piedra, nadie te regala nada. Es una suerte dedicarse a esto, porque es un trabajo muy divertido, muy enriquecedor. Cada película te da la oportunidad de vivir vidas distintas, yo siempre quise vivir vidas distintas. Aunque también sufrimos mucho.

–¿Qué es lo que más le ha hecho sufrir?

–He sufrido con muchas cosas (risas). Tienes un presupuesto para una película que no es tuyo, que te lo han dado para que lo hagas, tienes menos tiempo para rodar del que realmente necesitas. Y si cualquier cosa no funciona, sufres.

–¿Cuál ha sido su mayor referente?

–Tantas, ¿no? Quizás Isabel Coixet es la primera que se me viene, porque es la primera directora a la que conocí. También Itziar Bollaín… es que tengo tantas. El referente vital que tengo, eso sí, es mi madre.

–¿También se dedica al cine?

–Mi madre es abogada, mi padre es ingeniero. Nada que ver con el cine.

–¿Le gustan los encuentros como el que mantuvo esta tarde con el público en La Laboral?

–Es la parte de la promoción que más he disfrutado. Gracias al público, ves tu película desde otro punto de vista. Desde otros ojos.

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