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Esta es la nueva EBAU que piden los expertos: con menos temario, ejercicios más reflexivos y una “base común” en España

Los profesores asturianos consideran “excesivo” el contenido que entra en la selectividad actual, ven dificultades para hacer pruebas orales de idiomas y proponen ampliar la duración del examen de Matemáticas

Alumnos asturianos, el pasado miércoles, en el inicio de la EBAU ordinaria. | Luisma Murias

Una EBAU con temario reducido, que contenga ejercicios “más reflexivos y menos memorísticos”, y que tenga una “base común” en todas las comunidades. Así creen los expertos asturianos que debería ser la nueva selectividad que se está debatiendo a nivel nacional y que se aplicará a partir de 2024. Los profesores de la Universidad de Oviedo que participan en la comisión estatal que busca reformar la prueba de acceso a la educación superior advierten que la EBAU única que reclaman los estudiantes para toda España “no es posible”. Por dos razones fundamentales. La primera, porque eso implicaría hacer el examen a la vez en todas las comunidades, lo cual sería difícil de gestionar desde el punto de vista logístico. Y la segunda, porque las competencias en educación están transferidas a las autonomías y, en consecuencia, hay diferencias en los currículos de Bachillerato.

En consecuencia, en la nueva EBAU “no se preguntarán los mismos contenidos en todas las comunidades, pero la prueba sí responderá a unos estándares mínimos”, avanzan los docentes asturianos. El Ministerio de Educación, que está debatiendo los detalles de la reforma con los rectores y el equipo de Joan Subirats, presentará su propuesta definitiva en julio. Mientras tanto, los expertos de la región reflexionan sobre la prueba actual, a la que se presentaron la semana pasada en el Principado más de 4.000 alumnos en convocatoria ordinaria, y revelan numerosas carencias.

Margarita Fernández Mier es catedrática de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo y coordinadora del examen más temido por los estudiantes: Historia de España. A su juicio, la futura prueba debería ser “más reflexiva y menos memorística”. Y según avanza, el Ministerio ya está trabajando en esa línea: en “combinar una parte práctica, con comentarios de texto, mapas, imágenes y cualquier otra tipo de material que ayude a los alumnos a pensar y ser más reflexivos; y otra más teórica, probablemente con preguntas que permitan comparar procesos”.

Fernández Mier coincide con los alumnos y asegura que el temario actual de Historia es “excesivo”. Y dice más: “No está actualizado, se centra en una historia fáctica, dando especial relevancia a los datos históricos y con muy poca reflexión sobre conceptos fundamentales que de verdad conviertan a la historia en una herramienta útil para comprender la sociedad actual”. En consecuencia, “la asignatura de segundo de Bachiller está orientada en preparar un examen, no en enseñar Historia de España”.

La investigadora principal del grupo Llabor aboga por “redimensionar” el temario, aunque no tiene claro si a base de limitarlo a los siglos XIX y XX como recoge la Lomloe. “De esa manera, en primer lugar, focalizaremos todos los esfuerzos, una vez más, en preparar un examen de Historia Contemporánea sin comprender toda una serie de procesos que nos han traído hasta aquí y que permiten entender la compleja realidad de la España actual. Por otro lado, corremos el riesgo de generar un temario que, al estar limitado a los últimos doscientos años, se centre en explicar un amplio volumen de datos de la conflictiva política española de este periodo”, reflexiona.

Margarita Fernández Mier también se pronuncia sobre la EBAU única que reclamaron la semana pasada los más de 4.000 estudiantes que se examinaron en Asturias: “Una de las cosas que tendrían que saber el alumnado, después de haberse estudiado para la EBAU las preautonomías y las autonomías en España, es la realidad política en la que nos movemos: las competencias de educación están transferidas a las comunidades autónomas, es el marco legislativo que tenemos”. De todas formas, remata, “sí se está trabajando en diseñar un modelo de examen que sea más homogéneo; no se preguntarán los mismos contenidos en todas las comunidades, pero la prueba sí responderá a unos estándares mínimos”.

