El director de orquesta Óliver Díaz (Oviedo, 1972) es el nuevo director artístico del Malta Summer Festival, un ambicioso proyecto impulsado por la Orquesta Filarmónica de Malta (Malta Philharmonic Orchestra). Díaz, que entre 2015 y 2019 fue director artístico del teatro de la Zarzuela, está ya en la isla mediterránea preparando su primera edición al frente del festival maltés, que se desarrollará entre el 13 y el 21 de este mes. Antes de poner rumbo a Malta, el director conversó con LA NUEVA ESPAÑA.

–¿Cómo acabó en Malta?

–En Malta aparecí con la Filarmónica, la orquesta maltesa por excelencia. Fui a hacer una grabación de la segunda sinfonía de Sibelius, en octubre, y la relación fue estupenda. Es de estas cosas que a veces se dan en la profesión: la relación con las orquestas suele ir bien, pero en algunos casos, unas pocas veces en la vida, se produce algo muy muy especial. Tan especial que acabamos de ensayar un sábado, que mira que siempre es una faena ensayar un sábado, pero ellos me decían que lo que querían era volver a empezar al día siguiente, aunque fuera domingo.

–¿Fue mutuo?

–Totalmente, por las dos partes. Yo quedé enamorado de su manera de trabajar, sus ganas, su frescura, su todo. Pese a que la dirección de orquesta se ve a veces como un poco arcaica, y algunos hasta se visten de frac (aunque yo no), esa visión es algo de lo que yo huyo. Creo que es una profesión que tenemos que normalizar y que el público entre de otra manera. Y en este sentido me pareció que la Sinfónica de Malta tenía una cosa muy fresca. Total, que la relación fue estupenda y ya entre medias, como la cosa iba muy bien, el gerente, que fue músico de la orquesta y también tiene una visión muy fresca, me llamó a mitad de semana y me dijo "mira, la orquesta está muy contenta y tenemos que hablar para una posible colaboración el año que viene". Yo le dije que encantado, que estaba disfrutando mucho. Así que unos meses después me llamó y me ofreció esta posibilidad de hacerme cargo de un festival de verano.

–¿Se lo pensó mucho?

–Bueno, yo llevaba dos años de freelance muy a gusto, después de salir del Teatro de la Zarzuela. La vida de freelance es muy cómoda porque uno viaja, hace sus conciertos, vuelve a su casa y ya está. Pero me parecía que era una responsabilidad diferente a la que había tenido en el Teatro de la Zarzuela, y dirigir un festival artístico con un buen presupuesto y con mucha ambición por parte de todos, bien entendida, me parecía interesante. Y yo, que me tiro fácil a la piscina, ahí me metí.

–¿Su labor se ceñirá a la dirección artística o llevará también la gestión del festival?

–Al final, la dirección artística exige también otro tipo de gestión. Yo tengo allí a un equipo trabajando, además un equipo muy profesional y que funciona muy bien, pero al final estás involucrado en todo. Todas las decisiones pasan por ti. Las económicas, las de comunicación... todas. De hecho, hace unas semanas tuve unos días libres y me fui para allá, para tener reuniones con todos los estamentos y todos los departamentos y ultimar las cosas antes de presentarlo a la prensa y demás. Y a pesar de que este año era un poco apurado porque eran pocos meses, decidimos tirara para adelante. Y la verdad es que no me arrepiento.

–¿Qué sabe del público de allí? ¿Qué le gusta a la gente?

–La idea del festival, no un eslogan porque es algo más, lo ponemos debajo del nombre, es "Reimagining Opera" ("Reimaginando la Ópera"). La frase no es mía, los creativos me preguntaban y mi idea iba en esa dirección, aunque al final fueron ellos los que lo desarrollaron, y creo que conecta con la idea del festival y con lo que quiere la gente. Malta es un sitio de veraneo, de turismo, paradisiaco. Es un sitio con mucho calor, pero al tiempo es fresco, nuevo en todo este sentido creativo. Tiene todo por hacer, con unas posibilidades enormes.

–Y sin prejuicios, ¿no?

–Claro, sin prejuicios. Entonces, esto que yo pensaba iba mucho con la línea de lo que ellos quieren para la orquesta. Cuando hablas de "Malta" y de "ópera" ofrece una idea conservadora, pero yo quería dar una imagen refrescante, incluso en la cartelería del festival. Y esa es la idea que planteamos, esa idea de cercanía.

