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La sonda InSight se apaga tras tres años en Marte

“Detectamos temperaturas de -100 grados”, dice Tirso Velasco, el asturiano que participó en el proyecto de la NASA

La sonda InSight, trabajando sobre el suelo de Marte, en una imagen difundida por la NASA.

La sonda InSight de la NASA, que ha pasado tres años anclada a la superficie de Marte, concluirá su misión en unas semanas fruto del desgaste sufrido este tiempo. Ha acabado llena de polvo del planeta rojo. Tanto que los paneles solares que le ayudan a funcionar están quedando anegados. En la construcción de esta sonda tuvo una contribución decisiva el ovetense Tirso Velasco, que es el director en la multinacional Airbus del proyecto MEDA, uno de los instrumentos que hace ya tiempo que aterrizó en Marte con el objetivo de medir la temperatura de aquel planeta. Los resultados por ahora están siendo bastante satisfactorios y están permitiendo dibujar un Marte bastante agreste. Nada que no estuviera previsto.

“Hemos registrado mínimas de hasta -100 grados y máximas de 20 grados, eso sí, solo en verano y durante el día”, asegura. Así que las condiciones climáticas no invitan a que la humanidad pueda colonizar aquel rincón del universo en caso de urgente necesidad. En el viaje a Marte la NASA envió varios equipos, el más popular fue un Rover (un vehículo motorizado) y denominado Perseverance y esta sonda InSight que ahora se va apagando. El equipo que dirige Velasco ha puesto su granito de arena en ellos, equipándolos con los sistemas necesarios para medir los cambios de temperatura o el viento de aquel planeta, unos datos esenciales. En el InSight instalaron un instrumento llamado “Twins”, que tenía dos objetivos esenciales: mediar la temperatura y el viento de la superficie de Marte. “Vimos que hay invierno y verano, pero no estaciones intermedias”, asegura Velasco.

La sonda se apagará ahora después de haber completado con relativo éxito su misión. “Tuvo mucho éxito porque el sismómetro (el sistema para detectar terremotos) consiguió muchos datos, pero también es verdad que llevaba una sonda de calor que tenía que taladrar y medir la transmisión del color en la tierra que no llegó a completar el proceso”, asegura el ovetense. Una de las conclusiones aportadas por el InSight apunta a que Marte es un planeta con una enorme actividad sísmica. En casi tres años llegó a detectar más de mil terremotos (1.313 para ser más precisos). Uno de los más importantes hace solo un par de semanas. Fue el 4 de mayo cuando la superficie de Marte tembló en una escala que, según las medidas terrestres, fue de magnitud 5. “Con la ayuda de nuestros instrumentos ayudábamos al sismómetro a restar las variaciones que sobre los datos pudieran producir las vibraciones del viento”, apunta Tirso Velasco. Fue el mayor terremoto registrado por medios humanos nunca fuera de la Tierra.

Tirso Velasco.

Tirso Velasco.

Esa es otro de los hallazgos que han realizado los diferentes instrumentos de medición enviados a aquel planeta, que Marte es muy ventoso. Un argumento más que le resta atractivo para acabar colonizado por una humanidad que busca nuevo vecindario. “En el caso del viento cada poco hay grandes rachas, hay lo que se denomina como ‘dust devils’ (que traducido viene a significar algo así como polvo del demonio) que son una especie de remolinos que mueven un montón de polvo, de esos hemos detectado unos cuantos”, destaca.

El sismómetro con el que iba equipado el InSight fue proporcionado por el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES) de Francia. Los científicos aseguran que lo que se pueda aprender sobre la estructura de Marte ayuda a comprender mejor la formación de los diferentes mundos rocosos, incluidos la Tierra y la Luna.

Pero el problema para el InSight ha sido el polvo marciano. El caso es que la sonda viene equipada con un par de paneles solares que miden aproximadamente 2,2 metros de ancho cada uno y que han ido acumulando suciedad. “Al contrario de lo que ocurre con los Rover que se mueven con energía nuclear, estos funcionan gracias a los paneles solares, que se degradan y que, por culpa del polvo acumulado, están al mínimo”, asegura. No obstante, la misión ha sido altamente satisfactoria, resaltan los promotores del proyecto. El caso es que había sido diseñado para recopilar datos científicos durante un año marciano –que son como dos terrestres–, por lo que ahora se encontraba en una especie de prórroga. Pero el polvo ya es demasiado y las intenciones de la NASA son las de colocar el brazo robótico de esta sonda en lo que se conoce como posición de descanso (o postura de retiro), un eufemismo que viene a significar que sus sensores se apagarán para siempre y dejarán de enviar datos a la Tierra. Queda el Perseverance dando vueltas por el planeta rojo.

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