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Un estudio asturiano sobre la microbiota, entre los cien más descargados del mundo en biología celular

Una revista de “Nature” incorpora en su ranking el hallazgo del IPLA de un nuevo método de edición de la flora intestinal por su gran impacto científico: “Es un orgullo”

Raquel Marcos Fernández, en los laboratorios del IPLA, en Villaviciosa. | LNE

Una investigación asturiana sobre microbiota intestinal está en el top 100 mundial de descargas en la rama de Biología Celular y Molecular de la revista “Scientific Reports”, del prestigioso grupo “Nature”. La autora principal del estudio es la allandesa Raquel Marcos Fernández, de 29 años, que es científica postdoctoral en el Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA-CSIC). “Es un orgullo que uno de los trabajos que formó parte de mi tesis doctoral haya despertado tanto interés”, afirma. Para el investigador Abelardo Margolles, uno de los directores de tesis de la joven bióloga y autor también del artículo, entrar en el ranking de “Nature” supone “un gran reconocimiento” de la comunidad científica internacional.

El trabajo, que firma asimismo el consejero de Ciencia, Innovación y Universidad, Borja Sánchez, que es científico en excedencia del IPLA, describe un nuevo método de edición de la microbiota intestinal (el conjunto de microorganismos que habitan en nuestro tracto gastrointestinal). Esta nueva metodología, explica Raquel Marcos, “permite enriquecer la microbiota con microorganismos que son poco abundantes de forma natural, así como eliminar aquellos que resultan perjudiciales”. En resumen, esta técnica es capaz de “poner y quitar” bacterias, incorporando las buenas y suprimiendo las malas. ¿Cómo? “Pescando” los microorganismos de interés con un “anzuelo” específico, formado por anticuerpos.

“La técnica se basa en el desarrollo de anticuerpos que reconocen proteínas de superficie específicas de los microorganismos que se desean enriquecer o eliminar. Una vez que los anticuerpos reconocen esas proteínas, los inmovilizamos y separamos del resto mediante un sistema basado en citometría de masas”, profundiza Marcos. Todo ello, y esto es lo más importante, “podría abrir el camino a nuevas terapias destinadas a controlar los cambios en la microbiota asociados a enfermedades intestinales”, que son muchas. De hecho, hoy en día se relaciona el desequilibrio de la flora intestinal con más de cien patologías.

Medicina de precisión

La publicación liderada por el CSIC recoge los resultados obtenidos con un único “anzuelo”, el de la bacteria Lactobacilo, cuya misión es hacer de barrera frente a patógenos y modular la respuesta inmune del intestino. No obstante, el científico del IPLA Abelardo Margolles asegura que el nuevo método de edición “se podría trasladar a cualquier bacteria”. “El objetivo de la tesis de Raquel era validar que esa técnica era aplicable a la microbiota sintética y a una bacteria muy utilizada como probiótico, como es el Lactobacilo”, comenta. Una vez comprobada su eficacia, las puertas que ahora se abren son muchas. Desde que salió publicado el estudio, en enero de 2021, el Instituto de Productos Lácteos de Asturias no ha dejado de trabajar en esta línea.

“Hemos probado el método en otras bacterias intestinales con mayor o menor éxito. Pero las aplicaciones no se restringen solo a microorganismos intestinales, sino que también se abren a otros ambientes donde los microorganismos son abundantes. Por ejemplo, para aislar probióticos personalizados, con interés para en la nutrición o la medicina personalizada”, ahonda Margolles. La técnica todavía está “en fase muy inicial y lejos de su aplicación clínica”, pero permite soñar. “Podríamos llegar a pescar bacterias que ejerzan efectos beneficiosos para la salud y conservarlas para aplicarlas en un futuro”, apunta. Un ejemplo: suministrar a los pacientes la “Akkermansia muciniphila”, un microorganismo intestinal que abunda en personas centenarias y que se asocia a la longevidad.

“Un órgano esencial”

El artículo seleccionado por “Nature” permite, por otro lado, conocer mejor la microbiota. La técnica de captura descubierta, señala Raquel Marcos, “nos permite pescar y separar la bacteria de interés del resto para así poder estudiarla de forma individual y ver qué funciones desaparecen cuando falta”. La joven científica del IPLA, que es natural de Peñablanca (Pola de Allande), subraya la importancia de investigar sobre la microbiota, que está “considerada por algunos autores como un órgano esencial del cuerpo humano”: “Nos proporciona beneficios como una mayor protección frente a enfermedades infecciosas, desarrollo y maduración del sistema innmune”. Marcos estudió Biología en la Universidad de Oviedo y, tras ello, realizó el máster de Biotecnología del Medio Ambiente y la Salud. Antes de empezar el doctorado en el CSIC, también cursó el máster en Formación del Profesorado. Finalizó su tesis en diciembre de 2021 y ahora continúa cosechando éxitos como investigadora postdoctoral con una beca del Ministerio de Ciencia.

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