Alumna, profesora, vicerrectora y ahora Defensora Universitaria. Isabel Viña Olay confesó ayer, ante los compañeros y amigos que asistieron a la toma de posesión de su nuevo cargo en el Paraninfo de la Universidad de Oviedo, que cuando hace tres semanas estrenó su despacho, desde el que puede contemplar la cúpula de la capilla del histórico hotel de La Reconquista, a espaldas de la Escuela de Minas, recordó su llegada a la institución académica, como estudiante, y tuvo la sensación de que, “de alguna manera, había cerrado el círculo: volvía a estar en el mismo lugar y me sentía con la misma ilusión, aunque esta vez sin miedos, sin dudas sobre mi capacidad para llevar a cabo esta nueva tarea”.
Esta reciente responsabilidad será el colofón de una dilatada carrera investigadora y docente, siempre ligada a la Universidad asturiana. Isabel Viña, que es ingeniera de minas y profesora de Mecánica de Medios Continuos y Teoría de Estructuras, se comprometió públicamente ayer a dedicar estos últimos años antes de su jubilación a “trabajar por el respeto de los derechos y libertades de todos los miembros de la comunidad universitaria” y a esforzarse por “dar un paso más en el camino de hacer de la nuestra una institución más inclusiva”. Aseguró que está decidida a ser “una referencia cercana, proactiva y un cauce de solución ante los problemas y conflictos que puedan presentarse”. “Quiero escuchar, pero quiero que me escuchen; quiero que me reconozcan como una ayuda, no como alguien que puede reñir o penalizar”, añadió, y, recordando a su madre y su devoción a San Antonio, dejó claro que la Defensora Universitaria no tiene el mismo talento que el santo para la resolución de casos imposibles ni dispone de “una varita mágica” para solventarlos.
El rector Ignacio Villaverde, ante quien Viña prometió su cargo, la describió como “una persona cercana, empática, con un agudo sentido de la justicia y un largo historial de éxito en relaciones personales, negociaciones y mediaciones; sabe preguntar y escuchar, espera para juzgar desde la información y el discernimiento”. “La misión de la defensora se me antoja titánica: preservar la dignidad de todos los miembros de la comunidad universitaria, buscando y asegurando el mutuo respecto sin necesidad de acudir a sanciones y castigos”, indicó el Rector. Pese a la complejidad del puesto, Villaverde admitió que no alberga ninguna duda de que la nueva Defensora Universitaria desempeñará sus funciones airosamente.