Leopoldo Alas Clarín y Emilia Pardo Bazán fueron amigos hasta que la escritora coruñesa intentó ingresar en la Academia Española. Se habían conocido en 1881, y en 1883 Clarín escribió el prólogo de “La cuestión palpitante”, uno de los libros de Pardo Bazán. Ambos mantuvieron correspondencia sobre sus asuntos literarios, pero de esto no había constancia documental hasta que hace unos meses la casa de subastas Soler y Llach, de Barcelona, se hizo con un par de cartas, ambas firmadas por Clarín y dirigidas a la autora de “Los Pazos de Ulloa”. Datadas en 1887 y 1889, tratan sobre todo de literatura y muestran una gran familiaridad, hasta el punto de que en la última Clarín confiesa a su amiga: “Los nervios me tienen estos días medio loco”.
La Consejería de Cultura ha adquirido las dos cartas, en un lote, el 513 de la Casa Soler y Llach, que se completa una tercera misiva, de 1880 y deteriorada por el agua, que el abogado y periodista Juan Manuel Ortí y Lara envió a Pardo Bazán. Las tres cartas fueron compradas por 550 euros; las del autor de “La Regenta” se incorporarán a los fondos de la Biblioteca de Asturias, que alberga la mejor colección clariniana del mundo.
En la primera carta, la de 1887, Clarín cuenta a su amiga que acaba de leer “de un tirón” el tercer volumen de su libro “Revolución y Novela en Rusia” y le dedica grandes elogios: “Hoy ya le doy a Vd. todo el valor que acaso siempre había tenido, pero que yo no había visto”. La segunda es más extensa y denota mayor confianza.
Aunque no ha trascendido la procedencia de estos documentos, Pardo Bazán bien podría haberlos guardado en su pazo de Meirás y, como ocurrió con muchos otros, perderse cuando la propiedad fue ocupada por los Franco.
