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El último fin de curso escalonado empieza a despedir a la Lomce

La consejera de Educación desea a las comunidades escolares que «carguen pilas» en vacaciones para una nueva ley l En septiembre todos los niveles educativos empezarán el mismo día

El cole cierra por vacaciones: así fue el final de curso en Asturias

El cole cierra por vacaciones: así fue el final de curso en Asturias VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Valentina Ciuca

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El cole cierra por vacaciones: así fue el final de curso en Asturias VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Valentina Ciuca

Esta información ha sido elaborada por F. Torre, Illán García, A. Lorca, N. Oliveira, D. Orihuela

Los colegios de Asturias le dieron ayer carpetazo al curso. Con bailes, juegos y mucha fiesta, en los centros educativos se hacía una primera despedida a la Lomce, la penúltima ley educativa, ya que el próximo curso entra en vigor la Lomloe solo en los cursos impares, con sus nuevos currículos y sus competencias. No será hasta el curso 2023-24 cuando la aplicación de la ley sea generalizada.

Y en Asturias, además, se daba ayer cierre al último curso en el que los alumnos de Infantil y Primaria acabaran las clases antes que los mayores de la ESO y Bachillerato. Porque el curso que viene será el primero que unificará el inicio y el final en todos los niveles: el 12 de septiembre se inicia y se acaba a la vez el 23 de junio.

“Ha sido un año complicado”, reconoció la consejera, Lydia Espina, en su mensaje de ayer a las comunidades escolares, a las que dio las gracias “por todo el esfuerzo” y pidió que aprovechen las vacaciones. “Descansad, coged aire para que comencemos en septiembre con la pilas cargadas; toca iniciar una nueva ley educativa, la ley del siglo XXI. Hay que aprender a trabajar con los nuevos currículos y lo haremos todos juntos”, añadió Espina.

La fiesta de los escolares tuvo su réplica en todos los concejos.

Oviedo: “Acaba el curso más duro”

Los alumnos del colegio Santo Domingo de Guzmán-FESD de Oviedo tenían ayer infinidad de actividades. En Primaria se celebraba una jornada de convivencia con los profesores, y los escolares de Infantil y ESO tomaron el patio, bailando la “Macarena”. Antes, los más pequeños hicieron algo singular: una cápsula del tiempo. Fue una manera de ayudarles a tomar conciencia de los momentos que están viviendo y de los cambios que se avecinan para ellos, ante su paso a Primaria.

“Ha sido un año muy duro, probablemente el más duro desde que soy directora, pero también el más ilusionante. Cuando nos quitamos las mascarillas fuimos conscientes de cuánto habíamos pasado, pero estamos muy felices e ilusionados cara al curso que viene cuando pondremos en marcha varios proyectos”, analiza Sara Bárcena. Una etapa muy dura, marcada por la pandemia, pero que también ha permitido constatar, señala, “nuestra resiliencia” como comunidad educativa. “Es innegable que estamos cansados, pero creo que cobró importancia eso de crecerse ante la adversidad, llegamos con fuerza y con ganas. Y días como éste son muy especiales, te llenan de esperanza”, añade Bárcena.

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Los colegios de Asturias, en su fin de curso de primera despedida de la Lomce

Buena parte de esas esperanzas están centradas en el próximo curso, cuando el centro experimentará una auténtica revolución. Se inaugurará un aura multisensorial, de estimulación temprana, para Infantil. También se renovarán los espacios físicos del centro: en julio se iniciarán obras en el cierre perimetral y en las instalaciones. “Los papis traerán a sus hijos a un colegio muy renovado”, avanza Bárcena. Por último, el Santo Domingo ofrecerá, bien este próximo curso bien el siguiente, un bachillerato de Artes. “No es algo que sea habitual en la ciudad y surge de nuestra apuesta por las Humanidades”, sostiene la directora, que avanza que habrá incluso una asignatura centrada en la escritura.

Ajenos a ese futuro ilusionante, los alumnos de Infantil fiaban sus anhelos a uno más próximo: las vacaciones de verano. “Voy a ir a la playa y a piscinas, me lo voy a pasar genial. Mi madre me va a enseñar a nadar con manguitos”, exclamaba Nekane García. “Yo voy a ir a Ponferrada a bañarme en el pantano”, añadía su amiga Vera Carrera. Junto a ellas, Leonor Díaz avanzaba que su destino era Almería, pero que echaría de menos a sus amigas. La añoranza también forma parte del verano.