–¿Es al aire libre?

–Sí. Se hace en el Fuerte de San Telmo, al lado del mar. Es un sitio precioso. Hemos trabajado mucho porque queríamos iluminar todos los conciertos con proyecciones. El escenario termina en una capilla y no se podía desaprovechar, es una maravilla.

–Hablaba antes de ambición, y es algo que se nota en el cartel de este primer año.

–Es que no es habitual contar con un buen presupuesto como el que tenemos allí. Eso nos permite llevar de invitada a la Orquesta Sinfónica de Navarra, contratar a Vittorio Grigolo que es uno de los grandes tenores del momento... en fin, te puedes permitir un gran cartel. Y la ilusión de todos es crecer.

–¿Se imagina tocando zarzuela allí?

–Pues no lo sé, no lo había pensado. Hombre, a lo mejor una zarzuela no, porque no sé hasta qué punto están habituados a ese tipo de repertorio, pero sí que me imagino haciendo una gala lírica con, al menos, una parte de música española. Eso sin duda.

–Habla de las ventajas de ser freelance, pero ¿no se echa de menos la cercanía y el día a día con un teatro?

–Sí... a ver, yo cuando salí del Teatro de la Zarzuela estaba muy cansado. Fueron años muy intensos, porque hay que pensar que dirigiendo un teatro estás con los conciertos y con los ensayos, y al descanso apagando fuegos. Y yo tenía una actividad paralela muy intensa, tremenda. De repente, dos años como freelance fueron maravillosos. Y ahora que ha pasado un tiempo surgió esta oportunidad, que además me permite seguir dirigiendo en otras épocas del año, y te apetece. Pero me apetecía sobre todo trabajar con alguien con quien veas que hay feeling, alguien con quien te apetezca trabajar.

–Esa época freelance le coincidió con la pandemia, ¿no tuvo vértigo?

–Si te digo la verdad, no lo noté mucho. Tengo muchos compañeros que lo han pasado muy mal, pero yo, afortunadamente, salvo los meses del confinamiento estricto, no paré de dirigir. Porque si bien es verdad que se me cancelaron todas las cosas que tenía en el extranjero, tampoco los artistas de fuera podían venir a España, así que acababas supliendo esos conciertos de fuera con sustituciones aquí.

–En esa época dirigió "Madama Butterfly" en la temporada de Oviedo, en aquel memorable "tour de force" de diciembre de 2020, cuando se alteraron dos títulos. ¿Cómo lo recuerda?

–Era un momento muy difícil. Nuestra ópera, "Madama Butterfly", era además la que se iba aplazando, hasta que se tuvo que solapar con "Fidelio", compaginando los dos títulos con una misma orquesta, Oviedo Filarmonía, que estuvo fantástica. Aquí se hizo un esfuerzo increíble, y el resultado fue excepcional. Al ir venciendo las dificultades y al ver que aquí seguía abierto mientras todo cerraba, la energía se multiplicó por mil. Ver a todo el equipo trabajando con aquella entrega, y a los elencos entregándose con aquella generosidad, fue algo muy muy bonito. El éxito que tuvimos fue muy emocionante, un recuerdo para toda la vida.

–La Ópera de Oviedo cumple 75 años, una trayectoria de la que no puede presumir casi ninguna otra en España. ¿Somos conscientes de lo que supone?

–Quizá no, porque creo que lo que tenemos en casa no lo miramos igual. Pero ya no son solo los 75 años de la ópera, que es tremendo, es que Javier Menéndez, que estuvo aquí quince años como director artístico antes de irse al Teatro de la Maestranza, se hizo una leyenda aquí, hizo un trabajo enorme y llevó la ópera a un nivel espectacular en todos los sentidos: en cuanto a títulos, en cuanto a producciones... en cuanto a todo. Fue algo sin precedentes. Y creo que Celestino Varela va en la misma línea, superando además un inicio difícil con la pandemia y continuando con esa herencia y con una línea fresca y moderna de un trato muy natural, muy normal. De lo que no hay duda es que la Ópera de Oviedo está haciendo un trabajo, desde hace muchos años .

–Entre algunas administraciones, sí que se echa en falta un mayor aprecio a ese trabajo. ¿Merece una mayor aportación económica por parte del Gobierno central?

–Creo que sí que económicamente es una temporada que merece más apoyo, por el prestigio que tiene, la programación, el trabajo que lleva haciendo desde hace varios años... Merece más apoyo sin duda.