Luis José Rodríguez Muñiz, catedrático de Didáctica de la Matemática de la Universidad de Oviedo y vicepresidente segundo de la Real Sociedad Matemática Española, rechaza la EBAU única. “Hay que armonizar el esquema de las pruebas, pero no pueden ser exactamente iguales en todas las comunidades. Primero, porque si los currículos son diferentes, no tiene sentido que el examen sea el mismo. Y segundo, porque a nivel logístico sería muy complicado hacer una única selectividad en todo el país”, comenta.

Sobre el examen concreto de Matemáticas –en realidad hay dos, Matemáticas y Matemáticas aplicadas a las Ciencias Sociales–, Rodríguez Muñiz sostiene que el modelo actual es “excesivamente mecánico”. “Se basa en resolver ejercicios, deja poco espacio para la argumentación, la comunicación y la modelización”, señala. Lo ideal de cara a la transformación de la selectividad para 2024 sería encontrar un “equilibrio”, y “no hacer un examen imposible, pero sí incluir algunos ejercicios más competitivos e impredecibles”. Porque uno de los problemas actuales, dice, “es que es muy difícil saber quiénes son mejores en matemáticas”.

Pero para poder dar un giro a la prueba, es necesario empezar por los tiempos. “Somos el país de Europa que menos tiempo deja para el examen de Matemáticas: hora y media. Y así solo puedes poner los ejercicios monótonos y repetitivos que hay ahora. No se trata de llegar a las seis horas de Francia, pero sí a las dos o dos horas y media y que los estudiantes tengan tiempo para pensar esos problemas más complejos”. Luis Rodríguez pone un ejemplo: “En vez de pedir la resolución de un sistema de ecuaciones lineales ya construido, se puede dar un enunciado y pedir a los alumnos que busquen el sistema más adecuado para esa situación”. Rodríguez cree, por otro lado, que el temario de Bachillerato está “sobrecargado” también en Matemáticas. “Los alumnos tienen un aprendizaje mecánico, rutinario y poco profundo. Y eso lo contrario a ser competente en matemáticas”, advierte. En su opinión, el efecto que tiene el Bachillerato y la EBAU actuales es “negativo (no catastrófico)” en la Universidad.

Un giro para Inglés

Francisco Martín Miguel es profesor titular del departamento de Filología Inglesa, Francesa y Alemana y responsable de la materia de Inglés en la EBAU. Al igual que el resto de coordinadores de las pruebas, forma parte de la comisión estatal que está trabajando en la “armonización” de la selectividad. En lo que respecta a los idiomas, una de las novedades que barajan los expertos es introducir pruebas orales. En este contexto, Martín pide “no olvidar dos factores cruciales” para tomar la decisión final. La primera, “se debe garantizar el anonimato, es decir, que los examinadores no conozcan a quién están examinando (como ocurre con las pruebas escritas, donde las correcciones son anónimas)”. Y segundo, “no hay que olvidar que, en una convocatoria ordinaria de EBAU en Asturias se examinan de inglés unos 4.000 estudiantes (es una prueba obligatoria para todos los aspirantes); piénsese en la logística que supondría establecer tribunales de examen oral de inglés para ese volumen de examinandos, amén del tiempo que se tardaría en realizar dicha prueba o del hecho de que no todos los candidatos realizarían la prueba oral simultáneamente como sí ocurre con la escrita”.

David Méndez, vicedecano de Ordenación Académica de la Facultad Padre Ossó, considera que hacer un examen oral sería “recomendable”, sobre todo porque “obligaría a cambiar la forma de enseñar los idiomas” en las aulas, en la actualidad demasiado centrado en la gramática. Eso sí, apunta, este tipo de pruebas sería complicado de hacer a nivel logístico. En líneas generales, el experto reclama una EBAU “más competencial, no tan de contenidos, sino de resolución de situaciones-problema”. “Es necesario un cambio en el proceso. Y en ello es muy importante el diseño de los contenidos de Bachillerato”, dice. Méndez también aboga por “estandarizar” lar pruebas a nivel nacional. “Tiene que haber un marco normativo más o menos común; no puede haber diferencias entre alumnos de distintas comunidades”, remata.

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