Avilés celebra “que todo es más normal”

En el colegio de Llaranes de Avilés, su directora tiene claro que la vuelta a la normalidad comenzó en abril con el decreto que ponía fin al uso de la mascarilla en el aula. Silvia Fernández celebró que ese mes ya pudo ver la cara a muchos de sus compañeros por primera vez, lo mismo que le ocurrió a su alumnado. “Las fiestas de convivencia que estamos celebrando estos días simbolizan que el covid nos ha dejado y nos empezamos a relacionar y a mezclar”, señaló Javier Sarasola, su homólogo del Marcelo Gago.

Fiesta de graducación, ayer, en el colegio José Bernardo de Sama de Langreo. | Miki López

Las celebraciones de fin de curso reflejaron la vuelta a la normalidad en los centros, sin restricciones, y recordaron los tiempos prepandémicos. “Ya teníamos ganas de que todo fuera como antes, con prudencia y poco a poco, todo ha vuelto a ser como antes”, señalaba Carmen Álvarez, directora del colegio de Sabugo, que como sus colegas confía en que la Lomloe apenas trastoque los planes educativos. “Los docentes nos adaptaremos a los cambios, de eso no hay duda”, remarcó.

Dicen los docentes consultados que el curso que acaba de terminar ha sido “más llevadero” que el anterior. “El hecho de poder salir, de los patios compartidos, de las mascarillas, ha sido muy positivo, ahora la cuestión está en no dar ni un paso atrás”, señalaron.

Respecto a la Lomoe y sus nuevos métodos, los maestros aventuran que “será un arduo trabajo, pero nos adecuaremos bien”, sobre todo tienendo en cuenta que lo que se avecina será el desarrollo de contenidos por proyectos, una medida que terminará por dejar de lado las lecciones magistrales y los libros de texto para afianzar otras líneas de aprendizaje y desarrollos cognitivos del alumnado.

Langreo: “El cuento no se ha acabado”

Se acabó. Al fin los niños disfrutarán de las vacaciones. El colegio José Bernardo de Sama lo celebró ayer por todo lo alto con la graduación de los alumnos de 6º de Primaria que además de acabar el curso cierran una etapa y abandonan el centro educativo en el que han estudiado los últimos nueve años para ir al Instituto.

Dario Loreiro y Daniela Argüelles hicieron de maestros de ceremonias en el acto celebrado en el patio del colegio. La directora del centro, Silvia Casiano, emocionada, recordó que en esos nueve años, “los niños han adquirido hábitos, competencias, conocimientos y valores” pero también les advirtió de que “la competición no acaba aquí, dura toda la vida y el esfuerzo y el trabajo o serán muy necesarios”. Casiano agradeció el esfuerzo de los alumnos durante la pandemia, como cuando celebraron el festival de Navidad de forma telemática. Como despedida, la directora recordó al escritor Mario Benedetti: “Ni colorín, ni colorado, el cuento no se ha acabado”.

Los pequeños estaban contentos porque llegaban las ansiadas vacaciones pero también un poco tristes. “Me da pena irme y tener que despedirme de mis compañeros”, reconocía Nagore Valle, de 6º A, que reconoció que el peor curso de primaria fue el cuarto, “con un virus que se extendió por todo el mundo y nos obligó a dar las clases online”. Al año siguiente, “pudimos volver a clase pero nos perdimos muchas actividades y excursiones”. Su compañera de 6ºB Claudia Gutiérrez también calificó el 2020 “como el peor momento de esta etapa”. Respecto a los estudios “el curso más difícil fue 3º porque pasamos de tener deberes, y pocos, solo los fines de semana a tener todos los días”.

Han sido nueve años con pandemia incluida así que ayer la sensación era de alivio: se ha terminado el curso y arrancan los nervios de pensar en el instituto.

