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Michnik, premio "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades: “La oposición democrática en Polonia aprendió mucho de la Transición”

El periodista recibe el galardón por ser “un ejemplo ético de resistencia frente a las amenazas autoritarias”

Premios Princesa de Asturias: El periodismo comprometido del polaco Adam Michnick se lleva el galardón de Comunicación y Humanidades

Premios Princesa de Asturias: El periodismo comprometido del polaco Adam Michnick se lleva el galardón de Comunicación y Humanidades Amor Domínguez

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Premios Princesa de Asturias: El periodismo comprometido del polaco Adam Michnick se lleva el galardón de Comunicación y Humanidades Franco Torre

El diario polaco “Gazeta Wyborcza” publicaba, el pasado 24 de febrero, justo el día en que las tropas rusas invadían Ucrania, un artículo que posteriormente sería traducido a diversos idiomas y cuyo título sería, trasladado al español: “Todos somos ucranianos ahora”. “Este es el final de un mundo en el que hemos vivido desde 1989”, alertaba aquel artículo, “las consecuencias completas de esto están más allá del alcance de nuestra imaginación. ¿Estamos ante el comienzo de una guerra mundial?”. La pregunta era aún más inquietante por el sujeto que la planteaba, por la firma que figuraba al inicio del texto, dos palabras que para los polacos resuenan como si estuviesen esculpidas en mármol: Adam Michnik, el referente moral de todo un país. Este periodista, que jugó un papel protagonista en la conquista de la democracia en Polonia a finales de la década de 1980, ha sido distinguido con el premio “Princesa de Asturias” de Comunicación y Humanidades, galardón que se dio a conocer ayer.

Michnik, atrapado en una vorágine de vuelos y enlaces, apenas pudo remitir a la Fundación Princesa de Asturias unas pocas palabras de agradecimiento por el galardón. “Estoy muy contento y agradecido por este premio. Veo en él un reconocimiento a la oposición democrática en Polonia, que tanto aprendió de la Transición española. Igualmente, considero que se distingue la labor de ‘Gazeta Wyborcza’, que ha aprendido mucho de la prensa independiente española. Es un gran honor para mí recibir este galardón. Gracias”.

Que el periodista haga alusión al medio que lidera desde 1989 no es gratuito. La trayectoria de ambos está ligada de forma indeleble, de tal manera que tres décadas después sigue siendo el redactor jefe de un medio convertido en referencia absoluta de la prensa polaca, una atalaya desde la que Michnik jugó, y juega aún, un papel crucial en la conquista y defensa de la democracia.

Nacido en Varsovia en 1946, Michnik estudió Historia en la Universidad de la capital polaca. No pudo completar sus estudios en un primer momento: en esos tiempos de estudiante, Michnik demostró su compromiso político y participó en varias protestas, por lo que fue expulsado y tuvo que completar sus estudios a distancia. Tras graduarse en 1975, Michnik comenzó a colaborar con varios medios al tiempo que mantenía su compromiso político: fue uno de los fundadores del Comité para la defensa de los trabajadores (KOR) y miembro del sindicato Solidaridad desde su misma creación.

Aunque tuvo la oportunidad de hacer carrera política, Michnik se decantó por el periodismo: en 1989 fundó “Gazeta Wyborcza”, una “gaceta electoral” que acabaría convirtiéndose en un medio capital de la Polonia democrática que emergió de las cenizas del régimen comunista, y que hoy es uno de los diarios de mayor difusión de Europa central.

Candidato varias veces

La candidatura de Adam Michnik fue propuesta por el alpinista Krzysztof Wielicki, premio “Princesa de Asturias” de los Deportes 2018, y contaba con el apoyo de la Premio Nobel de Literatura Olga Tokarczuk. Para el jurado, además, no era ningún desconocido: según revelaron varios miembros, había sido candidato en diversas ocasiones, y era habitual que su nombre estuviese presente en las últimas rondas del debate. Este año, en competencia con otras 39 candidaturas, Michnik ha recibido finalmente el premio por “su lucha en favor de los derechos humanos y del diálogo”, que lo llevó a la cárcel durante el régimen comunista sin que por ello desistiese “de su firme oposición a la dictadura ni de buscar la reconciliación entre sus conciudadanos”, según reza el fallo del jurado.

La concesión del premio no es ajena a los acontecimientos que sacuden Europa, algo que también reconoce el jurado: “Michnik, cuya concepción de Europa contribuyó a asentar en su país los valores democráticos, constituye además hoy en día un símbolo de la libertad de expresión y del humanismo, así como un ejemplo ético de resistencia frente a las amenazas autoritarias”. Unos valores que Michnik, siempre en la brecha, volvió a demostrar con su artículo del 24 de febrero, escrito mientras la vanguardia del Ejército ruso cruzaba a sangre y fuego las fronteras ucranianas: “Debemos decirlo alto y claro: ahora todos somos ucranianos. En Varsovia y en París, en Berlín y en Praga, en Londres y en Budapest, hay que decir una cosa en voz alta: hoy, los ucranianos no solo luchan por sí mismos; están luchando ‘por nuestra libertad y la vuestra’”.

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