Creadores, galeristas y expertos escenificaron ayer la nueva alianza con la que pretenden dar voz a todo un sector, el del arte contemporáneo, a la hora de trasladar sus reivindicaciones ante las administraciones. Unas reclamaciones que, en primer lugar, se traducen en un trato específico en materia fiscal, atendiendo a la temporalidad y los singulares condicionantes de la actividad artística, y en medidas como la posibilidad de desgravar los materiales que usan en su producción, algo que consideran que sería “un apoyo importantísimo”.

Esta alianza ha sido formalizada entre la Asociación de Artistas Visuales de Asturias (AAVA), el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) y la Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de Asturias. Ayer, en el Museo Arqueológico, se presentaron las claves de esta entente, en un acto en el que intervinieron la presidenta de AAVA, Consuelo Vallina, el representante en Asturias del IAC, Luis Feás, y la presidenta de la Asociación de Galerías, Guillermina Caicoya.

El antecedente de esta alianza se sitúa en las últimas elecciones autonómicas, cuando AAVA e IAC mantuvieron reuniones conjuntas con los candidatos a la presidencia del Principado. “Se logró el objetivo principal, que era desvincular Cultura de la consejería de Educación y que tuviese una consejería propia, pero sigue sin disponer de los fondos necesarios”, señaló Feás.

Con la actual consejería de Cultura, explicaron los ponentes, la relación está marcada por la cordialidad, algo que diferencia, señalaron, a esta administración de la anterior, cuando Genaro Alonso y Vicente Domínguez gestionaban la política cultural del Gobierno autonómico. Pero esa cordialidad y diálogo, lamentan, no se ha traducido en mejoras constatables más allá de algunas ayudas durante la pandemia. “El gran problema es que no hay dinero, pero si no lo hay no entendemos como el Principado renuncia al 1% cultural desde 2013”, señaló Feás.

“Solo el 3% de los artistas viven de su arte, los demás tenemos otros trabajos para poder vivir”, afirmó Consuelo Vallina, antes de lamentar que “los políticos no entienden que somos micromecenas de nuestro propio trabajo, y que hacemos una labor necesaria para la sociedad”.

La reclamada Ley de mecenazgo, como explicó Guillermina Caicoya, no sería una solución para los artistas contemporáneos de base, los que trabajan en un ámbito más regional. Por eso, reclaman medidas más concretas y perfiladas, que vayan encaminadas a facilitar que los artistas puedan cotizar de una manera flexible que atienda a la singularidad de su producción, que tengan desgravaciones por los materiales que usan, y que puedan, al final de su trayectoria, optar a una jubilación.