Gijón: Un curso “mejor organizado”

En la Escuela de Educación Infantil Gloria Fuertes la alegría se sucedía en el patio del centro entre alumnado, padres y profesores, para los que a partir de hoy empiezan la temporada de verano. “El balance del curso es positivo. Hemos logrado recuperar las tres unidades por nivel educativo, así que el objetivo es mantenerlas para el año que viene”, celebra Yolanda Camello, directora de la escuela. Además, este año recuperaron su habitual despedida multitudinaria en el salón de actos del Centro Municipal Integrado de El Llano, sin las restricciones pandémicas de tener que quedarse en su centro.

Escolares de 3.º de Infantil del colegio Santo Domingo de Oviedo, en su último día de clase. | Valentina Ciuca

Entre los grandes cambios previstos para el próximo curso está el fin de los grupos burbuja, de las entradas escalonadas y sectorización de patios. Sobre la Lomoe, “el mayor cambio para Infantil que rige la nueva ley es la de trabajar en base a proyectos. Una metodología que ya veníamos haciendo, por lo que no nos afectará mucho”, explica Yolanda Camello, ansiosa eso sí por recuperar la normalidad el próximo curso escolar: “Esperamos seguir trabajando con la misma intensidad y seguir contando con la gran respuesta de las familias”.

Natalia Cajigal es la madre de una de las alumnas, Martina de Castro, de cinco años. “Este curso estuvo muy bien organizado y la verdad es que Martina lo vivió bastante bien”, festeja Cajigal, que ahora acudirá a uno de los campamentos urbanos del Ayuntamiento para la conciliación estival. Por su parte, Jonathan Lorenzo, de 42 años y padre de Erik, de cinco años, reconoce que “la evolución del curso fue muy buena”. “Siguieron un buen ritmo de trabajo y Erik se adaptó incluso mejor que muchos adultos”.

Siero aplaude a los alumnos

En el colegio Celestino Montoto de Pola de Siero ayer había hinchables y una yincana para delicia de los 500 alumnos del centro. El jefe de estudios Antonio Díaz González, reconocía que un final así es algo para celebrar después de dos cursos marcados por la pandemia: “Hemos evolucionado a mejor, en noviembre ya se relajó la normativa un poco y ahora podemos hacer actividades con normalidad”.

Alumnos de la Escuela Gloria Fuertes de Gijón. | Fernando Rodríguez

Los niños ya no volverán hasta el próximo curso, pero a los maestros aún les queda trabajo por delante, especialmente este año que tienen que preparar la entrada de la nueva ley educativa. “Hay algo de incertidumbre, cada poco cambia la normativa”, dice Díaz González, que considera que tiene cosas buenas: “Me llama la atención positivamente la disminución de contenidos, hay demasiados contenidos de cosas que no sirven para nada a los niños y ahora parece que se quieren centrar más en la resolución de competencias”.

Profesores del colegio Celestino Montoto. A. Lorca

Si hay que quejarse, el jefe de estudios lo hace de la cantidad de alumnos que tienen por curso, en algunos casos 25, y de “la carga burocrática” que les atosiga. Y del reducido espacio que tiene un patio que comparten con el vecino colegio Hermanos Arregui. Uno de los que lo sufren es Marcos González, que imparte Educación Física desde hace 11 años y lamenta las goteras de la pista cubierta, que dificultan su trabajo cuando la lluvia arrecia: “Mira los agujeros que hay en la cubierta”, señala. Pero las quejas se mitigan cuando se trata de valorar el comportamiento de los pequeños en los tiempos de pandemia. Ahí tanto González como Díaz lo tienen claro: “Nos han dado una lección de cómo hay que actuar”. “Los guajes la llevan mejor que yo”, añade González, que explica que todavía algunos que mantienen la mascarilla puesta: “Los hay a los que no les he visto la cara”. La mascarilla ha sido una dificultad añadida para Amparo Zapico Montes, maestra de Inglés en 4º. de Primaria: “Es complicado dar inglés con mascarilla, aunque nos ha ayudado la tecnología”.

Por la izquierda, Leonor Díaz, Vera Carrera y Nekane García, del colegio ovetense Santo Domingo. | Valentina Ciuca

Los que sí que tenían ya muchas ganas de tomarse un respiro eran los pequeños, como Juan Menéndez, de 10 años: “No me da mucha pena, tengo ganas de vacaciones”, decía. Lo mismo pensaba Flora González, de 12 años, que el año que viene ya estará en la ESO: “Da pena pasar al Instituto”.

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