Los acuerdos climáticos presentados hasta la fecha, así como las promesas y los compromisos a largo plazo, solo ofrecen un 10% de probabilidades de limitar el aumento global de temperaturas por debajo de 1,5 grados; el umbral a partir del cual, tal y como alerta la comunidad científica, la crisis climática provocará daños mucho más graves en las personas, la vida silvestre y los ecosistemas. En estos momentos, si todos y cada uno de los pactos climáticos se cumplieran al pie de la letra y se aplicaran sin más demora, el calentamiento global podría limitarse justo por debajo de los 2 grados de media. Es decir, que el mundo podría esquivar algunos de los futuros climáticos más catastróficos, pero seguiría estando bajo riesgo.

Este es el pronóstico elaborado por un equipo internacional de investigadores y presentado este mismo miércoles en la revista científica 'Nature' sobre el impacto de los pactos climáticos presentados hasta la fecha. Según explican los científicos, desde la firma del Acuerdo de París (2015) hasta la última Cumbre del Clima de Glasgow (2021) unos 196 países han presentando una hoja de ruta para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en las próximas décadas. Algunos, con acciones más o menos inmediatas. Y otros, con promesas a largo plazo. La suma de estos acuerdos, esgrimen los expertos, en el mejor de los casos lograría limitar el aumento de las temperaturas, pero seguiría llevando a un futuro de calentamiento global extremo.

Para evitar un incremento extremo de las temperaturas, los expertos sugieren una serie de acciones como, por ejemplo, garantizar que todos los objetivos a largo plazo tengan el respaldo de políticas a corto plazo. O adelantar los calendarios de aplicación de estos compromisos climáticos. "Cualquier retraso en frenar el aumento de emisiones, eliminar gradualmente el uso de combustibles fósiles y desarrollar opciones sostenibles pondrá fuera de alcance el objetivo de limitar el aumento de temperaturas a 1,5 grados", esgrime el equipo liderado por Malte Meinshausen.

"Las promesas climáticas de los últimos años son ciertamente una buena noticia, pero la duda es si los gobiernos están en camino de cumplir esos compromisos. Es fácil establecer objetivos climáticos ambiciosos en un horizonte de 30, 40 o incluso 50 años, pero es mucho más difícil promulgar políticas inmediatas que nos dirijan hacia un futuro más sostenible", comentan los investigadores Zeke Hausfather y Frances Moore, de la Universidad de California, en un análisis publicado en 'News and views'. "Los pactos a largo plazo deben tratarse con escepticismo si no están respaldados por compromisos climáticos a corto plazo", recalcan los expertos.

"Los pactos a largo plazo deben tratarse con escepticismo si no están respaldados por compromisos climáticos a corto plazo"

Avances y retos pendientes

El panorama actual, esgrimen los expertos, sigue sin ser optimista pero al menos ya no es tan lúgubre como hace una década. Hace poco más de diez años, de hecho, los pronósticos apuntaban a un aumento global de las temperaturas de casi 5 grados de media respecto a los niveles preindustriales (algo que, en el caso de España, se traduciría en un incremento adicional de unos cuatro grados más).

Los registros de las últimas décadas apuntan que, aunque las emisiones generadas por nuestra especie siguen al alza, el crecimiento de esta curva se ha desacelerado gracias a la aplicación de los primeros pactos climáticos. Y si los países cumplen con lo acordado, en los próximos años podrían frenar su incremento.

El problema es que, hoy por hoy, no hay garantías de que los países cumplan con sus metas climáticas. Ni a corto ni a largo plazo. Varios estudios, de hecho, apuntan a que los países más ricos y contaminantes del globo (responsables de hasta el 75% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero) muy probablemente no llegarán a cumplir con sus promesas climáticas para 2030. Los pronósticos apuntan a que para entonces solo los estados del G20 habrán emitido unas 1.100 millones de toneladas más de CO2 que lo prometido. Y esto, en la práctica, podría distorsionar las predicciones más optimistas.

El tercer informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) estima que, para evitar un calentamiento global extremo, las emisiones de gases de efecto invernadero deberían tocar techo antes de 2025, caer prácticamente a la mitad antes del 2030 y llegar a 'cero neto' hacia la década de los setenta. De lo contrario, el calentamiento global podrían elevar los termómetros por encima de los tres grados de media y desencadenar un sinfín de catástrofes climáticas.

"Ahora mismo vamos hacia el desastre climático, pero no podemos perder la esperanza. Todavía estamos a tiempo de construir un camino más sostenible y de exigir el cumplimiento de las políticas climáticas", afirmó Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, tras la publicación de este ultimátum científico.